Es alucinante. Simplemente alucinante. Lo primero, se sigue creyendo que las meras prohibiciones arreglarán unos partidos políticos que no saben cómo organizarse, que no tienen una verdadera base ideológica –al menos no distinta entre sí, no en elementos claves–. Lo segundo, seguimos sin entender que los congresistas representan directamente al pueblo, no son meras correas de transmisión de lo que el partido diga. Como extra: parece que hay políticos que no se enteran de qué es y para qué sirve el Tribunal Constitucional. Personalmente no me gustan muchas de sus decisiones, pero nunca se me ocurriría decir que el Constitucional no puede controlar el Reglamento del Congreso, ¡si su trabajo es mantener la Constitución!
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El abuso del recurso al constitucional
Ayer Ciudadanos (C’s) y el Partido Popular (PP) hicieron un teatrillo al presentar, de manera conjunta, un recurso contra una norma ya recurrida por el gobierno de España; más aún, por una norma parcialmente suspendida por el Tribunal Constitucional. Estamos en un proceso de «abuso» de los recursos al Tribunal Constitucional por parte del gobierno estatal, buscando de esta manera entorpecer absolutamente «la amenaza independentista» (o el «proces»). Ahora todo está en el tejado del procedimiento de aprobación en lectura única de proyectos o proposiciones. Y están haciendo un drama exagerado (todos).
Doctrina Parot y desinformación
Hace unos meses, antes de la sentencia del TEDH, comenté que esperaba un fallo contra la doctrina Parot. Finalmente fue así, el gobierno lo recurrió y hace nada el TEDH ratificó su sentencia previa: adiós doctrina Parot. Sobre lo que es la interpretación jurisprudencial sobre el cálculo de la redención de pena que permitía aplicar las dificultades actuales a condenas pasadas -la llamada doctrina Parot- ya dije lo que tenía que decir en el artículo anterior (enlazado), sobre los efectos concretos de esta sentencia les recomiendo: «¿Quo vadis, Doctrina Parot?». Quiero fijarme en el amarillismo y alarmismo por algunos usado, y en la clara desinformación.
De «repartijas» y sistemas
Hace no mucho se mencionaba como causa de la no-existencia de «indignados» en Perú que los mismos habían ganado las elecciones en 2011. Puede que en parte fuera cierto. Puede, también en parte, que esos motivos de «indignación» (caída estrepitosa de la confianza en las instituciones públicas) en nuestro país no se dieron en un corto plazo, más bien vienen produciéndose desde hace más de treinta años. Más aún, gobiernos enteros han insistido en desprestigiar sus propias instituciones. ¿Cómo puede nadie indignarse con la falta de representatividad del Congreso de la República si nadie cree que represente algo? Los congresistas en Perú siempre han tenido una valoración bajísima. La corrupción nos ha acompañado tantos años que hay muchos que cínicamente la apoyan («roba, pero hace obra»).
Espero que el TEDH falle contra la doctrina Parot
Inés del Río Prada apeló la aplicación de la doctrina Parot en todos los estamentos nacionales y, cuando sus intentos fracasaron, fue al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) con sede en Estrasburgo (que no guarda relación alguna con la UE). Como siempre, cuando ETA o sus miembros o ex miembros están en la picota, los argumentos parecen irreconciliables. Como otras veces, los tertulianos hablan sin tener demasiada idea. En la tertulia matinal de Radio Nacional andaban defendiendo que el Tribunal Supremo hace una interpretación jurídica (dejando caer que Tribunal Constitucional y el TEDH no lo hacen) y, sobre todo, que no estamos ante la interpretación de una ley, sino de un beneficio penitenciario… Esto… ¿de dónde creen que salen las regulaciones penitenciarias? ¿El tema de los beneficios? Hay que tener en cuenta que todos los tribunales, aunque no sean parte del Poder Judicial como tal, realizan una interpretación legal. Y que si existe tanto el Constitucional como el TEDH es, entre otras cosas, porque tribunales como el Supremo también meten la pata.
Rajoy y el respeto por las reglas
Una de las cosas curiosas de la TDT es que te retransmiten en vivo y en directo algunos discursos enteros de políticos, que de otra forma solo verías en un resumen de 10 segundos en algún noticiario (es lo que tienen las horas muertas que con algo hay que llenar). Rajoy se puso a hablar de la legitimidad del TC para decidir sobre las leyes (algo que comparto), del necesario respeto a las reglas del juego (algo que es de suyo) para luego saltar que no se pueden cambiar ahora a los miembros del TC porque sería cambiar las reglas del juego. ¡No señor! Sería cumplir las reglas del juego, que el PP ha decidido bloquear (y está en su derecho, nadie le puede obligar a llegar a acuerdos), que no vengan a mentir y manipular diciendo que el cambio de los magistrados (la renovación del TC) sería deslegitimador y contrario a esas reglas, porque las reglas, desde la propia Constitución (art. 159.3), dicen que los miembros del tribunal tienen el cargo por nueve años (y ya los hay con 12), que no pueden repetir en el cargo de forma consecutiva (art. 16.4 de la LOTC), viven en funciones incumpliéndose una de las causas de cese (art. 23.1 Segundo de la LOTC) y hace tiempo que se debió producir una renovación (según el art. 17 de la LOTC) que no se ha producido. ¡Esas son las reglas! La renovación es necesaria, según las reglas. Hace más de 3 años que las mayorías en el TC tendrían que ser distintas, pero al PP no le da la gana de que se renueve el alto tribunal, porque perderían una mayoría heredada de cuando su poder era absoluto. Que haya un proceso en curso no es causa de no renovación, sino jamás se renovaría.
¿»Poner freno» al TC?
En el fondo lo que quieren es carta blanca. «Piden que se ponga freno al TC en materia económica» titula Perú21. La cuestión, como tantas otras veces, se plantea como un «límite» a un organismo fiscalizador cuyas resoluciones no gustan sobre un tema concreto, en este, las «vinculadas a aspectos del manejo económico», esto es, cuando hay dinero de por medio, limitar la labor del máximo intérprete de la constitución en el país, norma suprema del ordenamiento jurídico cuya garantía, a la postre, es la del Estado de Derecho en sí mismo.
Entre descubrir la pólvora y hacer demagogia con fuego
Publicado originalmente en De Igual a Igual
¿Ignorancia o malicia? Hoy me ha sorprendido tristemente la tertulia de «Herrera en la Onda» o algo así, programa matinal en Onda Cero conducido por uno de los periodistas radiofónicos más reconocidos: Carlos Herrera. Entre otros muchos temas que debatieron (programa donde sí cabe cierta discrepancia), salió a la palestra la politización y lentitud del Tribunal Constitucional, y por cómo retrataron al ente no sé si la ignorancia estaba presente o la demagogia llena de mentiras hacía acto de presencia.