Y no me refiero a que baja nuestra capacidad adquisitiva con relación a unos sueldos que no se actualizan como debieran y muestran, en todo caso, que del IPC no vive (ni puede vivir) el hombre. Que el día que incluyan el precio de la vivienda en los indicadores de variación de precios otro gallo cantará, pero que mientras tanto los sueldos suben, cuando lo hacen, por detrás de la realidad (muy por detrás). Pero me salgo del tema. Las bombonas de butano (y supongo que todo el gas en general) han experimentado un gran incremento (65 céntimos por bombona en estas tierras, esto es, más de un 5.57% sobre el precio anterior) y los sueldos bajan. Y me refiero al sueldo del repartido de bombonas, que ha bajado (literalmente). Hoy tienen reunión sindical los sufridos repartidores (imagínense cargar con una bombona de arriba a abajo, sobre todo en ciudades como esta donde aún sobran edificios sin ascensor y más de cuatro plantas).
Tal vez, si las cosas no se arreglan, haya huelga de repartidores de bombonas la próxima semana (así que los que se vean apurados, que vayan comprando una bombona antes de quedarse sin gas). Y no les falta razón. Son uno de los colectivos que más ve disminuir su sueldo. Y no me refiero a su capacidad de adquisición, sino al sueldo. Me comenta, el repartidor, lo que ganaba hace diez años y lo que gana ahora, que entre pitos y flautas, es menos de un 33% (bruto) del sueldo preeuro. Ya se sabe, acá todos a ajustarse el cinturón, que cambio de dueño cambio de sueldos reales (chau «pluses» y mandangas como horas extras -realizadas pero ya no pagadas- y demás derechos laborales). Si hablamos que el sueldo en bruto (comparando las cantidades como si fueran «las dos actuales»), quiero que se imaginen por un momento la inflación de diez años (más o menos el IPC ha variado un 33% en esos 10 años) para entender cual es la bajada neta de los sueldos de repartidores de bombonas de butano. Por los suelos sus salarios.
Pero las gaseras están en un momento boyante, cierto es que mucho reparto ha disminuido en tanto que el gasciudad aumenta sin cesar, lo cual significa más beneficios para las empresas distribuidoras de gas y todo eso… Pero aún los horarios de los butaneros son de sol a sol, aunque no nos lo parezca. Las gaseras que reparten butano se siguen forrando a costa de «ahorrar» en el «costo» del «trabajo», ya que en el resto de costes no pueden influir directamente, se dedican a apretar los cinturones de quienes laboran de verdad (olvídense de los directivos, esos cada vez ganan más y tienen indemnizaciones más jugosas).
Realmente el butano sube y baja como le da la gana (hace poco estaba al mismo precio que ahora -más o menos-, luego bajó un euro y pico, pero hace unos tres años era un par de euros más barato), no es estable, pero no puede ser que sin importar las variaciones del precio del butano quienes sí vean constantemente a la baja sus nóminas sean los trabajadores que reparten las bombonas. No puede ser que empresas tan fuertes y con tan buen saldo final paguen tan mal a sus trabajadores, no es admisible que no sólo los sueldos no se actualicen conforme a la cesta de la compra, sino que bajen en el propio salario bruto.
Desde aquí mi solidaridad con los repartidores de butano, hagan o no hagan huelga, que consigan condiciones laborales dignas por un trabajo bastante duro y mal remunerado.