Claro que hacía –y hace– falta

Esta entrada es un poco cajón de sastre de varios temas con distinta gradación de importancia, pero muy mezclados… vaya por delante. –A todo esto, mientras escribía esta entrada, Barbijaputa sacó una nota titulada «Salir a la calle por nosotras y por todas» que más o menos aborda lo mismo que este artículo, pero bastante mejor expuesto que lo que haré a continuación–.

Cada poco vemos noticias en que se consigue un pequeño triunfo o se visibiliza, de forma positiva, lo que está aún tachado por la sociedad de forma negativa. Estoy hablando de esos hechos que significan victorias del movimiento del feminista o del LGBTQI. Cada vez que alguien hace algo para significar o normalizar uno de estos temas, alguien en alguna parte salta que «no hacía falta», casi siempre desde la mentira de «yo no soy machista/homófobo», pero ven mal el triunfo del feminismo o de la igualdad de trato. Es simple, sí son machistas u homófobos y ese hecho lo sienten como un ataque –y lo es a sus privilegios, en el caso de los varones machistas heterosexuales–. Pero vayamos a la mentada frase: «no hacía falta» o «no era necesario».

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Las parábolas las carga el diablo

La analogía (forzando: la parábola) de Cipriani para explicar por qué se opone a la Unión Civil y todos deberían hacerlo creo que es un tiro al pie:

«Sí es un derecho vivir, es un derecho de todos, pero si tú quieres ‘yo quiero que los días jueves ir en bicicleta por el medio de la avenida Brasil’. Perdón, eso no es democracia, nos hemos puesto de acuerdo para que la avenida Brasil sea para carros, tú tendrás que ir en bicicleta por la derecha. ‘Pero, ¿cómo? No respetan el derecho de las minorías’. No, todos nos hemos puesto de acuerdo, como no es un derecho fundamental, hemos decidido que tú irás por la derecha de la avenida, hay muchos carros por el centro.»

Muchos ya han respondido a esa parábola, entre ellos Cynthia Yamamoto (Utero.pe) lo hace con tino. Creo que hay motivos para estar contra el proyecto de Ley 02647/2013-CR (por escaso, eso sí), pero, en todos los casos, hay que tener siempre cuidado con las parábolas y analogías.

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Homofobia institucional y religiosa en Marruecos

Mano dura contra los homosexuales, anuncia el gobierno. ¿Más mano dura? Se preguntan los homosexuales en esa monarquía de corte islámico donde actualmente las relaciones entre personas del mismo sexo están penadas con cárcel (entre seis y tres años de cárcel, aunque no son muchos los condenados, sí lo son los arrestados). Ahora el gobierno de ese país quiere aumentar las penas y, además, castigar a quienes hagan «apología» de la homosexualidad.

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