Un informe del congreso estadounidense denuncia la impunidad de unos mercenarios demasiado violentos incluso en una situación como la iraquí. Hablamos de la gente de Blackwater, el mayor ejército privado que funciona en Iraq. Y todo lo intentan arreglar a punta de billete, pero sin querer pagar demasiado, incluso la embajada estadounidense en Bagdad declaró que si Blackwater pagara mucho, «los iraquíes intentarían que les matasen para beneficiar a la economía de sus familias». Al parecer, se han aficionado a disparar primero y no preguntar nunca, no fijarse en las víctimas, y pasar olímpicamente de la situación de la que parten, lo que interesa es la impunidad de los miembros del no demasiado selecto club de asesinos de Blackwater.
Desde el Congreso de Estados Unidos, controlado por los Demócratas, se pone en jaque la política de la Casa Blanca por permisiva. Indican que desde el gobierno jamás se ha pedido contención a la empresa de mercenarios, ni se ha investigado los casos denunciados, al menos no con la profundidad debida (al punto que no se ha interrogado a ningún integrante del ejército privado más importante en tierras iraquíes).
El ejército privado goza de buenas relaciones con el ejecutivo de Bush, al punto que Erik Prince, ex militar, es uno de los grandes donatarios de dinero al partido Republicano y éste lo ha premiado mediante contratos con la administración por más de un millardo de dólares. Prince defiende a sus soldados indicando que ningún militar bajo su guarda ha sido herido siquiera, mientras más de treinta de sus hombres han muerto «cumpliendo su deber». Se olvida mencionar, por supuesto, los asesinatos cometidos por sus hombres (más de 16 civiles por un lado, y el guardaespaldas del vicepresidente iraquí en una pelea de borrachos). Ni tampoco ha explicado nada sobre la investigación que se sigue a su compañía por parte de fiscales federales por introducir armas de forma ilegal en Iraq.
El gobierno Iraquí quiere limpiar su país de estos mercenarios que confunden la seguridad con el asesinato y desde hace unas semanas está en proceso de revisión de los contratos de las «compañías de seguridad», a la par que ha presentado una normativa para que los mercenarios respondan, en casos de exceso, bajo las leyes iraquíes. Por supuesto, la Casa Blanca ve con malos ojos estas medidas, hay que recordar en este sentido que la Autoridad Provisional de Iraq (controlada por Estados Unidos, allá en el 2004) concedió a los guardaespaldas extranjeros impunidad total, esto es, no están sometidos a la legislación iraquí y en sus países jamás han tenido que responder por lo realizado en el lejano país de medio oriente. Como una muestra, el 36% de los abusos que se dieron en la cárcel de Abu Ghraib los cometieron mercenarios privados, y de los seis acusados en la investigación del caso, ninguno fue procesado ni castigado (mientras que los militares sí, a penas bajísimas, pero al menos tuvieron que responder).
El gobierno iraquí, el 18 de Septiembre, después de que miembros de Blackwater mataran a ocho civiles, suspendió la autorización de la gigante compañía de seguridad privada, aunque a los pocos días volvió a operar, de forma algo más limitada. Los hechos produjeron una nimia solidaridad estadounidense, que ofreció su pésame pero no condenó el ataque a civiles, y mientras desde las filas demócratas se avisa de lo negativo que es depender tanto de las fuerzas privadas, máxime cuando están claramente descontroladas, la casa blanca insiste en el apoyo de estas fuerzas de seguridad empresariales.
Los planes del gobierno iraquí son acabar con la impunidad y remplazar a las empresas de seguridad extranjeras por empresas nacionales, esperando así cumplir el primer objetivo y dejar de lucrar, a su vez, a grandes multinacionales de la seguridad. La guerra de Iraq es un gran negocio para los intereses de las familias cercanas a la administración Estadounidense, desde las petroleras, pasando por las constructoras, hasta las vinculadas con las armas y la seguridad. Y todo ello con total impunidad para los implicados.
Publicado en DeIgualaIgual
Sudamerica esta en peligro de ser contaminado por los mineros con mercurio que se derrama para extraer oro que esta selva lo han invadido personas de todo el mundo en este rio se puede encontrar mineros de alemania corea del norte italia chinos suecos etc y mas sudamericanos es un caos la intromicion de los dominicos catolicos y las ONGs estan acaparando la mayor cantidad de oro como es de costumbre aprovechandose de sus infleuncias y aprovechando la informalidad de ese pais Peru estan saqueando y aprovechando el oro de esta selva sudamericana .Eltrafico de oro de mujeres y peones como la prostitucion son negocios rentables aqui .