Con todo el tema de Susan Hoefken y el Pulmón de la exposición de «El Cuerpo Humano: Real y fascinante», Alan García aprovecha para hacer populismo como solo él sabe: «Esto es gravísimo y malvado. Esta mujer [Susan Hoefken] no parece peruana, nació de casualidad en el Perú. Eso es lo malo a veces de nacer de casualidad en el Perú. Cómo es posible el daño que nos ha hecho. (…) Ojalá renunciara a la nacionalidad peruana esta persona porque no se lo merece», declaró el populista.
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¡Claro que buscan impunidad!
Que no nos engañen, la ley que propone el ejecutivo busca, descaradamente, la impunidad de los efectivos de las fuerzas armadas y de la policía, lo que es peor, busca una impunidad «a dedo», que se someta a la pura discrecionalidad del gobierno. Peor imposible. Que sí, que el proyecto habla de que dicho informe, el que deben pedir los fiscales al gobierno antes de abrir un proceso, no es vinculante, pero es preceptivo, con ello ya se comienzan a poner trabas y alargar los plazos para que actúe la «justicia».
¿Investigados por ser «chavistas»?
«[E]s uno de los pocos que detallan con indicios generales la penetración chavista en los últimos años. Sin embargo, la información que contiene puede ser perfeccionada y podría servir para una investigación de tipo penal.» Fuente: El Comercio
¿Cuándo se ha prohibido el llamado socialismo del siglo XXI en el Perú? ¿Qué tipo de investigación penal? ¿Por qué delitos? ¿Y bajo qué pretexto se ha investigado a todas esas personas? Al final del artículo firmado por la «Unidad de Investigación» del diario conservador se acaba con un «se da cuenta de otros personajes que hoy son investigados por terrorismo», no sé si está puesto como un «extra» o quiere marcar causa-efecto (y después de investigaciones como la de Melissa Patiño…).
El Presidente miente
Ha explotado el conflicto de la forma más amarga posible: Enfrentamientos directos entre los manifestantes y la policía que se salda con, al menos, treinta muertos, unos veinte por parte de los manifestantes y unos diez por parte de la policía. Sobre estos hechos pueden leer: «Explotó: Enfrentamientos en Bagua entre nativos y policía» (en De Igual a Igual, compendio de noticias aparecidas en CNR), «Tensión en Bagua» (Desde el Tercer Piso), «Reventó la selva» (Útero de Marita) y el Álbum de fotos de los enfrentamientos de Enlace Nacional. No me voy a ocupar, al menos de momento, del conflicto directo, ya que es mejor que sea abordado por los cronistas allá apostados, voy a comentar brevemente una gran mentira del presidente Alan García.
«Ni el presidente de la República ni el Poder Ejecutivo dijeron no al museo»
Yehude Simon vive en una realidad alternativa, donde el APRA es de izquierdas, él un revolucionario en un gobierno socialista y se cumplen los derechos humanos a rajatabla, además, se da la curiosa circunstancia de que el gobierno ha puesto todo de su parte para reparar a todas las víctimas del conflicto armado interno y evitar la impunidad de cualquier participante en delitos de todo tipo, sobre todo los de lesa humanidad; tienen especial celo en que los tribunales, contra el Derecho nacional e Internacional, no prescriban los casos contra altos dignatarios todo en pro de la justicia. Es la única explicación que encuentro para que Yehude El Traductor Simon haya declarado lo siguiente: «Se venía diciendo constantemente que en principio, ni el presidente de la República ni el Poder Ejecutivo dijeron no al museo (…) Hemos dicho siempre que eso pasa por la necesidad de una reconciliación, pero nadie dijo no«. Eso o el primer ministro es un cínico que miente más que habla.
Doble moral y privacidad, policías perseguidas
Cuando el tema de los «petroaudios» se destapó, desde quienes detentan el poder público se exigió que no se usaran, se denunció la que fue, sin dudas, una intromisión ilegítima en las comunicaciones y se pidió a los periodistas que cesaran en su actividad difusora, se propuso, de paso, el aumento de penas y la (mala) adecuación de los tipos penales, la expansión de los mismos a los intermediarios en el uso de esa información privada que estaba en manos del público. Ahora, con el caso (más cortina de humo que otra cosa) de cuatro policías, desde la más alta instancia del poder (esto es, Alan García Pérez, presidente de la República) se «saluda» la sanción a las policías que ven vulnerado su honor y privacidad por un vídeo «robado». Hay que fastidiarse.
Lo que dijo y lo que quiso decir
Lo que Alan dijo: «¿Por qué nuestro Parlamento no establece, de una buena vez, una legislación de emergencia que permita dar títulos a todos los peruanos?». Lo que quiso decir: «¿Por qué el parlamento no da títulos a los peruanos para que estos puedan revender las tierras sin consenso a las transnacionales?». Porque hay que fastidiarse que justo sea Alan, promotor de los infumables decretos que iban en contra de la propiedad comunal para favorecer la enajenación de las tierras en favor de mineras y demás empresas que la están sacando barata en Perú, el que hable de títulos a todos los peruanos.
¡Me pido serrano de Marte!
Hace unos días Juan Carlos Valdivia, en su sección «Columnas Bizantinas» en Correo, soltó un contundente:
«No es objetable que haya prensa y periodistas que legítimamente decidan apoyar al gobierno, pero de ahí a dedicarse a tapar un acto de corrupción hay una gran distancia. Sea por un malentendido oficialismo, por celos profesionales, o la razón que se quiera esgrimir, es incomprensible el papel que algunos han decidido desarrollar frente a este escándalo. Lo que no cuestiona la válida preocupación sobre el origen de los audios y correos electrónicos.»
En otras palabras un bien que seas oficialista, pero eso no significa el soboneo y la ocultación de corrupción y del gobierno. Pues bien, Julio Favre, personaje más que cuestionable, se suelta con todo contra los detractores del actual gobierno y de paso muestra por enésima vez su cara más racista en el artículo «¡Marcinanos o Serranos!» publicado también en Correo, en la columna de Favre llamada (nótese la ironía) «Ama Llulla».
Crisis ministerial
[[Publicado originalmente en De Igual a Igual]]
El gabinete en pleno presentó su renuncia ante la avalancha de acusaciones y la inminente censura por parte de la práctica totalidad de las bancadas del legislativo, dispuestas a votar en común para echar a Jorge del Castillo por sus posibles implicaciones en el macro caso de corrupción relacionado con unas concesiones petroleras donde militantes del APRA en distintos puestos gubernamentales están fuertemente implicados e implicaban a unos cuantos ministros, entre ellos al propio Primer Ministro. Alan García ha aceptado la renuncia en pleno del gabinete, aunque no reemplazará a todos los ministros.
Entre el discurso y los hechos
«Cuando aparece alguna rata, ratón o insecto hay que sancionarlo a su medida y hay que hacerlo porque no se puede permitir corrupción. Los peruanos no podemos aceptar que alguien llegue a un cargo público para beneficiarse»
Declaró Alan García. ¿Cómo puede decir eso y mantener en sus ministerios a Alva Castro, Garrido Lecca, Enrique Cornejo entre otros? Con Alan sabemos que las palabras van por un lado, los hechos por otro, y los insultos dirigidos a los mismos, y siempre opositores. Con el APRA sabemos que la Ley, dura lex, solo se aplica a los enemigos, que las sanciones y los calificativos de ratas solo caen a los lejanos del aprismo, y no a los corruptos.
¡Que intervenga el ejército! (gritan)
El gobierno peruano se está preparando para la guerra, pero el enemigo no es una potencia militar extranjera, sino que son sus propios ciudadanos. La policía, por lo visto, no es lo suficientemente letal para frenar la protesta social, no es lo suficientemente efectiva frente a los conflictos que amargan al habitante de palacio. Quien ocupa el sillón de Pizarro quiere aplicar soluciones fracasadas de antaño a problemas jamás resueltos, en su nuevo catecismo donde han abandonado cualquier lucha en favor de la justicia social, la mano dura y el militarismo cobran nuevos bríos desde el Decreto Supremo Nº 007-2008-DE, por el cual se permite que el Presidente de la República mande tropas a zonas que no están declaradas en emergencia. Esto es, carta blanca para el presidente, con una norma del ejecutivo, para que el ejército reprima al pueblo que juró proteger.
Tiro en la nuca
Uno de los sitios donde más se vulneran los derechos de las personas, sin lugar a dudas, son en las instalaciones de detención, donde los ajusticiamientos, palizas y todo tipo de torturas acompañan a verdaderos delitos de omisión cuando se permite que los presos, detenidos y demás, se den de palos entre sí. Déjalos que se maten entre ellos, muchos piensan, si están ahí es más fácil que le peguen un tiro y no nos salga tan caro, dicen con total desprecio al sistema que mantienen y defienden, con asco por la vida humana en la que luego se escudan. ¿A qué viene esto? «El burrier mexicano muerto en la Dirandro no se habría suicidado», titula El Comercio.