Debemos tener una memoria increíblemente corta cuando hacemos análisis electorales o mencionamos lo que ha ocurrido o no con las investiduras. Ahora se escucha mucho eso de que ya ha llegado el fin de las mayorías absolutas (en España, de doce legislaturas, solo ha habido cuatro mayorías absolutas, dos con el PSOE y dos con el PP), cuando lo que debemos pensar es en el fin de las mayorías simples holgadas (la más cómoda de todas la tuvo el PSOE en el 89, se quedó a uno de la absoluta) o, si lo prefieren, de la concentración de voto (las dos últimas elecciones sí han supuesto los resultados más bajos de los dos partidos más grandes; también ha roto la altísima sobrerrepresentación de la que gozaron esas dos formaciones, que con menos del 64% del voto llegaron a ocupar el 80% de la cámara, como pasó en el 77).
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Elecciones españolas: notas durante la jornada de votación
Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte se votó este jueves y el resultado fue distinto a las últimas encuestas (en ese país se publican hasta el mismo momento de las elecciones). España vota hoy con la incertidumbre de poder tener unos resultados muy parecidos que el 20 de diciembre, con lo que, si nadie cambia de postura, no se podría conformar gobierno… otra vez. No estamos ante una «repetición» (aunque yo mismo haya usado la expresión) de elecciones o una «segunda vuelta», en tanto que había posibilidad de cambiar por completo todo lo que se presentaba y no había «descartes» de partidos por malos resultados (sí es cierto que algunas formaciones han retirado candidaturas). Y eso es una de las cosas que me extrañan: lo poco que se han movido las cosas. (En las últimas elecciones escribí una nota también el mismo día de las elecciones, antes de los resultados, que acompañé con esta misma viñeta). [Continúa leyendo en De Igual a Igual.net].
No hay por dónde coger el voto
Normalmente voto al «menos malo» que tenga alguna, aunque sea muy lejana, posibilidad de sacar algo positivo. Esto significa dos cosas: normalmente mi voto no vale para nada (bueno, para engrosar el «otros» sin representación) y me termino sintiendo mosqueado con lo que yo mismo he hecho (desde el propio gesto de votar hasta el haberme «vendido» por ese «menos malo»). ¿Qué pasa cuando no hay una opción «menos mala» más allá del matiz? Que no hay por dónde coger la papeleta. Para no olvidarlo, en Perú nos siguen recordando que votar no es un derecho, es una obligación. Con multa, si no cumples, claro.
Enlace a: «Investidura en España: el PSOE fracasa»
Nota para De Igual a Igual: «Investidura en España: el PSOE fracasa»«El líder del segundo partido en la cámara, Pedro Sánchez, no ha conseguido ser investido presidente del gobierno. Solo ha cosechado los «síes» de su partido -PSOE-, de su aliado de pacto -Ciudadanos-, Nueva Canarias (que se presentó en coalición con el PSOE) y Coalición Canarias, sin abstenciones; con lo cual fue absolutamente insuficiente para que el socialdemócrata pudiera salir presidente en segunda ronda. En la primera votación, recordemos, el PSOE obtuvo solo 130 síes (lo que corresponde a los 89 del PSOE, 40 de Ciudadanos y 1 de NC) frente a 219 noes y una abstención (CC). ¿Cómo es posible que los otros partidos con los que estuvo tan cerca del pacto le hayan abandonado de tal forma?» [Continúa leyendo en De Igual a Igual].
Ciudadanos y Podemos (¿por qué no y UPyD?)
Ante un partido nuevo que «les da miedo», los principales medios españoles están contraponiendo a un pujante Rivera como la nueva alternativa liberal progresista (en ese centro tan cotizado). ¿Por qué insisten en hablar de Ciudadanos – Partido de la Ciudadanía como una formación nueva o de reciente aparición? ¿Por qué se informa como si fuera la primera vez que se presentan fuera de Cataluña? Atacar a Podemos no estaba funcionando, así que han cambiado la estrategia por presentar una alternativa viable a la formación pujante que recogiera los mismos votos desencantados.
¿Qué le pasa y pasará a IU?
La Izquierda Unida española tal vez pueda presumir de lo primero (si somos generosos en la definición o nos contentamos con el pensamiento de sus militantes -mas no de la acción de muchas de sus cabezas visibles-) pero, indudablemente, no de lo segundo. Izquierda Unida vive peleándose con Izquierda Unida (tal vez el culpable sea el Partido Comunista de España -PCE-, pero es que esta formación no deja de ser la mitad más uno de IU); ya en varias provincias no lo era (o no lo ha sido; en esta bitácora he dado cuenta de lo que ha ocurrido en otras elecciones o periodos en Salamanca o Asturas). Ese virus interno que les impide funcionar y les lleva a la desunión es algo que pasa transversalmente en un sinnúmero de lugares, el más sonado últimamente es Madrid y la cabeza federal.
¿«Conectado» es lo mismo que «informado»?
Desde antes de las elecciones el movimiento encabezado por Pablo Iglesias –luego llamado Podemos- ha tenido una trascendencia pública tal vez mayor a la que los más optimistas en el partido esperaban y deseaban. Supieron jugar sus cartas y que todos hablasen de ellos -algo positivo en ese mundillo-, ya sea para mostrarles como una alternativa a los anquilosados partidos en el poder, sobre todo los de la izquierda institucional -IU y PSOE, fundamentalmente- o para que les muestren como la «nueva amenaza roja» -cosa que les reafirmaba ante su potencial electorado-. Algunos partidos han sobredimensionado todo lo que significa o podía significar la cuarta nueva fuerza electoral en España -y lo han hecho para lastimar a su principal competencia y para reafirmarse ante su propio electorado, no por error o falta de olfato político-. Tras las elecciones europeas, además, se (¿nos?) lanzaron a analizar quiénes podían ser los votantes de Podemos, los reales y los potenciales -importante esto último cuando las encuestas muestran una tendencia al alza de este nuevo partido, que recién se está configurando-.
Parlamento Europeo: jugando con los resultados
Miren que han pasado solo dos días y ya se están diciendo todo tipo de burradas. Una cosa que se repite mucho es que estos resultados no son extrapolables a las generales. A la par, insisten que con este resultado Podemos (el nuevo Ogro -con mayúsculas- de la Derecha, que lo compara con el FN francés y les ponen a caer de un burro) no conseguiría escaños en las elecciones generales dado el sistema que se usa. Pues sí que conseguirían: 19 curules, ni más ni menos.
En España pierden los grandes
Admito que me equivoqué. Estaba casi seguro que la suma de PP y PSOE se mantendría, como poco, en el 60% (nunca habían bajado de esa suma y, normalmente, el voto era bastante parecido que para el Congreso de los Diputados); pero no, no han alcanzado el 50% (49,07% al 98,8% escrutado). La caída de los dos grandes partidos es inmensa. Háganse cargo de esta derrota electoral, entre los dos han perdido un 40,7% de los votos que tenían (pasando de casi trece millones a los siete millones y medio), se han dejado la friolera de 17 escaños (el PP cae 8 escaños y el PSOE pierde 9). Siga leyendo…
El personalismo en «Podemos»
Estaba separando las papeletas que he recibido para poner en un gran montón las candidaturas que de ninguna manera obtendrían mi voto (la gran mayoría) y las que me despiertan al menos un mínimo de simpatía cuando, sin comerlo ni beberlo, veo la foto de Pablo Iglesias en donde debería estar el logotipo de Podemos. Mejor dicho, el retrato de Pablo Iglesias Turrión ES parte del logotipo (abajito pone «PODEMOS»). Reviso nuevamente todas las papeletas. No, ninguna tiene foto de candidato alguno. Ninguna. ¿Qué es lo que se vota con Podemos? ¿Una lista, un programa? No, se vota casi en exclusiva a Pablo Iglesias y solo a él. O al menos, es lo que desde la dirección de Podemos estimaron que era la mejor forma de atraer voto en la propia papeleta. ¡En la papeleta! La gran decepción de estas elecciones, para mí, es Podemos. Y eso que tampoco tenía grandes esperanzas en esa coalición. Decepcionan en la forma de construirse (esa idea de que ya estaba todo decidido en cuanto a la cabeza, por más primarias que montaran), decepcionan en el programa (muchísimo; tampoco entiendo cómo primero eliges los nombres y luego haces el programa) y, ahora, decepcionan en cómo se presentan en la propia papeleta, en ese personalismo absurdo que muestra una lista que pretende ser una construcción diferente. Dirán que es márquetin; peor todavía.