Aunque con retraso (estaba pensada para hace dos semanas, así que ha sido un poco actualizada) Igualito discute con Kevin por la llamada Ley Pulpín; aunque creo que deberíamos haber apuntado más a las mentiras de Humala.
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Con votos y sin confianza (real)
Una pequeña nota de prensa, por lo visto, fue todo lo que necesitó el PPC para cambiar el sentido del voto. Ya saben, no hay como decir «verde» para que dicho color sea verídico y palpable. Así que, con esa advertencia cromática, ya podemos dar por hecho, al menos en principio, que la primera dama, Nadine Heredia, no influirá nadita en este gobierno de gabinete con confianza recién ganada. Por los pelos. Ollanta Humala respira tranquilo.
Sin confianza
Lo que normalmente es un trámite se ha convertido en una nueva crisis del gobierno de Ollanta Humala. Ni en primera ni en segunda votación el nuevo gabinete consiguió el voto de confianza por parte del Congreso. Mientras el presidente de la república juega la carta «díganme amén a todo para que el país avance» -típica salida tangencial- los ministros han obrado como se espera en un caso así, poniendo el cargo a disposición del Jefe del Estado.
El Comercio manipula declaraciones de Humala
Libertad de expresión y libertad de información son dos derechos íntimamente ligados, pero no son lo mismo. Libertad de prensa y libertad de empresa, en los sistemas capitalistas, ha comenzado a confundirse de forma incorrecta: el que una empresa haga lo que le dé la gana con un medio de comunicación no tiene por qué ser bueno, por ejemplo, puede conducir a impedir que salga determinada información a la luz pública -lo cual vulneraría el derecho a estar informado por parte de los ciudadanos, que es la contraparte del derecho informar que tienen los profesionales de la prensa- o censurar a sus «opinadores» contratados -contra la libertad de expresión-.
Costes, pensiones, AFP y otros
El Gobierno de las Redes Sociales. Alguien apodó, con tino, de esta forma al actual ejecutivo del Estado peruano (más o menos). Normal, solo se toma en cuenta los gritos en esas mal llamadas «redes sociales», que por lo visto el barullo digital es más efectivo que tomar una carretera (no es tanto el dónde se hace la protesta, sino quiénes la protagonizan). El último caso es el de las retenciones obligatorias en favor de las AFP dentro de los recibos emitidos por los trabajadores independientes (autónomos, monocontribuyentes…), ese 13% que fue, se suspendió, e irá a las AFP (se dividirá entre la comisión y lo que iba al fondo de pensiones). Para situarnos, les recomiendo leer las notas al respecto de Sifuentes en La República (la seria y la selección de tuiteos, total, si son lo que valen) y el editorial de El Comercio sobre el tema.
Sobre el 27J y los medios
Hay algo internacional: La información totalmente centrada en la violencia por parte de quienes están en contra de dicha protesta. Y si se puede, se acusa de terrorismo y santas pascuas. Algo así está pasando con el «27J» en Perú, que también será un «28J» (no hay mejor forma de celebrar la independencia que reclamando derechos y en contra de los abusos del poder).
Ni es de izquierda ni quiere serlo
Desde el momento en que se inició la segunda vuelta de las últimas presidenciales, el humalismo se despojó de toda su izquierda en esa hoja de ruta pactada con la derecha para derrotar al fujimorismo (aunque tuvo reflejo posterior, esa sangría de los congresistas más reconocidos a la izquierda y la expulsión, hace ya un tiempo, de todos los izquierdistas de sus ministerios), pero, no nos engañemos, Humala nunca fue de izquierdas ni quiere serlo. Gana Perú se presentó con un programa de amplio espectro, que traía consigo un apoyo claro a un tipo de capitalismo más o menos estatista, plan que nunca cumplió por esa ruta que, al final, ha sido más de lo que ya teníamos.
JNE cancela inscripción de 12 partidos políticos
Como ya pasó hace unos años: Una mala ley produce unos malos resultados. O como lo anuncia el propio Jurado Nacional de Elecciones: «ROP cancela inscripción de 12 partidos políticos» por no superar la barrera electoral en las generales del 2011 o no haber participado, estos partidos son: Despertar Nacional, Adelante, Fuerza Nacional, Justicia, Tecnología, Ecología (Juste), Descentralista Fuerza Social (en partido de Susana Villarán, alcaldesa de Lima), Cambio Radical (de José Barba Caballero, que intentó lanzar a Kouri), Agrupación Independiente Si Cumple, el Frente Popular Agrícola FIA del Perú (Frepap), Nueva Mayoría, Participación Popular, Renovación Nacional y Movimiento Nueva Izquierda. Muchos de estos paridos sin representación en el Congreso sí tienen autoridades locales o vida partidaria. Y aunque no tuvieran autoridades
Humala pasa revista a alcaldes
¿Cómo puede exigir diálogo si se niega a entrevistarse con la otra parte? Ollanta Humala realizó una suerte de «pase de revista» ante una serie de alcaldes de Cajamarca para remarcar que quien está solo es el presidente regional, Gregorio Santos, está muy solo en el tema de Conga. Esta representanción donde el presidente de la república se salta un nivel administrativo al tener problemas con el mismo (¿qué hace reuniéndose con alcaldes pero negándose a recibir al presidente regional?, no digo que esté mal, digo que se equivoca) ha sido presentado en algunos medios limeños como mañosamente quiere el Palacio de Gobierno y la minera (¿curioso? no, para nada), así Perú 21 se descuelga con el siguiente titular: «Alcaldes de Cajamarca dejan solo a Santos». En El Comercio, algo más comedidos, prefirieron destacar las pacíficas palabras de Ollanta (que nada tienen que ver con lo que ahí ocurre): «Ollanta Humala a alcaldes de Cajamarca: «Tenemos que trabajar para generar confianza»».
Claro que no es de izquierdas
«En realidad, esa división entre izquierda y derecha es algo del pasado. Terminó con la caída del muro de Berlín.» Ollanta Humala
Humala, el presidente de Perú, no se reconoce como alguien de izquierda. Más aun, según él, existe una categoría que se define por sí sola («nacionalista») y que la distinción entre izquierdas y derechas no tiene sentido tras la caída del muro de Berlín (ni un día antes, ni un día después). Nunca entenderé por qué la izquierda lo tomó como el caudillo con el que se podía llegar al poder. ¿Y ya ven los resultados? La izquierda no gobierna, se le desconoce, gobiernan los mismos que antes, el discurso transformador (o al menos así se presentaba) se ha vuelto en «mantenedor» del statu quo. Aun no entiendo cómo Diez Canseco y otros congresistas se resisten tanto en abandonar la bancada oficialista.
El gobierno no quiere eliminar los CAS
Hace unas semanas una comisión del Congreso nos dio una alegría parcial e inicial: «Comisión de Trabajo del Congreso aprobó modificaciones a las leyes de Promoción Agraria y derogatoria del Decreto Legislativo 1057 sobre el Contrato de Administración de Servicios (CAS)». El nuevo Ministro Trabajo y Promoción del Empleo, José Villena Petrosino y Luis Miguel Castilla Rubio, Ministro de Economía y Finanzas, ha apuntado en la misma dirección: El gobierno rechaza el dictamen de la comisión de Trabajo del Congreso (lo que uno y otro dijeron, según las correspondientes noticias).
¿Y el plano laboral en el gobierno de Ollanta cómo quedará?
Mientras la aprobación de Ollanta Humala cae según El Comercio (impresionante, y todo esto antes de asumir el gobierno), todo por el tema del hermanísimo, y medios como El Comercio siguen fijando su atención básicamente en quién será o el próximo Primer Ministro o, lo que parece más importante, el próximo Ministro de Economía, a mí me sigue preocupando quién puede llevar la cartera de trabajo (y otras como Educación). Cada día que avanza la transferencia, que salen posibles nuevos ministros, que se ven los lineamientos del próximo gobierno, parece, y digo parece, que es un todo cambia para que nada cambie. Que los actores del renovado gabinete ministerial que acompañan a Ollanta sean los mismos que hemos visto los últimos 10 años no es precisamente una buena señal, sobre todo en temas sensibles como la economía, educación o el tema laboral.
Conflictos, promesas y Humala
La verdad es que me hubiese encantado ver a periódicos como El Comercio comportarse con Alan García (sobre todo en los primeros años de su gestión, cuando fue «incriticable») como lo están haciendo con Ollanta Humala, como ese artículo sobre el precio del gas (¿primera promesa incumplida a la vista?), por ejemplo, en el caso de García se pudo poner uno sobre lo que decía de los TLC en la campaña electoral (o cuando era oposición) y el cambio radical de opinión cuando, en los primeros días de su gobierno, dijo que nada, que los TLC eran perfectos y que él no había prometido ni revisarlos ni nada (claro que el APRA se sumó en esa maratón para aprobar el TLC con EUA, ya sabes, di una cosa y haz otra, sobre todo porque se ratificó por el Congreso ya después de la elección del APRA pero antes del cambio de gobierno)… Eso es lo que tiene que hacer la prensa, eso y mucho más. No comportarse de manera servil con el poder político, como viene haciendo hasta ahora y como estaba haciendo ya con Fujimori como candidata presidencial.
Humala: Una elección por el «mal menor»
¿En diez años nos vamos a arrepentir? Puede, pero no queda otra
Hugo Neira plantea que si elegimos a Ollanta Humala en 10 años nos vamos a «arrepentir», como pasó con la elección de Fujimori frente a Vargas Llosa en 1990. Fujimori salió rana, como también pasó con Alan García (tanto su primer gobierno como este segundo) y antes con Alejandro Toledo. No es que hayamos tenido mucho tino en los últimos cientos de años con nuestros gobernantes, sean «electos» o «autoproclamados». Ollanta Humala no es mi opción preferida, es, posiblemente, uno de los últimos candidatos por los que hubiese votado, pero como todo lo relativo, si el penúltimo (tampoco lo es) se enfrenta con la última, la decisión favorece al «menos malo», sin eliminar la idea de que es «malo».
¿Por qué es «antidemocrático» cambiar la constitución?
Las democracias formales (como cualquier democracia burguesa) no dejan de ser, básicamente, democracias de procedimiento, y si son Estados de Derecho más aun. De repente la constitución peruana se ha vuelto sagrada. Uno de los partidos que llegan a segunda vuelta tienen, como promesa electoral, un cambio constitucional profundo (pero muy mal determinado por el plan de gobierno), el otro de los partidos, básicamente, fue quien aprobó el actual texto constitucional en el 93 tras un autogolpe.