En De Igual a Igual he publicado: «Israel contra Palestina: la imposibilidad de hablar de la «legítima defensa» israelí». Después de escribir esa nota vi en distintas noticias el estado de un edificio ocupado por los medios, en un primer momento se habló de un «asesinato selectivo» de un grupo de yihadistas, luego, en el mejor de los casos, ha muerto uno, junto con él un periodista, y heridos varios más (muchos más). Y el edificio destrozado. Y no es la primera vez, en estos pocos días, que Israel ataca a los medios. Claro que está bombardeando a todos y le llaman asesinato selectivo, aunque se carguen familias completamente ajenas a todo este tema. Y desde las embajadas israelíes se pide que no se usen fotos de sus asesinatos… ¿y eso? Porque lo último que quiere Israel es que se vea lo que están haciendo, lo que llevan décadas haciendo: Aplastar al pueblo palestino.
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Sin derecho a residir
Así es como entienden el camino a la paz: Represaliando al enemigo. Ni más ni menos. Puede hacerse construyendo más viviendas en zona ocupada para dificultar el proceso, puede hacerse amenazando con expulsar a palestinos de territorio palestino. Luego se preguntan por qué tener el territorio dividido no es un problema. Israel, como siempre, antepone la vía militar, y así se entiende que saquen una Orden Militar (estas cosas ni pasan por el parlamento, ya de por sí controlado por la extrema derecha israelí) que permitirá la deportación de miles de palestinos de Cisjordania, a la par de dejar abierta la puerta a acusaciones que ameritan penas de hasta 7 años de cárcel. Orden dada en octubre del año pasado, firmada por el general Gadi Shamni, comandante de las fuerzas de Israel en Cisjordania, que ahora entrará en vigor.
Israel: El parlamento contra la Democracia representativa
Saben que mi postura genérica con respecto a los partidos es permitir la participación más amplia posible. Ya que estamos en un medio de representación, lo lógico es permitir que las distintas posturas, por más desagradables que nos parezcan, puedan ser elegibles por los ciudadanos, y lo que acá se deben mantener son las formas, y no los contenidos. Así pues, los partidos contrarios al statu quo por definición tienen o deben tener cabida dentro del Estado que se considere a sí mismo democrático, para no pervertir su propio Derecho y Democracia representativa por medio de una legalidad torticera que impide que exista representación alguna o la truca, por tanto, el sistema pierde la legitimidad que le da su propia definición.
Proporción, desproporción y Genocidio [Fragmento]
No son ataques desproporcionales, son ataques dentro de un Genocidio continuo y constante
En Derecho estamos acostumbrados a hablar de la proporción necesaria para que un ataque-respuesta esté justificado, en Derecho Internacional Público es la vara con la que se mide toda acción militar o cuasimilitar ante una agresión ajena, existe así un «derecho de defensa» (de Legítima Defensa), pero este jamás puede superar la agresión sufrida, por un lado debe ser suficiente el evitar seguir sufriendo daño por parte de la potencia agresora y por otro la venganza no cabe de ninguna forma (por ello la «guerra preventiva», eufemismo de «guerra» a secas, siempre será contraria al Derecho), pero esto es así cuando hablamos de dos estados distintos, que no es el caso de Israel y Palestina, y siempre en un contexto en que quien blande el argumento de la legítima defensa es el que se defiende de un «primer ataque», lo cual tampoco es el caso de Israel y Palestina, donde es Israel una potencia ocupante desde hace más de 40 años, es el primer agresor.
Genocidio en la Franja de Gaza
La represión generalizada a la población palestina por parte del gobierno de Israel es brutal, sin tapujos, y desde cualquier punto de vista, desmedida. Dicha represión debe considerarse un genocidio en toda regla, un castigo generalizado a una población que no hinca las rodillas ante los caprichos de una teocracia como la israelí. Tienen el cuajo de asegurar, desde el propio gobierno, que van a «desconectar Gaza», empeño en que vuelcan sus esfuerzos desde hace más de dos años, y que ha llegado a puntos insostenibles en los últimos días, y tienen la sinvergüenza de decir que seguirán «dando» gasolina y gas por «razones humanitarias», cuando han dejado sin «mundo moderno» a toda la población (más de un millón y medio de personas).