Una no-noticia

Cómo no hacer periodismo, por Perú 21: «César Flores Berríos, responsable de la pérdida de horas académicas en la región, fue encontrado brindando por el paro antiminero.» Reza la bajada de un artículo del rotativo limeño, en la nota, por supuesto, no aparece referencia a que estuviera brindando por el paro. ¿Para qué poner eso? Por puro sensacionalismo, claro, para darle chicha al artículo, para generar odio hacia el personaje y el paro contra el proyecto minero. «La foto fue registrada hace unos días en un local cajamarquino, que tiene la suerte de atender en pleno paro», pero no dice cuándo, hace unos días fue sábado, por ejemplo. ¿A qué hora se tomó la fotografía? A horas de clase, es lo único que pone la nota firmada por nadie. Esa ¿noticia? es solo para tirar porquería, generar anticuerpos, sobre el paro y sobre una persona que desde hace poco se señala como «la mano derecho» del presidente de Cajamarca, a quien ya se le inició un proceso penal por no responder al ministerio y permitir el paro escolar en apoyo del paro contra Conga.

¿Urge un Senado?

Lo que urge, realmente, es plantear un proceso de descentralización real, no ese no sabemos qué tenemos regional actual, no este sistema de mando imperfecto en las regiones y donde el presidente de la república se salta la autoridad regional para dirigirse directamente a la local, donde nadie sabe para quién trabaja, donde la traslación de departamentos a regiones es un error con el que Humala ya ni se plantea acabar (y donde García perdió rápidamente interés en el pasado), donde, en otras palabras, jugamos como si tuviéramos ya un estado descentralizado, cuando lo que tenemos es un tablero de ajedrez y fichas que no corresponden, así como un manual de instrucciones incompleto, y por ello caemos no pocas veces en discusiones bizantinas que a nada llevan.

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¿La violencia necesaria?

A la vista de los datos de la Defensoría, pareciera que sí… Siempre es lo mismo. Unas protestas de lo que sea (como si es por la implantación de una granja de caracoles, casi que da igual el tema), no hacen caso a los manifestantes por nada hasta que estos se hartan y montan la de Dios es Cristo y no hay tutía que claudiquen hasta que llega el gobierno central (normalmente él y sólo él, el resto de autoridades normalmente dejan de existir por el camino, así como la estructura institucional en favor de «mesas de diálogo») y tras hechos de extrema (o no tanta) violencia se llega al diálogo, que hablando se entiende la gente. A buenas horas mangas verdes, y demasiada sangre derramada…

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