Hace casi 4 años salió publicado en el conservador diario chileno «El Mercurio» un reportaje sobre las intenciones de Alberto Fujimori de presentar a su hija, Keiko Fujirori, a la presidencia del Perú si él no pudiera presentarse (los cables de Wikileaks confirman el plan global de la vuelta del fujimorismo), hace cuatro años afirmé, al final de un artículo, lo siguiente:
«Por suerte, no creo que los peruanos seamos tan idiotas como para aupar otra vez al fujimorismo a la casa de Pizarro, no creo que el APRA lo haga tan pero tan mal que vuelva a permitir que un Fujimori ocupe palacio, y no creo que la izquierda sea tan inocente de confiar otra vez en un Fujimori como el mal menor (bastante torpes hemos sido en las últimas elecciones -y bueno, las de los últimos 25 años más o menos-). Pero, por si las moscas, hay que estar atentos a las maquinarias publicitarias de un ex mandatario que siempre ha tenido buenos asesores en eso de manipular.»
Para pitonisa no valgo, eso lo tengo más que comprobado. Hoy veo las encuestas, de una arrolladora victoria de Ollanta Humala hemos pasado, primero, a una victoria holgada de la ex primera dama y, ahora, de un final de fotografía que favorece a la hija del criminal Fujimori.