Por fin me puse con la última nota de Mario Vargas Llosa, «Las ficciones malignas» (publicado primero en El País, pero les enlazo La República, porque sí), en que básicamente dice que todo el que no piensa como él (en el terreno económico) vive engañado en una ficción maligna (válgame dios, olvidaba que El Mercado, con mayúsculas y en bastardilla, es un ente natural que se autorregula solo y todo es perfecto, si las frías manos del resto no se entrometen, claro), o engaña a los demás (que es mucho peor), a lo que Antonio Avendaño replica, así que no voy a repetir lo que otros ya señalan bastante bien. Les recomiendo leer ambos artículos. Pero fíjense en el largo paréntesis que introduce en el segundo párrafo el hispanoperuano más conocido. ¿Lo leyeron? Bien, cierto, yo no estoy de acuerdo con Krugman sobre el «corralito», no les llamo la atención sobre eso, sino sobre la mención a César Alierta y lo bien que parece conocer la economía española… ¿Seguro, señor MVLL, seguro? Veamos. ¿Qué decía Alierta, presidente de la multinacional Telefónica, allá en 2007? Que la crisis financiera no afectaría a España, campeón del mundo en sistema bancario y tal. Bueno, se equivocó con la crisis (como mucha tanta gente, entre ellos los que gobernaban y ganaron las elecciones), pero estaba claro, para él, en el 2009 lo peor ya había pasado, recuperación y todo bien en adelante. Que no pasó lo peor en el 2009, el año indicado era el 2010, el resto son errores de dígitos. Supongo que si todos los años digo que lo peor ya pasó y vamos a crecer, en algún momento acertaré. Ah, CA vende a sus accionistas e inversores un futuro mejor, no va a decir nunca que todo está mal e irá a peor durante mucho tiempo, por evidentes razones. Supongo que es una ficción maligna la que engaña a MVLL y le hace creer que un presidente de una gran compañía conoce mejor la economía de un país por el mero hecho de hacer negocios (en ese sitio y otros muchos), confundiendo la micro con la macro economía, además.
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Marea verde: contra los recortes en Educación
Marea verde en Valladolid: En defensa de la educación pública y de calidad
Asistí a la marcha en defensa de la educación pública y contra los recortes que corona este día de huelga en el sector público de la Educación (los cinco sindicatos educativos con más representantes la convocaron, secundada por asociaciones de alumnos, algunas de las principales asociaciones de padres, etcétera), de la más básica a la universitaria. Vean la fotogalería en De Igual a Igual. Hoy me he hartado de escuchar a representantes del Partido Popular y el gobierno (dirigido por dicho partido) defendiendo los recortes, o como dicen, los ajustes. Niegan que haya recortes, sino una «optimización de recursos», e insisten en que se puede «hacer más con menos» y que es necesario un cambio de modelo porque el actual es un fracaso. No sé qué entienden por cambio de modelo, o cómo se construye el mismo, pero si es primero recortando para luego… ¿luego qué? Esa es la cuestión. Quiero que entiendan esta entrada en relación a algo que ya apunté hace unos meses en «Otra perspectiva sobre los «Servicios Públicos»».
El avisado tijeretazo a Sanidad
«Asimismo, con el fin de definir el Programa Nacional de Reformas y determinar las reformas encaminadas a lograr una mayor racionalización, eliminación de duplicidades y eficiencia en la gestión de los grandes servicios públicos que se pondrán en marcha en este mes, el presidente del Gobierno se ha reunido también con la ministra de Sanidad y el ministro de Educación. El ahorro previsto superará los 10.000 millones de euros.» (Nota de prensa del gobierno de España.)
Tras un par de días trepidantes en cuanto a contradicciones dentro de los miembros del gobierno (ese era uno de los grandes males que el PP atribuía al anterior ejecutivo) el gobierno, ya de forma oficial y sin poder decir «son comentarios personales de tal ministro», lo enfanga todo más gracias a unas pocas líneas en un comunicado de prensa. Sin comerlo ni beberlo, y tras presentar los presupuestos, se habla de un ahorro mágico de diez mil millones de euros adicionales en las carteras de Educación y Sanidad (así, con mayúscula), juntos y revueltos (otras informaciones hablan de siete mil millones en Sanidad y el resto en educación). ¿Explicaciones? Ya se darán, cuando los rotativos alemanes lo soliciten, imagino.
Sin Público en los quioscos
Se acabó lo que se daba, la solución empresarial, el problema de los trabajadores, fue cerrar la edición impresa de Público,. La empresa propuso, por lo visto, tirar un par de números más a la calle, ya el de hoy estaba medio terminado cuando los trabajadores decidieron que no, que no tenía sentido seguir, menos ante la incertidumbre que espera a los trabajadores y en las condiciones que queda la edición digital (¿por cuánto tiempo se mantendrá?). Público, un periódico que nació para cubrir ese espacio informativo en la izquierda que El País hace mucho que abandonó, pero que no dejaba de ser un medio burgués, sometido a la lógica empresarial de los resultados. Sí hay que reconocerle que planteaba un diario diferente, con más cabida (aunque con el paso del tiempo perdió espacio) para secciones como la de Ciencias o la de Historia, la de cultura en general, siempre desde una mirada crítica. También tuvieron sus momentos con un periodismo de investigación casi desaparecido en favor del conspiranoico que practican otros medios.
La rendición de Rodríguez Zapatero
El gobierno tapa sus vergüenzas en uno de los peores debates del Estado de la Nación de los últimos años. Es normal, es difícil defender una cosa, la contraria, el guiño a la derecha y a la izquierda a la vez, es difícil decir que se gobierna para los más necesitados mientras se les exige pagar favores para alegrar a quienes causaron, básicamente, la crisis, es difícil decir que se es de izquierda cuando se gobierna solo con la derecha, es difícil aceptar que los principales programas sociales (mal hechos desde el inicio) se cortaron por un tema meramente económico, como es difícil mantener las misiones de Libia y Afganistán con un discurso que permitió sacarlas de Iraq, es difícil explicar por qué se está al lado del gobierno marroquí y no del pueblo saharaui… Eso ni lo tocó, al menos no en las intervenciones que vi. En todo caso, Rodríguez Zapatero nos ha descubierto un nuevo principio: «Principio de realidad», que es de «sentido común».
¿Pacto? ¿Con qué propuestas?
Ayer fue un gran día para las redacciones, el «debate» (llamémoslo así) en el Congreso de los Diputados «enfrentó» al líder del principal partido de la oposición (no es «el líder de la oposición») y a quien ostenta el cargo de Presidente del Gobierno español, se supone que veríamos, por un lado, a un gobierno a la defensiva vendiéndonos la moto de los cambios o proyectos que ha puesto en marcha o piensa poner, mientras que el principal partido de la oposición, primero en la intención de voto actual, sacaría todas sus armas dialécticas para, por un lado, desmontar las tesis del gobierno, y por otro, proponer «sus» soluciones.
La necesidad de salir a la calle
¿Salimos o no salimos a la calle? ¿Cualquier consigna vale para llenar la calle? Para De Igual a Igual: «La necesidad de recuperar la calle. Pero no a cualquier precio, no con esas consignas…». Sobre la manifestación de ayer y las consignas que sacaron a las dos centrales sindicales principales a la calle.
Cabezas de turco para limpiar consciencias inversionistas
Cero de autocrítica. El otro día en clase (de Políticas Públicas Socio-Laborales) se comenzó un breve debate sobre el tema de los altos sueldos de directivos, sobre todo de las entidades financieras, también de las intervenidas, a raíz de un artículo de no recuerdo quién publicado en El País que abogaba porque la «mano visible» del Estado guiara por el camino «correcto» a la «mano invisible» del mercado y evitar crisis como la actual. Ante todo, estoy de acuerdo con la crítica a esos salarios, a esa desigualdad salarial que no deja de crecer (en España es sangrante, los altos directivos son de los mejor pagados de la UE -entre los primeros puestos, no el primero-, mientras que los trabajadores estamos por debajo de la media, además, se ha incrementado los salarios de los altos directivos mientras el poder adquisitivo de los trabajadores ha bajado en la última década), y que la estructura salarial (de primas) favorece la especulación y la toma de decisiones arriesgadas que nos han llevado a la actual crisis (una de las tantas concausas).
El debate de la crisis (II de II)
[Para leer la primera parte, dé click acá: «El debate de la crisis (I de II)»]
¿Y la izquierda no-capitalista?
Aceptemos entonces que los socialdemócratas, desde hace demasiado, son una «izquierda capitalista» (y lo de «izquierda» lo mantengo más por respeto a su propia historia que por otra cosa, salvando además a los socialdemócratas que no se han sumado a la «tercera vía»), entraron en el mismo debate que las derechas capitalistas y lo que han hecho es sumar esfuerzos con los keynesianos, consiguiendo pequeños triunfos en los foros internacionales donde los poderosos deciden cómo resolver los problemas de los más poderosos, siempre con grandes cesiones a la contraparte (así pues, el Estado interviene de forma clara, pero sin controlar a los agentes privados intervenidos, lo vemos en los bancos y en casi todos los sectores «ayudados»; el Estado, eso sí, se reserva la potestad de más programas sociales pero con partidas presupuestarias brutalmente más pequeñas que las orientadas a los grandes agentes económicos empresariales, etc.), con ello, el mensaje «distinto» de la socialdemocracia se diluye en favor de quienes son vistos como mejores gestores de los dineros, aunque sean concausantes de la crisis económica actual.
El debate de la crisis (I de II)
Algunos de los problemas (entre otros muchísimos) de las izquierdas durante esta crisis es, por un lado, que la misma era «del sistema» y no una de las tantas cíclicas que hay, y por otro, no presentar una alternativa real al capitalismo, sino centrar las críticas en unas políticas concretas del capitalismo ofreciendo «más capitalismo» como respuesta a la crisis económica (cíclicas en el capitalismo, no lo olvidemos). ¿El resultado? Las izquierdas no avanzan, más bien retroceden, sobre todo las izquierdas socialdemócratas, que son las que más «cometen» los dos problemas antedichos.
California en quiebra: ¿Legalizar la Marihuana como solución?
Si California fuera un Estado Independiente (y no uno de los cincuenta federados en esa potencia llamada Estados Unidos) tendría «derecho» a estar en el G-8, es la octava, justo, economía del mundo. Como lo oyen. También es un Estado que, si pudieran quebrar legalmente, estaría en la banca rota más miserable (paradojas de la economía). El primero de julio se declaró la «emergencia fiscal» tras el rechazo del presupuesto en el senado californiano. Arnold Schwarzenegger, el gobernador republicano, contempla sin saber bien qué hacer cómo el fisco ya no recauda casi nada, el endeble sistema fiscal pasa factura en el estado de los millonarios.
El libro de Aznar
No suelo hablar de libros que no he leído (más allá de algún chascarrillo sobre las partes que, por suerte o desgracia, sí he procesado), y sé que hay muchos libros que jamás tocaré, pero me atrevo a recomendar el «Crónicas Marcianas» de Manuel Rico, análisis del ¿ensayo? de José María Aznar que inunda las librerías titulado «España puede salir de la crisis» (si salir, lo que se dice salir, saldrá, la cosa es cómo, cuándo y a qué coste). Reveladores los datos que da en contraste con los de Aznar, que dejan en mal lugar al ex presidente (que a demagógico y exagerado no le gana nadie).
AlB: Trabajo para los hijos
Cacareando que es gerundio
Un político dice X, todos los seguidores del político comienzan a cacarear X, de repente X es la única respuesta, la solución, es el 42 del Mundo Real®, el Non Terrae Plus Ultra de las explicaciones, que a la vez es respuesta y ataque al adversario político. Ninguno de ellos, de los cacareadores, se pregunta si es verdad que X sea la cuestión, porque la duda ofende, vamos hombre, que esto es la tierra del puro seguidismo. En esta crisis las equis están saliendo como setas, por todos lados, han invadido el debate inexistente, simplemente se repiten consignas y palabros variopintos, y si puede ser, con un insulto que no viene a cuento.
¿»Nuevo orden mundial»?
Francamente estoy sorprendido. Realmente sorprendido. No ya por las conclusiones y medidas adoptadas en la Cumbre del G-20 (o G 2X, porque no son 20), muchas de las cuales suenan tan descaradas (Estados que controlan paraísos o semiparaísos fiscales hablando de la necesidad de eliminarlos cuando están en su propia casa), otras tan absurdas, y muchas como más de lo mismo y pura retórica (esos 20 pidiendo más globalización mientras 17 de ellos tomaban medidas proteccionistas, esas mismas que cuestan bloqueos y sanciones a otros países)… Vuelvo a lo que quería decir, que me pierdo entre paréntesis, como decía, estoy sorprendido ante la desfachatez de oírles decir que tras esta cumbre se inicia un «nuevo orden mundial».