Cállense todos / callaos todos (ellos, no nosotros)

Y por segundo día voy a hablar del «¿Por qué no te callas?» del borbónico monarca español. Y me fastidia porque ya hay una inundación de comentarios y demás sobre el tema, porque ya todo mundo se formó su opinión y porque hemos conseguido que una inútil Cumbre Iberoamericana caiga aún más bajo que en su propio no-funcionamiento, caiga en pura prensa rosa de dimes y diretes, del «tú más» en que el gesto del rey de España es la gota que colmó el vaso de la falta de diplomacia entre nuestros países (eso sí, con petróleo y armas como fuerte lazo internacional). Pero vuelvo para comentar, más que las acciones (que creo que ya aclaré mi postura de jalar a todos), las reacciones, de ellos y de todos nosotros.

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«¿Por qué no te callas?»

De la XVII cumbre Iberoamericana se puede decir mucho. De lo cual poco es positivo. Y es un tema del que quiero escribir «en serio» (y por eso no he puesto nada como «avance» ni sobre esas «cumbres paralelas», todas ella subregionales o simplemente bilaterales), pero hoy las chiquilladas durante el fin de la Cumbre merecen una entrada breve, lúdica, pero breve. Más o menos sabemos lo que pasó ayer y tal, que Chávez hizo uno de sus típicos discursos donde fallan las formas (no está en su programa de televisión, donde dice lo que quiere y, sobre todo, como quiere, sino en una cumbre, hay que saber distinguir sitios, se puede decir lo mismo con un lenguaje más diplomático), y fallaron cuando se dedicó a repetir lo fascista que es Aznar y lo golpista que son las empresas españolas en Venezuela. Y Rodríguez Zapatero salió en plan «hay que respetar niños, eso no se dice».

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