Y no por lo de Argentina… Me entero gracias a una entrada de José Alejandro Godoy, «Nueva propuesta, nuevos retos», del nacimiento de un nuevo partido político, suma de algunos movimientos regionales (siete partidos regionales y uno distrital) y el Partido Democracia Social (que presentó a la presidencia en el 2006 a Susana Villarán). El reto es grande para este nuevo partido que aún no tiene nombre (en debate, junto con el ideario, logo, programa, organización, plan de acción política y estatutos, según la propia Villarán), buscan un partido nacional «descentralizado y descentralista» que aune la política nacional y la local (tan divorciadas en Perú, miren el mapa político peruano y se darán cuenta de esta gran separación) donde los partidos regionales o distritales jamás han conseguido dar, realmente, el salto a la política nacional (con sendos fracasos en algunos movimientos que contaron con cierta fuerza local) y donde los partidos nacionales no han sabido ser representativos en las regiones. Y por ello se inventaron cosas como la valla nacional (para mantener el poder de los partidos nacionales «establecidos» o «grandes» sobre los movimientos regionales y las minorías, pero me escapo del tema).
Día: 29 de octubre de 2007
Paliza del oficialismo en las elecciones argentinas
Cristina Fernández de Kirchner, actual primera dama de Argentina y senadora peronista, será la próxima presidenta del país austral. Esta nueva Evita, candidata del Frente Para la Victoria que agrupa a una rama de los peronistas y a otros tantos no justicialistas, ha conseguido arrasar como candidata oficialista a la presidencia… Como dice un buen amigo los peronistas saben ser poder. Ustedes me dirán que Cristina no es, actualmente, del Partido Justicialista, a fin de cuentas, el sector ortodoxo del justicialismo que se inventó ese Comando Superior Peronista les dió una patada en el trasero por «inconducta e indisciplina». El dúo que ha inagurado el kirchnerismo (que ha separado, a su vez, a los peronistas en «kirchneristas» y «antikirchneristas»). Continuidad para Argentina. Y eso es malo.