Siria: Sin el CSNU, no; con el CSNU, imposible

(Tira de hace dos años para graficar una nota sobre Libia.)

Una de las razones de la ONU –de su creación– fue la de poner límite al uso de la fuerza entre los Estados. Evitar, en otras palabras, una tercera guerra mundial. Antes la Sociedad de Naciones –impulsada por Estados Unidos, que luego no participó– nació con similar propósito y la II GM demostró que la tarea, de partida, era difícil. Así, la Carta de las Naciones Unidas limita, y mucho, el posible uso de la fuerza; no lo excluye, crea una suerte de órgano policial encargado de que los delitos contra la humanidad, los grandes crímenes, puedan ser combatidos, y para ayudar a los Estados que se ven atacados a defenderse. Así se inventan el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU en adelante).

Pues bien, los países que ganaron la II Guerra Mundial no estaban dispuestos a perder ni una pizca de su poder, y el poder se demuestra mediante la guerra –más en su concepción del mundo–, así que decidieron –para guardar los trastos– que serían ellos los que controlarían el Consejo de Seguridad.

Siga leyendo…

El soldado oruga

«Vista de oruga». Sentía el calor de la sangre escapándose de su cuerpo, el estruendo exterior casi no le dejaba escuchar sus ya débiles pensamientos. Ya casi ni parpadeaba. El sudor se mezclaba con el olor del barro, polvo, vómito, orina y excremento que inundaban el ambiente, al lado de la omnipresente sangre. Sangre formando lodo. Su propia sangre como cama de último reposo para él, como para tantos otros.

La batalla continuaba, él lo sabía, llevaba un rato en el suelo, esperando su final, recibiendo pisotones de soldados a pie y de caballos, no siempre con jinete. Vista de oruga, pero mal encuadre, todo estaba de lado. Solo podía ver por el ojo derecho, el izquierdo… ¿aún tendría el ojo izquierdo? No podía ver mucho, polvo y movimiento. Él intentaba recordar qué había pasado, cómo había llegado a besar el terroso suelo, y por qué carajo solo podía pensar en que lo que veía era un puñetero plano oruga… y cómo sabía que era eso. Antes del último suspiro tenía que recordar.

Siga leyendo…

La derecha se baja de FS

Fuerza Social se presentaba como socialdemócrata e izquierda liberal (¡menudo oxímoron!), esa suerte de «centro izquierda» que tira al «centro», como la cabra al monte. Ni sus colores eran los carmesís, ni querían que lo fueran: eran una alianza variada con el partido de la lideresa en el centro de la descentralización. La derecha, tan abundante y llena de caras como está, nunca terminó de abrirle los brazos, más bien ninguneó a FS (por otro lado, normal teniendo en cuenta los resultados electorales previos). A la izquierda encontró algunos amigos -tampoco vamos a exagerar en su cuantía o capacidad movilizadora de voto- y por esos lances del destino la alianza y el partido consiguió colocar a una persona al frente de la Alcaldía de Lima, ni más ni menos, venciendo a la candidata de UN (que, al igual que la de FS, previamente había sido candidata presidencial). Ni bien la reina verde era coronada, le salieron revocadores hasta debajo de las piedras. No pudieron con ella -Susana Villarán recibió apoyo de sectores que no habían votado por ella, el enemigo del enemigo es tu amigo-, pero con sus «rojos aliados» sí, (casi) todos cayeron. Pero toda esta historia ustedes ya la conocen. Mientras tanto, el JNE canceló la inscripción de FS por sus resultados electorales a nivel nacional (junto con otras once formaciones).

Siga leyendo…

Proyectos, proyectos…

¿Los congresistas no tienen correctores de estilo? Mejor dicho: ¿por qué no tienen correctores de estilo? Es que hay proyectos llenísimos de faltas ortográficas… y no solo eso. ¿Cómo es posible que una pregunta tenga termine con signo de cierre y seguida de un punto? ¡Punto! En fin. Saben (y si no lo sabían, ahora ya lo saben) que uno de mis «placeres culposos» es revisar los proyectos de ley que hay en el Congreso, se encuentran verdaderas perlitas. Normalmente busco algún tema concreto (por ejemplo, las reformas penales propuestas), otras veces solo miroteo… en parte para ver qué hacen nuestros congresistas (también le pego vistazos a los diarios de sesiones; pero esto menos y solo por temas concretos).

Siga leyendo…

El peñón del circo

Iba a poner de título, en un alarde de creatividad desmesurada, «El peñón de la discordia»… pero lo que hay con Gibraltar no es discordia como tal (que sí), sino mucho, pero que mucho circo. Y parece que siempre es en verano o cuando faltan otros temas para servir los periódicos y tertulias de radio (sí, «servir»). Y pico el palito y me meto en este follón absurdo.

La verdad es que el tema es jurídicamente simpático, políticamente entretenido (en el plano diplomático) y lleno de comentarios totalmente fuera de lugar (esos contertulios, ¡qué haríamos sin ellos!), con una mezcla de lo público, lo privado y lo fiscal que resulta hasta tierna. Todo ello sazonado de mucho pero que mucho patriotismo (por parte de todos), y demagogia barata (y cara).

Siga leyendo…

Berrinche: El trabajador oferta Trabajo, no lo demanda

Esto es un «berrinche» en el sentido más estricto; y una maldición entre dientes a quien lo escribió y al que lo editó. En uno de esos horrorosos libros de texto que usan ahora los chicos me encuentro -dando apoyo de cara a la recuperación de septiembre- la definición imposible: El empresario oferta Trabajo y los trabajadores lo demandan. Lo hacen para mantener el mismo «estilo» que en el mercado de bienes y servicios: el empresario oferta y el consumidor demanda. Pero justamente se estudia por separado los mercados de trabajo por sus peculiaridades, y la principal es que el empresario es el que demanda el trabajo y las personas quienes constituyen la oferta -los neoclásicos tienen claro ese punto, no es un tema de clásicos frente a noclásicos-; sin tener claro ese «detalle» todo lo demás carece de sentido, todas las peculiaridades y toda la estructura, así como lo segundo más importante: Es un mercado derivado. Si la estructura fuera como dice ese «libro», en un contexto como el actual (exceso de demanda -la de los trabajadores, por el desempleo- y escasa oferta -la de los empresarios-), el precio del trabajo (salario) subiría, no bajaría (la receta liberal, sea dicho). Quien tiene el trabajo (la fuerza de trabajo) es la persona, no la empresa, el empresario necesita convertir la fuerza de trabajo en bienes y servicios, para ello tiene la organización, el capital y consume la materia prima necesaria. Edito: Estos casos me causan problemas; lo que el alumno quiere es aprobar, si el profesor es de los que se apegan a los manuales, tiene que repetir los mismos aunque la información no sea del todo «correcta», así que uno debe ayudarle a que sea capaz de hacer eso, entendiendo lo que pone… ¡pero es que lo que pone está mal! ¿Qué hago en esos casos? Hasta ahora voy por lo «fácil», repito lo que pone el libro, le digo que está mal, le explico por qué y puntualizo: «en el examen pon lo que dice el libro, y si te atreves, agrega lo que te estoy explicando yo».

Reforma laboral en una ley ómnibus con «nombre» positivo

Me encantaría conocer al que se encarga de poner los nombres a las leyes en España. Sé que no hay «una persona» con dicha ocupación, pero hay veces que merece un premio por saber ocultar todo en un nombre casi positivo. Eso pasa con el Real Decreto-ley 11/2013, de 2 de agosto, para la protección de los trabajadores a tiempo parcial y otras medidas urgentes en el orden económico y social (PDF, otros formatos). Por favor, vuelvan a leer el nombre. Los operadores jurídicos tendemos a llevarnos mal con las leyes ómnibus, esas que tocan mil y un temas, a veces con mucha profundidad, a veces por encima, pero que no hay un hilo conductor claro, sino un remiendo de inconexos temas que los han metido todos dentro de la misma norma para ahorrar procesos y procedimientos (algunas sí tienen un tema transversal claro, otras, como este, son «económicos y sociales», o sea, todo).

Siga leyendo…

Sobre el 27J y los medios

Hay algo internacional: La información totalmente centrada en la violencia por parte de quienes están en contra de dicha protesta. Y si se puede, se acusa de terrorismo y santas pascuas. Algo así está pasando con el «27J» en Perú, que también será un «28J» (no hay mejor forma de celebrar la independencia que reclamando derechos y en contra de los abusos del poder).

Siga leyendo…

De «repartijas» y sistemas

Hace no mucho se mencionaba como causa de la no-existencia de «indignados» en Perú que los mismos habían ganado las elecciones en 2011. Puede que en parte fuera cierto. Puede, también en parte, que esos motivos de «indignación» (caída estrepitosa de la confianza en las instituciones públicas) en nuestro país no se dieron en un corto plazo, más bien vienen produciéndose desde hace más de treinta años. Más aún, gobiernos enteros han insistido en desprestigiar sus propias instituciones. ¿Cómo puede nadie indignarse con la falta de representatividad del Congreso de la República si nadie cree que represente algo? Los congresistas en Perú siempre han tenido una valoración bajísima. La corrupción nos ha acompañado tantos años que hay muchos que cínicamente la apoyan («roba, pero hace obra»).

Siga leyendo…

La izquierda que necesita…

¿Se enteraron que el otro día tuvimos una «Jornada de lucha» en todo el Perú? Sí, seguro que sí. Muchos de ustedes -la grandísima mayoría- se enteró tarde y solo por los «inconvenientes» («caos» según ciertos medios). Ando lejos, ustedes lo saben, así que de las cosas me entero por pura fuente indirecta; es increíble -no, increíble no es el adjetivo correcto, justo lo contrario- cómo los principales medios dedicaron páginas y bits para enseñarnos el «desorden» pero no contar nada, esto es, no decir por qué y para qué se salía a la calle, que era lo importante. Todo lo demás es anécdota -exagero-.

Siga leyendo…

Wert y el clasismo

Posiblemente ningún ministerio esté dejando más claro el conservadurismo y clasismo del gobierno como el de Educación. Ni Empleo (Báñez), ni Justicia (Ruiz-Gallardón), ni Sanidad (Mato), ni Interior (Fernández), ni Economía (Guindos), ni Hacienda (Montoro) están a la altura del clasismo que está demostrando el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert Ortega. Y miren que se empeñan, las reformas laborales de Báñez, las de Ruiz-Gallardón, los estropicios de Mato (contando, por supuesto, el pasar olímpicamente de temas como el aborto y decir que eso es de Justicia), los ajustes del dúo dinámico De Guindos-Montoro o el conservadurismo filofascista de Fernández con respecto a, bueno, todo, desde la homosexualidad hasta las manifestaciones en la calle. Se empeñan en conseguirlo, pero Wert abre la boca y se lía parda.

Siga leyendo…

Sobre la posición de Ollanta Humala en el espectro

Ni es ni quiere serlo. Estos días volvió el debate con fuerza: ¿es Humala un izquierdista? (véase por ejemplo las columnas de Sifuentes y Tanaka). Pues no, no lo es. Él viene diciéndolo desde hace tiempo, e insistiendo en esa idea. Hacerse aliado electoral de algunos que sí lo son no le volvieron más que eso, un aliado (nada, acá no vale tanto el «dime con quién andas y te diré quién eres», sobre todo cuando las compañías son variadas, dispersas y fugaces). Ahora sus principales aliados son otros, y están todos a la derecha del espectro político (a los antiguos amigos ni el pan).

Siga leyendo…

Firme aquí, por favor (o eres el demonio)

Me encanta ver cómo se «pontifica» la proposición no de ley que firman el PP y el PSOE. No solo eso, se ataca directamente a los partidos que no han querido firmarla. ¿Por qué no se unen al pacto? ¡Es por intereses electorales! Chillan desde el PP y el PSOE (y sus acólitos tertulianos). Es por señalar y atacar al bipartidismo, no por convencimiento… Vamos a dejar claro dos cosas: No se invita a nadie a la redacción del texto (así que no es un pacto o acuerdo, es un documento de adhesión para el resto); el día de la presentación-firma pública no se llegó a invitar a todos los grupos y, al ver que solo una formación aceptaba asistir, lo cancelaron sin más, dejando colgado a la única formación que estaba bien dispuesta (una falta de respeto gorda). En fin, parece que más importante es la foto del pacto que el contenido (se nos ha comunicado cuatro cosas con las que, por cierto, yo no firmaría); parece que se usa para acusar a ciertos grupos de no pactar por sentimientos mezquinos (sin tomar en cuenta ni su ideología ni el proceso del no-pacto). Personalmente dudo de la utilidad de este tipo de pactos, más cuando lo importante es la foto.