Al final, con la configuración del Grupo de Trabajo de Derechos Humanos, era raro que Martha Chávez no se saliera con la suya. Ya es la coordinadora. En dicho grupo, que para cumplir con las recomendaciones de la CVR lo que hace es investigar el trabajo realizado, cuenta con tres fujimoristas (Chávez incluida), un aprista (el muy majo fue, para que hubiese cuórum, pero no votó) y uno de Solidaridad Nacional (que primero votó que sí a Chávez, luego «reconoció su error» y decidió boicotear la sesión con su falta, que no sirvió de nada gracias a Mulder). Siga leyendo…
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Chávez, la negacionista sin cuórum
No sé si esto valdría como actualización de la otra entrada sobre el tema, o es más bien una «continuación». La congresista Chávez anda indignada porque le llaman negacionista, a la par que dice que no lo es, confunde el significado del término y saca cosas de quicio -o entra en Modo Humpty Dumpty de Lewis Carroll-; mientras tanto, la Oficialía Mayor del Congreso dice que no hubo cuórum en la designación de Chávez, con lo cual su nombramiento no es válido.
«Felicidad» como obligación de Maduro
No sé qué le ha dado al actual presidente venezolano. Su país cada vez va peor y, claramente, él no es Chávez, ni se le perdonan los deslices ni le ríen las gracias como al anterior «comandante». No tiene ni su aceptación ni su carisma. Nicolás Maduro se empeñó en la campaña en mostrarse como un mero intermediario entre un espíritu (el Chávez, para más señas) y un gobierno «revolucionario», él simplemente cumplía la palabra del fallecido mesías. Pasaron las elecciones y él se empeñó en la locura. Sin solucionar las dificultades existentes en Venezuela siguió el atajo corto para intentar mantener su poder, no solo en el plano social, sino dentro de su propio partido.
Ante la posible ausencia de Chávez
¿Es posible un chavismo sin Chávez? Esa pregunta ronda muchas cabezas estos días, algunos se apresuran a contestar que no (rezando a todos sus dioses para que su intuición no falle) y otros que sí (poniendo de ejemplo las recientes elecciones regionales donde Chávez no ha participado casi nada, obviando el hecho de que Chávez sigue ahí y se ha apostado por su continuidad). Personalmente no estoy tan seguro de ninguna de las dos opciones. Por un lado Chávez ha conseguido un poder cercano al de un rey absolutista, en todos los niveles posibles hay chavistas al mando (sean o no electos), y estas elecciones han dado un buen ejemplo de esa fuerza, pero por otro es un movimiento muy personalista, el punto de referencia no es una ideología (el propio Heinz Dieterich se apartó del chavismo ya hace años), no es un cuerpo normativo (no es la constitución, mucho menos tras fracasar el referendo de hace unos años), es Chávez, es su discurso (¿esperanzador? sin dudas), es su dirección, su mando. Venezuela es un feudo de ese hombre, que se dedicó por años a cortar cuanto debate interno surgiera, a impedir figuras emergentes y aglutinantes. Ahora ha nombrado a un sucesor (porque puede) pero tal vez sea demasiado tarde. Lo único que une a los chavistas es el poder, y el poder es Chávez.
Chavismo, represión sindical y otros
Dos lecturas para romper el sistema binario de chavistas y antichavistas, buenos frente a malos, izquierda contra derecha, que Hugo Chávez está confeccionando (con la inestimable ayuda de la derecha antichavista, que también le conviene esa simplificación) a su alrededor, donde sólo él, y nadie más que él, representa a la izquierda, y todo el que le plante cara es un pitiyanqui, aunque sea un anarquista o un trotskista, y desde posturas siempre socialistas (libertarias o comunistas). Se denuncia con fuerza el autoritarismo chavista, la burocratización ineficaz y corrupta, el capitalismo de Estado y las posturas antisindicales del gobierno chavista, así como los métodos represivos que utiliza… No alargo esto más, las dos lecturas: «Entrevista a Orlando Chirino, sindicalista de CCURA» (realizada por El Libertario) y «Entrevista al colectivo editor de El Libertario» (realizada por el Grupo Star -FIJA de Madrid-).
Estados Unidos financia a las FARC
Tenía ganas de hablar del tema desde que vi las primeras informaciones aparecidas en El País en que se vinculaba de forma directa a Hugo Chávez y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC o FARC-EP), y desde Estados Unidos el Señor Bush declaró que se estudiaba incluir a Venezuela entre los países del «eje del mal» (estados que apoyan fuerzas terroristas), a la par que mencionó que Ecuador era un paraíso para la guerrilla colombiana. Y claro, los presidentes de los dos países suramericanos pusieron el grito en el cielo.
¿»Secuestrado» o «liberado»?
Es difícil pronunciarse sobre la legalidad total de la toma de custodia de Emmanuel, el hijo de una secuestrada (Clara Rojas) y, tal vez, un guerrillero de las FARC, por parte del Instituto de Bienestar Familiar colombiano, en tanto que, según reza la noticia, se retiró la custodia a la familia de acogida (conocidos de los guerrilleros) por el estado de salud del niño, y la noticia no dice, claro, nada más. No indica si el gobierno, al momento de retirar la custodia a esta familia, ya conocía que era Emmanuel, dato que sería importante en todo este «toma y daca» entre el gobierno de Uribe y los guerrilleros de las FARC, con papelón incluido del presidente Chávez de Venezuela.
Resaca tras el referendo
Entre la alegría y la extrañeza. Así andaba mientras leía los distintos textos sesudos escritos a raíz de la derrota de la propuesta de la reforma constitucional en las urnas en nuestro vecino Venezuela. Una autocrítica que sonaba a sincera (en la mayoría de los casos) aunque algo hipócrita o tardía (en algunos, en los que hasta hoy todo iba perfecto en la cuna de Bolívar -por hacer referencia al caudillo moral- pero que, tras la derrota, descubren que ni siquiera se daban las condiciones objetivas para profundizar en «la revolución del socialismo del siglo XXI»)… Esto hasta volver a escuchar a Chávez.
¿Y ahora qué?
Ganó el NO a la reforma en Venezuela, esa reforma que no era lo que decían que era, que tenía una agenda clara por detrás, aunque muchos se nieguen a verlo. ¿Y ahora qué pasará con Venezuela? Está claro que vuelve a cambiar el discurso del presidente venezolano*, ya que durante la campaña mencionó que si la reforma era rechazada él ya no podía seguir dirigiendo el país, algo que, está claro, no hará ni permitirá (y eso escuchando su discurso nomás), y, por otra parte, no existe «la oposición» venezolana, hay una riada de opositores de todo tipo, y hay mucho autoritarismo de derechas pululando con la capa de la defensa de la democracia y los derechos humanos que, sinceramente, apesta…
Votaría «NO»
publicado originalmente en DE IGUAL A IGUAL
Hay varias razones para decir «sí» a la reforma constitucional planteada por Chávez (texto de la reforma), aunque también hay muchas otras para decir «no». Y siempre desde la izquierda (ya sea desde la socialdemocracia representada por el MAS venezolano a posturas anarquistas o marxistas como Bandera Roja -aunque los chavistas les tilden de «brazo armado de la ultraderecha»-). Lo que opine la derecha en estos temas, esto es, en el plano de la economía de mercado, me interesa más bien poco (sobre derechos muchas veces tienen más que decir, pero suenan tan hipócritas normalmente). Por un lado, me parece el proceso constitucional ha sido demasiado vertical. Para la constitución actualmente vigente (propuesta también desde el Movimiento V República que lidera el presidente venezolano) se consultó bastante más a movimientos sociales variados y a otras fuerzas políticas. Esta vez, nada de nada (o muy poco de todo), y ha sido aprobada por un parlamento sin oposición (cierto es que fue esa oposición la que se suicidó al no presentarse a las elecciones). Poco debate sólo nos conduce a una conclusión: Se hace lo que quiere Chávez. Nada más, ni nada menos.
¿De qué va Chávez?
Este hombre a veces resulta cansino, y lo peor es que como tontos seguimos hablando de él (fíjense que él consigue opacar su propio proyecto detrás de un absurdo personalismo). Ahora rompe con Colombia (sin romper tal cual pero insultando mucho, pero que mucho) y con España. Con España por el incidente de «¿Por qué no te callas?«, Chávez pide y repide que el monarca español se disculpe con él, pero no hace el mínimo ejercicio de autocrítica y pide disculpas, por su parte, al presidente del gobierno de España por no dejarle hablar durante su turno de palabra. Qué fácil es pedir que se disculpen por un incidente que uno mismo ha comenzado. Con Colombia la cosa es más delicada y tiene que ver con la mediación que Chávez estaba haciendo entre el gobierno de Uribe (demasiado vinculado a los paramilitares como para confiar en él o los suyos) y los guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Cállense todos / callaos todos (ellos, no nosotros)
Y por segundo día voy a hablar del «¿Por qué no te callas?» del borbónico monarca español. Y me fastidia porque ya hay una inundación de comentarios y demás sobre el tema, porque ya todo mundo se formó su opinión y porque hemos conseguido que una inútil Cumbre Iberoamericana caiga aún más bajo que en su propio no-funcionamiento, caiga en pura prensa rosa de dimes y diretes, del «tú más» en que el gesto del rey de España es la gota que colmó el vaso de la falta de diplomacia entre nuestros países (eso sí, con petróleo y armas como fuerte lazo internacional). Pero vuelvo para comentar, más que las acciones (que creo que ya aclaré mi postura de jalar a todos), las reacciones, de ellos y de todos nosotros.
«¿Por qué no te callas?»
De la XVII cumbre Iberoamericana se puede decir mucho. De lo cual poco es positivo. Y es un tema del que quiero escribir «en serio» (y por eso no he puesto nada como «avance» ni sobre esas «cumbres paralelas», todas ella subregionales o simplemente bilaterales), pero hoy las chiquilladas durante el fin de la Cumbre merecen una entrada breve, lúdica, pero breve. Más o menos sabemos lo que pasó ayer y tal, que Chávez hizo uno de sus típicos discursos donde fallan las formas (no está en su programa de televisión, donde dice lo que quiere y, sobre todo, como quiere, sino en una cumbre, hay que saber distinguir sitios, se puede decir lo mismo con un lenguaje más diplomático), y fallaron cuando se dedicó a repetir lo fascista que es Aznar y lo golpista que son las empresas españolas en Venezuela. Y Rodríguez Zapatero salió en plan «hay que respetar niños, eso no se dice».