El problema es que realmente no gustan las elecciones

Sentado en lo que llaman playa, escucho a unas señoras mayores hablar sobre política; interesante. Cierto consenso manifestado va por el lado de «todos son iguales» y «ninguno merece nuestro voto» -a esta declaración solemne siguieron muchos así es y pero ninguno-. Esa misma señora, eso sí, precisó:

«Pero hay que votar, si no votas, otros votan y sale el que no te gusta, ese es el problema».

Remarcó que era un problema que saliera un incompetente o alguien que no te gusta… el resto del grupo de señoras, mientras usaban los aparatos de ejercicio al aire libre, le dieron la razón… poco a poco decayó el tema, el volumen de la voz de ellas y mi interés por su conversación.

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¿Sin culturas democráticas?

«Pero desde su propia génesis resulta ilegítimo democráticamente hablando. No nos sirve.»
Víctor Alonso Rocafort en El Diario.

Les recomiendo la lectura del artículo de Rocafort, «Expertos, objetividad y odio a la democracia», publicado ayer. Sin querer descontextualizar la frase citada, creo que se equivoca en plantear esas «comisiones» como parte del problema. En realidad la cuestión no está tanto en quién o cómo se hace un borrador, sino en lo que se hace luego con él. Bien señala Rocafort a lo largo del texto enlazado varias de las cuestiones, el discurso que envuelve dichos proyectos, la falta de debate posterior (ahí hay que incidir) y, por supuesto, ese «odio a la democracia» que se ve en la propia estructura de toma de decisiones y en cómo las mismas se venden. El problema, en el fondo y como ya señala el autor, es que vivimos en una democracia formal donde el acto de votar agota la vida pública… acto que luego no sirve para nada (como vieron los griegos o italianos recientemente).

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¿A cuántos representan?

La presente entrada le sigue dando vueltas al tema de qué representatividad real tienen los que «nos representan» en distintas democracias. El ensayo «La ley del número», de Ricardo Mella, es una de las obras imprescindibles para entender una de las críticas fundamentales a los sistemas de representación, y cómo por más que nos esforcemos los «representantes» salidos de las urnas no han sido electos por la mayoría de los habitantes de un país, siquiera por la mayoría de los ciudadanos. Habermas, si no mal recuerdo, afirmó que las normas para que fueran justas debían ser establecidas o decididas por las personas a quienes les iban a afectar, algo que, además de las dificultades que plantea, nos llevaría a pensar que ninguna «democracia» cumple con ese requisito, las leyes se aplican a multitud de personas que no tienen ningún derecho a votar por sus representantes (por edad, nacionalidad, etc.), los cuales hacen las leyes a espaldas de los representados (vamos, no pocas veces tienen el descaro de afirmar que «si digo lo que pienso hacer no me votan»).

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14 de abril: Recordando la II República española

Un pequeño texto en De Igual a Igual para recordar la II República española: «La república como camino a la democracia». De paso les recomiendo: «La mujer: De la igualdad republicana a la sumisión franquista» (por Marta Casado Pérez, Alexandra Nieto Conde, Raquel Torres Giralda y por mí) y, relacionado, las siguientes entradas de esta bitácora: «Memoria sobre las Culturas republicanas en España» (I y II, que se refiere al tiempo pre-II república) y «30 años de Monarquía. Ya son demasiados» (entrada del 2005) y «¡Viva la República! (ucronía hecha documental)» (resumen de un curioso falso documental emitido en La Sexta).

La «democracia» de quienes tienen el dinero

El otro día (y no encuentro la cita exacta) Rajoy, hablando de economía, Grecia y demás, y antes de su reunión con el presidente del gobierno, instó al ejecutivo a hacer las medidas exigidas desde las instituciones internacionales como el FMI y similares, vamos, que hiciera en España lo que se está haciendo en Grecia, porque (y ahí está la clave de sus declaraciones) «si no tomas las decisiones otros las toman por ti» (no es textual, pero casi), y claro, continuaba, es más doloroso que otros te la apliquen a hacerlo uno mismo.

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¿Qué pasa en Afganistán?

Elecciones amañanadas en que gobiernos cómplices deciden usar las mismas para derrocar al antiguo amigo… Y más, eso es lo que pasa en Afganistán. Un pequeño artículo para De Igual a Igual: «¿Qué pasa en Afganistán?». Espero que les guste. (A todo esto, es una suerte que el toda la producción fotográfica del gobierno estadounidense -de sus fuerzas armadas- estén en dominio público, y asusta en cierta medida que consideren una imagen de propaganda positiva y buen servicio una genial foto de un francotirador en media ciudad.)

Israel: El parlamento contra la Democracia representativa

Saben que mi postura genérica con respecto a los partidos es permitir la participación más amplia posible. Ya que estamos en un medio de representación, lo lógico es permitir que las distintas posturas, por más desagradables que nos parezcan, puedan ser elegibles por los ciudadanos, y lo que acá se deben mantener son las formas, y no los contenidos. Así pues, los partidos contrarios al statu quo por definición tienen o deben tener cabida dentro del Estado que se considere a sí mismo democrático, para no pervertir su propio Derecho y Democracia representativa por medio de una legalidad torticera que impide que exista representación alguna o la truca, por tanto, el sistema pierde la legitimidad que le da su propia definición.

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Nueva consigna en la derecha mediática

Odia a Mariano. Es la nueva consigna de la derecha mediática, que ahora descubre la falta de democracia interna en el Partido Popular. No lo termino de entender, me refiero a su doble rasero o a su falta de conocimiento, ya que aplaudían a Mariano Rajoy por ser el sucesor designado a dedo por el entonces presidente del gobierno, José María Aznar. Esto es, la elección de Rajoy fue cualquier cosa menos democrática, todos recordamos cómo se realizaron cambios estatutarios para impedir, de hecho, la presentación de candidaturas paralelas o de estructuras de base que se enfrentaran a la cabeza del partido. Y el apoyo a Rajoy fue bastante… mmm… claro. Sí, la radio que ahora más le ataca ya le insultaba bastante, pero desde ahí se afirma que «se callaron mucho» para favorecer a Rajoy (con lo que dejan el deber de informar por el suelo, pero ese cuento ya nos lo sabemos).

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