Las parábolas las carga el diablo

La analogía (forzando: la parábola) de Cipriani para explicar por qué se opone a la Unión Civil y todos deberían hacerlo creo que es un tiro al pie:

«Sí es un derecho vivir, es un derecho de todos, pero si tú quieres ‘yo quiero que los días jueves ir en bicicleta por el medio de la avenida Brasil’. Perdón, eso no es democracia, nos hemos puesto de acuerdo para que la avenida Brasil sea para carros, tú tendrás que ir en bicicleta por la derecha. ‘Pero, ¿cómo? No respetan el derecho de las minorías’. No, todos nos hemos puesto de acuerdo, como no es un derecho fundamental, hemos decidido que tú irás por la derecha de la avenida, hay muchos carros por el centro.»

Muchos ya han respondido a esa parábola, entre ellos Cynthia Yamamoto (Utero.pe) lo hace con tino. Creo que hay motivos para estar contra el proyecto de Ley 02647/2013-CR (por escaso, eso sí), pero, en todos los casos, hay que tener siempre cuidado con las parábolas y analogías.

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Simon, quién te viera y quién te ve

Como el personaje de La Metamorfosis (Die Verwandlung) de Franz Kafka, la transformación de Simon desde que aceptó el cargo de primer ministro es clara. Como lo fue, en su momento, el cambio de Yehude desde una posición más marxista a una «diagonal» desde el «humanismo» que dice representar. «Evolución» es el nombre que recibe esta transformación en La República (en un buen artículo)… Qué lejos quedan las peleas entre el APRA y Simon, las acusaciones de todo tipo (de corrupto hasta lo que toque), y ahora hasta proclama un mea culpa diciendo que la izquierda «no ayudó al primer gobierno del APRA»…

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«No se aceptan reclamos sobre Derechos Humanos»

Una pizarra en la puerta del arzobispado de Ayacucho se leía «No se aceptan reclamos sobre Derechos Humanos«, clara y tajante era la cuestión, Cipriani no quería saber nada con las denuncias contra las fuerzas armadas, no durante el fujimorismo, no contra su amigo y aliado, Alberto Fujimori, o esas Fuerzas Armadas con las que tanto confraternizaba (continuos viajes en helicópteros del ejército lo dejaban más que patente). «No se aceptan reclamos» sigue retumbando en la cabeza de muchos cristianos de esas zonas que intentaban buscar refugio en la Iglesia, y esta se lo negaba sin siquiera escuharlos. Si tienes algo que decir contra el ejército, cállate, era básicamente la postura oficial de esa Iglesia.

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Cipriani contra el divorcio

«El cardenal Cipriani criticó la aprobación de la ley del divorcio rápido
El cardenal Juan Luis Cipriani sostuvo que no se puede permitir que «pequeños grupos» pretendan diseñar una sociedad «en la que se rompen matrimonios, se rompen familias y se matan niños» y demandó a cada uno de los católicos a asumir la responsabilidad que le corresponde en este tema.
(…)
«El matrimonio es indisoluble, la familia es la célula esencial sin la cual no hay sociedad, los hijos son de un valor infinito y no se les puede dejar por las calles», recalcó.» (El Comercio)

Lo curioso es que los católicos, normalmente, también se divorcian, con todo lo indisoluble de su vínculo, cuando una pareja no funciona, debe acabar. La Iglesia Católica, en contra de otras cristianas, sigue teniendo una postura hipócrita con respecto a la pareja, esto es, prefiere que los padres se separen pero no se divorcien, mantiene la anulación canónica, incluso por rato y no consumado, e insiste en mantener unidas las parejas aunque se tiren los trastos a la cabeza, bajo el falso argumento que eso es lo mejor para los niños (realmente considero que es peor que un niño viva en un entorno de hostilidad entre dos mayores que en uno con un sólo mayor).

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