La noticia ya es vieja, pero por acá no había puesto nada… ni por acá ni por ninguna parte. Alberto Kenya Fujimori Inomoto falleció el 11 de septiembre de este año, con 86 años de edad. Me cuesta un poco llamarle dictador (y me es imposible pensar en él como un demócrata, por supuesto), aunque sé que lo he hecho en más de una ocasión. Lo que tengo claro es que fue un criminal. No me alegra su muerte (¿por qué lo haría?, sí, era un político en activo, pero su herencia ha seguido haciendo daño político desde que él mismo huyó del país), aunque me enfada lo que ha sido su entierro y todos los honores que le están dando, no me quito de la cabeza todos sus crímenes, tanto los que le condenaron en firme como los que no, y, sobre todo, todos los crímenes por los que no fue juzgado.
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Cuando desde Lima no se entiende nada
Excurso: cuando comencé a escribir esta entrada sucedió la renuncia de uno de los miembros del JNE, iba a incluir un comentario sobre eso pero, cosas de la vida, se destapó todo el tema de los «Vladiaudios»; dejé de lado la entrada y me puse con eso, que era más urgente (mucho más). Escribí sobre el tema en D=a= (les invito a leer dicha publicación). Ahora han ocurrido algunas cosas extras que incluyo en lo que era la arquitectura de esta entrada. Fin del excurso.
El título es innecesariamente sangrante, pues es una generalización algo absurda y, creo, la gente que más mueve el «fantasma» del fraude electoral desde un «análisis estadístico» (como Flores), entiende perfectamente lo que ha pasado, solo que no lo quiere reconocer. Pero ese titular me vino a la cabeza tras ver los últimos análisis de FJ sobre las elecciones, donde muestra la diferencia entre el voto urbano y el rural y el rural y urbano de Lima con respecto al resto del país. Es difícil, entiendo, comprender que una opción mayoritaria en tus entornos haya perdido. Aunque fuera por la mínima en el recuento final.
Siga leyendo…Los medios están en campaña
Los medios de comunicación están en campaña. Bueno, siempre lo están, pero este año me da la sensación de que es más descarado que otros. No podemos obviar que los medios de comunicación no son neutrales, tienen una línea editorial que responde a un marco ideológico concreto. Algunas veces, en pro de la pluralidad, dan espacio a voces discrepantes o son críticos también con «su bando». A veces, y pareciera que cada vez menos, también son capaces de distinguir lo que es un hecho, lo que es la interpretación y el análisis del hecho, lo que es una opinión pura, de lo que simplemente es propaganda o, en el peor de los casos, mentira y manipulación. Y todo lleno de condicionales para que algo que ni ha ocurrido ni se ha «anunciado» que se quiere que ocurra parezca una realidad palpable, un hecho causal necesario. No es así.
Siga leyendo…Crisis institucional absoluta. Disolución del Congreso y nombramiento de otra presidenta
Martín Alberto Vizcarra Cornejo, presidente constitucional de Perú tras asumir el cargo cuando dimitió Pedro Pablo Kuczynski, presentó una Cuestión de Confianza junto con el proyecto que reformaba el procedimiento de elección de los miembros del Tribunal Constitucional; el Congreso de la República pasó tanto de la cuestión como del proyecto y siguió tramitando los nombramientos (produciéndose uno de ellos); el presidente de la república entendió que esta era una forma de «rechazo tácito» de la cuestión de confianza planteada y, por tanto, al cumplirse dos cuestiones denegadas (el Presidente ha presentado tres, una se votó a favor, otra en contra y esta no se votó realmente), Vizcarra se sintió legitimado por el art. 134.º de la Constitución Política del Perú para disolver el Congreso de la República y llamar elecciones para este órgano (institución, cabe recordar, de las más rechazadas por la ciudadanía).
Siga leyendo…Presidente del Perú dimitió [en D=a=]
El presidente constitucional de la República del Perú, Pedro Pablo Kuczynski (PPK), dimitió el día de ayer para evitar la vacancia anunciada para hoy.
PPK ya no pudo más y presentó su renuncia al cargo que asumió hace año y medio, el 28 de julio de 2016. Martín Alberto Vizcarra Cornejo, primer vicepresidente y hasta el momento embajador en Canadá, asumirá la presidencia del país. El ya exmandatario está siendo investigado por su relación con la trama de corrupción de Odebrecht (que salpica, no lo olvidemos, a buena parte de las cúpulas de los principales partidos y a dos expresidentes) y todo esto sazonado por la guerra entre los hermanos Keiko y Kenji Fujimori por el control del legado de su padre. [Continúa leyendo en D=a=].
Gracias a un Fujimori, PPK salva la vacancia pedida por otra Fujimori
Por muy poco, PPK se queda en el cargo. (Nota publicada previamente en D=a=).
No deja de ser curioso que a Pedro Pablo Kuczynski (PPK) le haya salvado la disidencia dentro del fujimorismo comandado por Kenji Fujimori. La bancada del partido de Keiko Fujimori (hermana mayor del antes mentado) tiene 71 escaños, le apoyaba en el pedido de vacancia del presidente de la República Frente Amplio (FA, 10 curules), con lo que solo tenían que convencer a otros seis… o podría haber sido así si el fujimorismo no se hubiese roto, algo que ha enfadado, claro, a Keiko. El Fujimori que sí está en el Congreso ya ha sido sancionado por romper la disciplina de voto y opinar, directamente, contra su hermana, jefa del partido. Esta vez convenció a otros nueve compañeros para abstenerse.
Un gobierno sin confianza [nota en D=a=]
El Congreso de la República del Perú fuerza al presidente Kuczynski (PPK) a rehacer todo el gobierno, no le otorgó la Confianza al gabinete de Zavala en la sesión de ayer. Fueron 77 votos contra el gobierno, 16 abstenciones y 22 respaldos (el más significativo, siendo un voto díscolo con su bancada, el de Kenji Fujimori, de Fuerza Popular, quien está «suspendido» dentro de su grupo). El gobierno lleva meses perdiendo ministros por las interpelaciones de un congreso absolutamente controlado por el fujimorismo, que no quiere ponérselo fácil a un jefe de Estado que ve continuamente disminuir su aprobación. [Continúe leyendo en D=a=].
PPK ya tiene su banda
Pasó el 28 de julio y lo más importante sucedió: Pedro Pablo Kuczynski (PPK), ganador por la mínima las últimas elecciones generales, ya es el presidente de todos los peruanos, discurso mediante, claro. Enfrenta un mandato duro (al menos sobre el papel), en tanto que la mayoría absoluta del Congreso de la República la tiene Fuerza Popular (fujimoristas, con el 56,15% de los congresistas), que ya colocó a la cuestionada y cuestionable Luz Salgado como presidenta del hemiciclo; pero es que la segunda fuerza en la cámara la tiene Frente Amplio (20 curules, 15,38%; muy lejos del fujimorismo). PPK cuenta con un minúsculo grupo de 18 congresistas (13,85%) que, además, es bastante heterogéneo (no tanto como los partidarios de Ollanta durante la legislatura pasada y esa costumbre de escindirse cada vez que podían, pero sí variopinto).
No hay por dónde coger el voto
Normalmente voto al «menos malo» que tenga alguna, aunque sea muy lejana, posibilidad de sacar algo positivo. Esto significa dos cosas: normalmente mi voto no vale para nada (bueno, para engrosar el «otros» sin representación) y me termino sintiendo mosqueado con lo que yo mismo he hecho (desde el propio gesto de votar hasta el haberme «vendido» por ese «menos malo»). ¿Qué pasa cuando no hay una opción «menos mala» más allá del matiz? Que no hay por dónde coger la papeleta. Para no olvidarlo, en Perú nos siguen recordando que votar no es un derecho, es una obligación. Con multa, si no cumples, claro.
Keiko no debe ganar
A veces se nos acusa, a quienes plantamos una respuesta frontal al fujimorismo, que olvidamos los «triunfos» logrados por Alberto Fujimori durante los noventa; también nos señalan indicando que sólo nos fijamos en el pasado, sin reconocer que Keiko Fujimori es una «demócrata» que rescata, en el fondo, lo mejor del fujimorismo. En otras palabras, que nos oponemos a Fujimori por ser hija de, y no tanto por sus ideas. Que le sacamos en cara lo que hizo su (condenado) padre y no lo que es ella o su formación en la actualidad. [Sigue leyendo en De Igual a Igual].
Unión Civil en campaña
Viendo los dos que han pasado a segunda vuelta (Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski) siento que debo elegir entre dos chocolates que solo divergen en la cantidad de leche que llevan… aunque, algunos días como hoy, veo la diferencia más clara que en otros momentos (donde no los distingo, sin más). A nadie se le escapa que el fujimorismo es una organización relativamente homófoba. En el Congreso saliente los parlamentarios que más exabruptos tuvieron en el sentido contrario a la Igualdad, más intolerantes, fueron siempre fujimoristas (con personajes como Carlos Tubino entre los más vociferantes).
Breve sobre el «talante» del fujimorismo con su mayoría absoluta
«Esta vez, el país ha hablado en las urnas: no está pidiendo que haya ese consenso de minorías», suelta Becerril, virtual congresista reelecto por Fuerza Popular. Para él la cosa está clara: el pueblo peruano les ha dado una mayoría absoluta para que apliquen todo su programa y no es necesario el consenso con las minorías. Becerril ve el resultado posible en que el fujimorismo tendrá más del 55% del Congreso), obviando un dato importante: del voto emitido son el 24,4% y del voto válido el 35,95%. Esto es, los peruanos no les hemos dado una mayoría absoluta en las urnas, eso se lo otorga el sistema electoral. No podemos decir que el 100% de los tumbesinos sean fujimorista, aunque la formación naranja se haya llevado un resultado aplastante en esa circunscripción, el tener a los dos congresistas se anula el voto de todos los demás. Tampoco podemos decir que los cajamarquinos prefieren el fujimorismo (donde se llevará 4 de 6) cuando el partido más votado fue Democracia Directa (que, por la valla nacional, no puede dar los 4 que le corresponderían a esta formación).
Con votos y sin confianza (real)
Una pequeña nota de prensa, por lo visto, fue todo lo que necesitó el PPC para cambiar el sentido del voto. Ya saben, no hay como decir «verde» para que dicho color sea verídico y palpable. Así que, con esa advertencia cromática, ya podemos dar por hecho, al menos en principio, que la primera dama, Nadine Heredia, no influirá nadita en este gobierno de gabinete con confianza recién ganada. Por los pelos. Ollanta Humala respira tranquilo.
Y acabó: Chávez coordinadora de DD.HH. del GT
Al final, con la configuración del Grupo de Trabajo de Derechos Humanos, era raro que Martha Chávez no se saliera con la suya. Ya es la coordinadora. En dicho grupo, que para cumplir con las recomendaciones de la CVR lo que hace es investigar el trabajo realizado, cuenta con tres fujimoristas (Chávez incluida), un aprista (el muy majo fue, para que hubiese cuórum, pero no votó) y uno de Solidaridad Nacional (que primero votó que sí a Chávez, luego «reconoció su error» y decidió boicotear la sesión con su falta, que no sirvió de nada gracias a Mulder). Siga leyendo…
Chávez, la negacionista sin cuórum
No sé si esto valdría como actualización de la otra entrada sobre el tema, o es más bien una «continuación». La congresista Chávez anda indignada porque le llaman negacionista, a la par que dice que no lo es, confunde el significado del término y saca cosas de quicio -o entra en Modo Humpty Dumpty de Lewis Carroll-; mientras tanto, la Oficialía Mayor del Congreso dice que no hubo cuórum en la designación de Chávez, con lo cual su nombramiento no es válido.