Cuando la legalidad estorba la estrategia

El contrato temporal es la excepción, no la norma. Los contratos temporales son causales, no se pueden usar a cualquier realidad. No se rían, eso no es que lo diga yo, lo dice la ley (el Estatuto de los Trabajadores, para más señas), pero no solo la realidad se cisca en la ley (como sabemos, 9 de cada 10 contratos nuevos son temporales, y abunda el uso de los mismos para todo tipo de situaciones fuera de las causas recogidas por la ley), sino, como resulta lógico, en los manuales y las clases sobre dirección de Recursos Humanos no se atiende a las exigencias legales y se plantea la posibilidad del tipo de contrato según el soberano deseo del empresario, las consideraciones legales ni se mencionan, por supuesto. Aish…

Mercado dual y contrato único

Tengo un serio problema con los modelos que usan los economistas para entender la realidad, y sé que cualquiera de ellos puede venir y darme una colleja por parecerme que simplifican todo de forma innecesaria y abrupta y justificarme, «científicamente» la bondad del modelo, el porqué se usan y cómo es casi imposible acercarnos a la realidad sin antes definir correctamente el mismo y usarlo junto con muchos otros. Todo eso lo entiendo, pero, a la hora de sacar conclusiones para el mundo real, el modelo siempre hará aguas desde su formulación. Algo así me pasa con el interesante artículo publicado por el Banco de España publicado en marzo dentro de su boletín económico, «Fluctuaciones del empleo en un mercado de trabajo con contratación dual» (archivo PDF, 109 KB) de James Costain, Juan F. Jimeno y Carlos Thomas.

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Regularización de los trabajadores del sector público

«Un inminente copamiento de apristas en el Sector Público» titulan en Perú21. No voy a decir que no sea «justo» el tiempo para «favorecer» a apristas que han entrado en el sector público a comienzos del mandato de García, pero, por un lado, es equívoco hablar de «inminente copamiento» si tenemos en cuenta que son personas que ya «copan» la administración (ya están contratadas) y, por otro lado, sin olvidarnos que hay demasiada gente trabajando en el sector público bajo modalidades no laborales o funcionariales que deberían estar contratadas con esas fórmulas, si esta ley regulariza en el buen sentido su situación, bienvenida sea.

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De baja, el sistema hecho para que no funcione

Algo que ocurre demasiado. Un trabajador se enferma, da igual si es un accidente o enfermedad profesional, o una dolencia ordinaria, la empresa le pone de patitas en la calle en cuanto puede. No todo despido en estas circunstancias es nulo (siempre que la causa del despido no sea la enfermedad, es procedente), pero sí la gran mayoría, sobre todo cuando la hoja de baja es de una semana larga con pronóstico a que durará más, al cuarto día ese trabajador vuelve al paro. Si es por medio de una Empresa de Trabajo Temporal (ETT), esta, si es de las grandes, prometerá al trabajador que seguirá cobrando, de la mutua que tienen, pero que es mejor para todos que esté dado de baja en todo el tema laboral…

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Los falsos o hipócritas argumentos de los mercantilistas

¿Cuántas veces hemos oído a la patronal de las patronales, madre de todas las patronales de España, la CEOE, pedir bajada de los pagos de la seguridad social y despido libre y lo más barato posible, encaletado en eliminar las causas para el despido procedente (sea objetivo o disciplinario) para que así, realmente, deje de existir el improcedente (salvo temas de nulidad, claro)? Demasiadas.

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7 de Octubre: Jornada mundial por el «trabajo decente»

Por segundo año la Confederación Sindical Internacional (CSI) celebra el siete de octubre una jornada mundial de manifestaciones en favor del «trabajo decente» (sobre el tema pueden ver: comunicado de prensa y PDF con información básica sobre la campaña remitido por la propia CSI y «Salario vital es componente clave del trabajo decente» en la FITTVC). Lo primero que urge es una definición de «trabajo decente» para saber por dónde nos movemos y así apoyar (o no) las manifestaciones (al margen de, como señala Carlos Mejía en Bajada a Bases, las agendas propias de cada sindicato que sacarán hoy a la calle, que pueden ser incluso más interesantes que la propia reivindicación de «trabajo decente» -por cierto, da enlaces interesantes, y no estoy de acuerdo en que toda crítica a esta jornada sea ignorancia disfrazada de radicalismo, aunque claro, imagino que se refiere a las críticas que él ha recibido, y no a todas en general-).

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Sobre el «Contrato del Siglo XXI»

La patronal vuelve a poner sobre la mesa el abaratamiento del despido sin causa para igualarlo a las extinciones de contratos con causa dentro de un discurso en que insisten que así se creará más empleo y se acabará con el sistema dual actual. ¿A qué dualismo se refieren? He leído y escuchado mucho ese lema, pero nunca un argumento que sustente el dualismo del que hablamos. ¿De contratos fijos frente a los temporales? ¿De los contratos individuales a los grupales? ¿De los contratos a tiempo completo o a tiempo parcial? ¿De los contratos ordinarios frente a los formativos? ¿De todos los contratos ordinarios del Estatuto de los Trabajadores frente a todos los especiales regulados en normativa propia?

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Una Unión decimonónica

Sesenta horas. Sesenta y cinco en casos particulares. La Unión Europea se ha vuelto decimonónica, y no me refiero a que la estructura que encarna sea anticuada ni mucho menos, lo digo en el sentido de que ha descubierto la máquina del tiempo y el Consejo ha decidido mandarnos al pasado a todos. Negociación directa Empresario – trabajador para ver si el último trabaja 60 horas a la semana. Sí, 60 a la semana.

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