¿Por qué el título? Desde hace mucho tiempo hay cierto «debate» (por favor, noten las comillas) sobre si un hombre puede o no ser «feminista», en este último caso, si sería más apropiado hablar de «aliado feminista». Entre muchos hombres, este debate parece que se ha vuelto en el centro de su particular lucha por el feminismo (te adelanto algo: eso está mal) y se sienten particularmente ofendidos si una feminista le dice que él no puede ser «feminista», que es un «aliado»; por algún motivo, esto hace que todos los resortes machistas comiencen a funcionar y permiten a muchos hombres ofenderse y gritar que ellos son más feministas que cualquiera de las presentes (amigos, si les pasa esto, acaban de caer en algunas de las prácticas más desagradables del machismo, no solo te deberían quitar el carné de «feminista» o «aliado», sino también el de «simpatizante», «no tan machirulo» o «este tiene salvación»).
Esta entrada, por supuesto, va dirigida a los hombres. ¿Por qué? Porque no soy nadie para hablar de esto a las mujeres (menos a las mujeres feministas, en adelante simplemente «feministas») y porque, parece, a algunos si no es un hombre quien explica las cosas, no las entiende (ojo: si te pasa esto, eres muy machista, aunque quieras mucho a tu progenitora, a tu pareja femenina, a tu hermana o a tu hija, si no eres capaz de escuchar la explicación de una mujer, háztelo mirar).