El pasado 21 de agosto se publicó la Sentencia del Tribunal Constitucional nº 177/2015, de 22 de julio de 2015 (PDF y otros formatos). Una sentencia del pleno del intérprete de la Constitución que atendía a una reclamación por parte de dos condenados por quemar una fotografía del rey (injurias a la Corona) durante una manifestación antimonárquica e independentistas en 2007. Los manifestantes y condenados (a 15 meses de prisión sustituida por una multa de 30 meses a razón de tres euros el día) consideraron vulnerados dos derechos fundamentales: libertad ideológica (art. 16.1 de la Constitución) y la libertad de expresión (art. 20.1.a de la carta magna).
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Franco franco que Franco no existió
Entrevista ficticia a Juan Carlos I tras la publicación de su nueva Web y la forma en que se saltan a Franco (visiten el enlace):
Entrevistador: ¿Y cómo se decidió que usté sería el heredero?
Juan Carlos I: Me tocaba.
E: No, le tocaba a su padre ¿No lo designó Franco tras negociar con los monárquicos?
JCI: ¿Franco? Franco no es un nombre, es un adjetivo, ¿¡cómo me va a nombrar un adjetivo!? En fin, franco que no me acuerdo, siempre he sido franco, pero franco-franco, que no le tocaba a mi padre, ¿por qué le debería tocar?
E: Porque era el príncipe de Asturias y a usté lo nombraron Príncipe de España saltándose a su padre…
JCI: ¿Quién me nombró qué?
E: Franco.
JCI: Claro que soy sincero.
E: Grrr, en fin, ¿Por qué entre el 47 y el 75 no hubo rey?
JCI: Franco que no me acuerdo.
E: ¿A la muerte de quién asumió la jefatura del Estado?
JCI: ¿De mi padre?
E: No.
JCI: Franco que no me acuerdo.
Y así hasta el infinito.
(«30 años de Monarquía. Ya son demasiados», nota de 2005.)
A reprimir se ha dicho
Recuerdo las manifestaciones con Aznar en el gobierno, recuerdo lo rápido que las fuerzas y cuperpos de seguridad del Estado (o las que se tercien) cargaban en cualquier momento. Seguridad. Seguridad decían los muy cínicos (no es que haya cambiado radicalmente este panorama, pero sí un poquito). Hoy Mariano Rajoy me ha recordado por qué no se debiera votar por él, y por su partido. No es por su pasado, ni el de los suyos (recordar los orígenes falangistas y antidemocráticos es ocioso, no lleva a ninguna parte), sino por la idea que tienen del Estado, y no lo digo por la economía (que también), sino por el uso de la fuerza. «Ante los ataques a la Corona yo habría usado las Fuerzas de Seguridad del Estado», declaró el sucesor de Aznar.