Venezuela entre dos males [D=a=]

Estoy como Pozzi, no soy un experto en Venezuela, pero, como él, intento mantenerme al tanto de lo que pasa en nuestro vecino del norte. (Además que suelo estar muy de acuerdo con lo que dice). Estoy como muchos de los que conocen (conocemos) gente de ahí, gente que vivió allí y ya no está, gente que era chavista hasta que conoció la práctica chavista, gente que… en fin, ya entienden. Lo de Maduro es vergonzoso, desde hace mucho. Todo lo que hace acrecienta la crisis que allá se vive. Sí, es importante ver bien las responsabilidades de cada quién, pero está claro que la autocrítica del gobierno es nula por todos lados. En nada se equivocan.

Mucha gente está sufriendo, eso es innegable. ¿En otros países también? Por supuesto, y en algunos muchísimo más que en Venezuela; pero hay que tener en cuenta de dónde se viene y a dónde parece ir todo, hay que valorar la respuesta que da el gobierno (todo es culpa de otros) y qué propone para solucionarlo (más de lo mismo y ases en la manga que no valen para nada). Aún así, hay países que están peor. Claro, también hay países en guerra, eso no significa nada, ahora hablamos de Venezuela y de lo que ahí ocurre (más adelante sí podemos tocar el tema de la hipocresía y el cinismo internacional).

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Venezuela: baja participación para la constituyente [nota para Elecciones – D=a=]

El chavismo oficialista tiene un discurso victorioso del que no se baja, aunque le contradigan los resultados

El presidente Nicolás Maduro salió a declarar, tras los comicios para la Asamblea Constituyente, que había sido la mejor jornada electoral… ¿Cómo? ¿Con al menos 10 muertos en todo el país? (La oposición habla de 17, pero 10 están admitidos). Ojo, algunos de los casos «claros» de asesinatos se dieron con tiroteos desde motocicletas contra una manifestación. Si eso es «ganó la paz» y «tranquilidad» (que afirman desde el Poder Electoral), vamos mal con los conceptos. ¿Cómo puede ser «una de las participaciones más emblemáticas que ha logrado la Revolución Bolivariana en estos 18 años», que afirmó Maduro? Estamos hablando de un 41,53% de participación, menos de la mitad de los llamados a votar, veamos las dos últimas elecciones a la Asamblea Nacional: 2010, 66,45%; 2015, 74,17%. Es cierto que la participación fue mayor que en 2005 (las últimas elecciones boicoteadas por la oposición), donde la participación se quedó en el 25,26%; por lo visto, esta como la del 2005, al gobierno le da igual cuántos voten mientras le voten a su opción. [Continúe leyendo en Elecciones – De Igual a Igual].

A vueltas con la huida hacia adelante de Maduro [en D=a=]

Comienzo con una cita el presente artículo porque… porque no entiendo nada. Mejor dicho, eso es lo único que estoy entendiendo: Maduro, incapaz, ha comenzado una huida hacia adelante y atropella hasta a su propia sombra.

El actual presidente venezolano no es Chávez, eso lo dejó claro desde el primer momento. Ni tiene su inteligencia ni su carisma (esto lo más importante cuando se construye el poder desde el personalismo). Comenzó eliminando la disidencia interna para realizar un ataque a todo lo externo. La mala gestión de, básicamente, todo le ha llevado a no tener más aliados que sus manos y la cúpula militar, malo para la democracia, sin dudas. El chavismo de maduro ha perdido la calle (mantiene un apoyo importante, pero ya no mayoritario). [Siga leyendo en De Igual a Igual].

«Felicidad» como obligación de Maduro

No sé qué le ha dado al actual presidente venezolano. Su país cada vez va peor y, claramente, él no es Chávez, ni se le perdonan los deslices ni le ríen las gracias como al anterior «comandante». No tiene ni su aceptación ni su carisma. Nicolás Maduro se empeñó en la campaña en mostrarse como un mero intermediario entre un espíritu (el Chávez, para más señas) y un gobierno «revolucionario», él simplemente cumplía la palabra del fallecido mesías. Pasaron las elecciones y él se empeñó en la locura. Sin solucionar las dificultades existentes en Venezuela siguió el atajo corto para intentar mantener su poder, no solo en el plano social, sino dentro de su propio partido.

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El bravucón de Maduro y sus «novotantes»

¿Por la boca muere el pez? La caza de brujas del presidente venezolano

En Venezuela la oposición lleva un tiempo denunciando el «control político-policial» que desde el Estado se somete a la población, en especial en épocas electorales, donde se da una «identificación» del votante y lo que marca en la urna electrónica. Eso una y mil veces ha sido negado por el chavismo en el poder, insistiendo con la cantinela de lo «limpios y seguros» que son sus comicios –obviando, eso sí, todo lo demás que pasa en las elecciones–.

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Ante la posible ausencia de Chávez

¿Es posible un chavismo sin Chávez? Esa pregunta ronda muchas cabezas estos días, algunos se apresuran a contestar que no (rezando a todos sus dioses para que su intuición no falle) y otros que sí (poniendo de ejemplo las recientes elecciones regionales donde Chávez no ha participado casi nada, obviando el hecho de que Chávez sigue ahí y se ha apostado por su continuidad). Personalmente no estoy tan seguro de ninguna de las dos opciones. Por un lado Chávez ha conseguido un poder cercano al de un rey absolutista, en todos los niveles posibles hay chavistas al mando (sean o no electos), y estas elecciones han dado un buen ejemplo de esa fuerza, pero por otro es un movimiento muy personalista, el punto de referencia no es una ideología (el propio Heinz Dieterich se apartó del chavismo ya hace años), no es un cuerpo normativo (no es la constitución, mucho menos tras fracasar el referendo de hace unos años), es Chávez, es su discurso (¿esperanzador? sin dudas), es su dirección, su mando. Venezuela es un feudo de ese hombre, que se dedicó por años a cortar cuanto debate interno surgiera, a impedir figuras emergentes y aglutinantes. Ahora ha nombrado a un sucesor (porque puede) pero tal vez sea demasiado tarde. Lo único que une a los chavistas es el poder, y el poder es Chávez.

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¿Prohíben los chavistas los juguetes de Bolívar y el propio Chávez?

Uno de los juguetes más vendidos en Venezuela en las navidades del 2005 fue la figura de acción de Hugo Chávez, ataviado con ropa militar, en el 2004 Chávez emprendió una ofensiva contra los soldados estadounidenses hechos muñecos, en concreto contra superhéroes que representan el individualismo del país-enemigo (como Superman), en esa ocasión Chávez aseguró que había que consumir muñecos de los padres de la patria, como el dictador (en Perú al menos) y militar de pro como fue Simón Bolívar. Hoy en Venezuela se ha aprobado de forma preliminar una ley, en la Asamblea Nacional, propuesta por el grupo oficialista, para prohibir los juguetes y videojuegos bélicos. ¿Prohíbe Chávez los juguetes de Bolívar y de él mismo -al menos la versión con ropa militar-? Claro que no, son héroes propios, padres de la patria, el presidente, y demás…

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Hacia el sistema mayoritario en Venezuela

Al margen de la absurda disputa dialéctica entre Hugo Chávez y los Vargas Llosa, y de las nacionalizaciones de empresas, lo que está pasando en el plano electoral es sumamente importante (posiblemente más, mucho más, que los dos hechos anteriores). En Venezuela se va a cambiar un sistema (defectuoso, eso sí) proporcional para favorecer uno mayoritario, con el agravante que tal vez el voto valga por dos (el de cada uno, pero esto favorecería, obviamente, a los partidos más grandes en detrimento del resto). Ojo, esto no es, ni mucho menos, un movimiento «antidemocrático» (como he visto retratado en algún medio), pero sí claramente contrario a la proporcionalidad, en la línea de países como Italia o Reino Unido (iba a poner de ejemplo el senado español, pero desde hace más de 30 años su labor es ninguneable).

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Estados Unidos financia a las FARC

Tenía ganas de hablar del tema desde que vi las primeras informaciones aparecidas en El País en que se vinculaba de forma directa a Hugo Chávez y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC o FARC-EP), y desde Estados Unidos el Señor Bush declaró que se estudiaba incluir a Venezuela entre los países del «eje del mal» (estados que apoyan fuerzas terroristas), a la par que mencionó que Ecuador era un paraíso para la guerrilla colombiana. Y claro, los presidentes de los dos países suramericanos pusieron el grito en el cielo.

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¿Y ahora qué?

Ganó el NO a la reforma en Venezuela, esa reforma que no era lo que decían que era, que tenía una agenda clara por detrás, aunque muchos se nieguen a verlo. ¿Y ahora qué pasará con Venezuela? Está claro que vuelve a cambiar el discurso del presidente venezolano*, ya que durante la campaña mencionó que si la reforma era rechazada él ya no podía seguir dirigiendo el país, algo que, está claro, no hará ni permitirá (y eso escuchando su discurso nomás), y, por otra parte, no existe «la oposición» venezolana, hay una riada de opositores de todo tipo, y hay mucho autoritarismo de derechas pululando con la capa de la defensa de la democracia y los derechos humanos que, sinceramente, apesta…

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