Uno de los lugares comunes tras las elecciones andaluzas que, finalmente, han supuesto la investidura de Moreno Bonilla (PP) como presidente de Andalucía, es que gracias a que iban por separado las derechas (PP, Ciudadanos y Vox) consiguieron sumar más. Esta afirmación se puede entender de dos formas, y se puede usar a Adelante Andalucía (la unión, entre otros, de Podemos e Izquierda Unida) como contraejemplo.
¿Qué entendemos con que si iban separados «ganaron más»? Acá he escuchado dos explicaciones distintas: una es que el votante desencantado con un partido como el PP (que ha perdido muchísimos votos) tuvo otros partidos de derechas con posibilidades reales de tener diputados para votar, así Ciudadanos (más «hacia» el centro) o Vox (más «hacia» la derecha) se presentaban como sustitutivos. De esta forma, el votante de derechas tenía a quién votar y podía ser movilizado. Si esta es la interpretación, nada que objetar. Es una afirmación atrevida pero posiblemente cierta. Acá es donde la unión en las izquierdas nos sirve como contraejemplo: que fueran en una candidatura en vez de permitir que se sumen los votos que cada una tenía por separado, ha supuesto una disminución fuerte de la presencia electoral. Nada nos permite pensar que por separado tendrían más votos (la otra fórmula «a la izquierda», el propio PSOE, cayó mucho), pero sí es cierto que una unión de partidos no produce una simple suma de sus votaciones anteriores.