Un político conversaba con el presentador de un programa de radio (de esos de ahora, que retransmiten por televisión a la vez… pero siguen siendo programas de radio) sobre el tema de la corrupción. El político ponía sobre la mesa la transparencia de sus campañas frente a la del No a la Revocatoria de Susana Villarán (sí, esa campaña), ese caso que ha explotado hace unas semanas, donde por lo visto el equipo de la entonces alcaldesa de Lima habría recibido plata bajo la mesa por parte de una importante compañía que, luego, se benefició de una serie de cambios sobre sus concesiones (con lo que la plata crea plata). No solo está ese caso de corrupción, el mismísimo presidente de la república, Pedro Pablo Kuczynski (PPK), se ve salpicado de forma clara en los casos de la empresa brasileña Odebrecht (la cual, por lo visto, tenía en nómina a media latinoamérica, como mínimo), sí, ese caso que nos acerca a la vacancia. El contexto, para situarnos, venía apoyado por unas fotos que acababan de salir donde se veía a Villarán saludando a un intermediario de la empresa que ella, inicialmente, dijo no conocer (las fotos eran de un acto público con muchos saludos y tal).
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