A veces se nos acusa, a quienes plantamos una respuesta frontal al fujimorismo, que olvidamos los «triunfos» logrados por Alberto Fujimori durante los noventa; también nos señalan indicando que sólo nos fijamos en el pasado, sin reconocer que Keiko Fujimori es una «demócrata» que rescata, en el fondo, lo mejor del fujimorismo. En otras palabras, que nos oponemos a Fujimori por ser hija de, y no tanto por sus ideas. Que le sacamos en cara lo que hizo su (condenado) padre y no lo que es ella o su formación en la actualidad. [Sigue leyendo en De Igual a Igual].
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Unión Civil en campaña
Viendo los dos que han pasado a segunda vuelta (Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski) siento que debo elegir entre dos chocolates que solo divergen en la cantidad de leche que llevan… aunque, algunos días como hoy, veo la diferencia más clara que en otros momentos (donde no los distingo, sin más). A nadie se le escapa que el fujimorismo es una organización relativamente homófoba. En el Congreso saliente los parlamentarios que más exabruptos tuvieron en el sentido contrario a la Igualdad, más intolerantes, fueron siempre fujimoristas (con personajes como Carlos Tubino entre los más vociferantes).
Humala: Una elección por el «mal menor»
¿En diez años nos vamos a arrepentir? Puede, pero no queda otra
Hugo Neira plantea que si elegimos a Ollanta Humala en 10 años nos vamos a «arrepentir», como pasó con la elección de Fujimori frente a Vargas Llosa en 1990. Fujimori salió rana, como también pasó con Alan García (tanto su primer gobierno como este segundo) y antes con Alejandro Toledo. No es que hayamos tenido mucho tino en los últimos cientos de años con nuestros gobernantes, sean «electos» o «autoproclamados». Ollanta Humala no es mi opción preferida, es, posiblemente, uno de los últimos candidatos por los que hubiese votado, pero como todo lo relativo, si el penúltimo (tampoco lo es) se enfrenta con la última, la decisión favorece al «menos malo», sin eliminar la idea de que es «malo».
Los compañeros de viaje de Fujimori, antiguos y actuales
Rafael Rey suelta una burrada cuando intenta defender a la vez que mantener su posición sobre las esterilizaciones forzosas al decir que no fueron «contra su voluntad, sino sin su voluntad» (se debe presumir que es «contra» la voluntad de alguien lo que normalmente exige su voluntad expresa y clara para ser válido), el filofascista de Rey aseguró que Keiko era consciente del daño hecho pero que ella no era su padre y que no cometería ese «error» («error», eufemismo para no decir «delito»), cada vez que aseguran que Fujimori no es su padre sale alguien de la vieja guardia de Fujimori padre que hoy por hoy son parte del equipo de Fujimori hija para recordarnos que el fujimorismo no admite «errores» y que niegan sus delitos, así Alejandro Aguinaga, congresista electo por Fuerza 2011 y ex ministro de Salud durante el fujimorismo, afirmando que la gran mayoría de esterilizaciones forzosas no fueran tales, fueron voluntarias, y que las forzosas fueron «casos aislados». La propia campaña pública mentía a las mujeres, el plan contra la pobreza era acabar con la reproducción de los pobres. El viejo fujimorismo sigue negando los delitos que cometió de forma sistemática, el viejo fujimorismo es el actual fujimorismo comandado por Keiko.
Tienen un plan… Hagamos que fracase
Hace casi 4 años salió publicado en el conservador diario chileno «El Mercurio» un reportaje sobre las intenciones de Alberto Fujimori de presentar a su hija, Keiko Fujirori, a la presidencia del Perú si él no pudiera presentarse (los cables de Wikileaks confirman el plan global de la vuelta del fujimorismo), hace cuatro años afirmé, al final de un artículo, lo siguiente:
«Por suerte, no creo que los peruanos seamos tan idiotas como para aupar otra vez al fujimorismo a la casa de Pizarro, no creo que el APRA lo haga tan pero tan mal que vuelva a permitir que un Fujimori ocupe palacio, y no creo que la izquierda sea tan inocente de confiar otra vez en un Fujimori como el mal menor (bastante torpes hemos sido en las últimas elecciones -y bueno, las de los últimos 25 años más o menos-). Pero, por si las moscas, hay que estar atentos a las maquinarias publicitarias de un ex mandatario que siempre ha tenido buenos asesores en eso de manipular.»
Para pitonisa no valgo, eso lo tengo más que comprobado. Hoy veo las encuestas, de una arrolladora victoria de Ollanta Humala hemos pasado, primero, a una victoria holgada de la ex primera dama y, ahora, de un final de fotografía que favorece a la hija del criminal Fujimori.
¡Otro partido fujimorista!
O el mismo con otra ropa, realmente. La manía de crear partidos por puro gusto. Los fujimoristas son de los pocos que mantienen el partido tras conseguir escaños (algo que no le pasó a gran parte de formaciones políticas, que perdieron su inscripción), así pues, para el 2011 ya tienen un partido (una marca electoral, si se prefiere) para los comicios… Pero da igual, la formación dirigida por Keiko Fujimori se puso a recolectar firmas para inscribir una nueva formación: Fuerza 2011. Quinientas mil firmas dicen que ya tienen.