Suárez y las responsabilidades políticas

El cargo de Contralor de la República es, en un país como Perú, de extrema importancia, así pues, el proceso en que se elige a quién será el candidato a nombrar, posteriormente, por el Congreso, será reflejo de lo que podemos esperar ex ante de la labor de control sobre las cuentas. El nombramiento de Suárez, y posterior anulación, son una muestra de lo mal que funcionan las cosas en Perú, de marchas para delante y para atrás, y de que toda la Comisión Webb fue realmente una patraña absurda en la que ya se había elegido a quién sería la candidata del ejecutivo (persona cercanísima al gobierno, y a un ministro no-aprista), siendo todo el «concurso público» una farsa.

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Las explicaciones de Suárez la hunden más

Tenía dudas sobre todo el tema de Ingrid Suárez, algo apestaba, eso que pusiera «Bachiller en Ingeniería Industrial» era falso de inicio en tanto que en España no existe dicho grado en nivel universitario (se usaba lo de bachiller para los que han terminado el bachillerato, que son estudios pre-universitarios pos-secundarios), luego salió la información de si era técnica y no Ingeniera realmente (y acá otra vez mis dudas, si había estudiado en la Escuela Politécnica Superior de Ingeniería de Gijón, como ella decía, su título tenía que ser de Ingeniera Industrial o no debía tener título, no hay grado técnico en esa Escuela Politécnica), luego el tema de la embajada hablando por hablar (si los documentos no han pasado por sus manos no tienen por qué saber que existen) y por último unos papeles desde la Universidad de Oviedo que decían que ella no había sido alumna suya. Las explicaciones eran más que necesarias.

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Recortan presupuesto a Contraloría

En Perú tenemos pocos sectores que funcionen realmente bien (o que funcionen, sin más) y algunos son fundamentales para el desarrollo de los peruanos, así que, a vacas flacas, los cinturones ajustados no deben afectar a esos sectores que, si bien no terminan de funcionar, sí son elementales y el tener aun menos recursos no viene nada bien a nadie (con dos dedos de frente y que no piense solo en su bolsillo, claro). Alan García, haciendo valer su propia incapacidad de gobierno, nos regala dos perlas: Reducción de fondos para el poder judicial (además de un cambio estructural, necesita recursos, con el APRA en el gobierno ni cambio ni recursos) y grave recorte en la Contraloría General de la República (aplicados desde ya, como quien dice).

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