Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte se votó este jueves y el resultado fue distinto a las últimas encuestas (en ese país se publican hasta el mismo momento de las elecciones). España vota hoy con la incertidumbre de poder tener unos resultados muy parecidos que el 20 de diciembre, con lo que, si nadie cambia de postura, no se podría conformar gobierno… otra vez. No estamos ante una «repetición» (aunque yo mismo haya usado la expresión) de elecciones o una «segunda vuelta», en tanto que había posibilidad de cambiar por completo todo lo que se presentaba y no había «descartes» de partidos por malos resultados (sí es cierto que algunas formaciones han retirado candidaturas). Y eso es una de las cosas que me extrañan: lo poco que se han movido las cosas. (En las últimas elecciones escribí una nota también el mismo día de las elecciones, antes de los resultados, que acompañé con esta misma viñeta). [Continúa leyendo en De Igual a Igual.net].
Mes: junio 2016
¿Más requisitos para los partidos?
Fernando Rodríguez Patrón, Director del Registro de Organizaciones políticas del JNE, escribe una interesante nota en El Comercio, «Partidos fantasma». Pero, como muchas veces en el plano electoral peruano, se confunde ley con razón («[…] en lugar de adoptar alguna solución sobre la base de criterios racionales, en este caso, legales.»), se confunde la finalidad de los partidos con las elecciones y, por supuesto, se confunde prohibición y cancelación, así como altos requisitos formales, con institucionalización.
No hay por dónde coger el voto
Normalmente voto al «menos malo» que tenga alguna, aunque sea muy lejana, posibilidad de sacar algo positivo. Esto significa dos cosas: normalmente mi voto no vale para nada (bueno, para engrosar el «otros» sin representación) y me termino sintiendo mosqueado con lo que yo mismo he hecho (desde el propio gesto de votar hasta el haberme «vendido» por ese «menos malo»). ¿Qué pasa cuando no hay una opción «menos mala» más allá del matiz? Que no hay por dónde coger la papeleta. Para no olvidarlo, en Perú nos siguen recordando que votar no es un derecho, es una obligación. Con multa, si no cumples, claro.