«Para fortalecer la legitimidad del proceso democrático debemos replantearnos algunos temas centrales de nuestro sistema electoral.» Concluye Beatriz Boza en el artículo «Votantes de segunda clase» publicado en El Comercio. La verdad es que no puedo sino estar de acuerdo con esa conclusión, aunque claro, la aproximación que hace Boza es cuanto menos tímida al tema. Comienza recordando que en la última revocatoria de autoridades (alcaldes y regidores) el 98% de los «postulados a revocar» se ubicaban en distritos pobres, y a la par recordó que el 33% de los votantes no acudió a la mesa y por tanto tendrá que pagar la multa, la cual es realmente prohibitiva, por más «descuentos por pobre» que se hagan.
Boza lanza como idea el que las revocatorias (y solo ellas) sean de asistencia voluntaria, en tanto que, justifica, su convocatoria se hace a instancias de los disconformes con el gobierno y ¿por qué los conformes deben hacer el esfuerzo de «ir a votar»? También plantea la posibilidad de que los regidores y alcaldes deban ser elegidos por la mitad más uno de los votos para asegurarnos que tengan más apoyo popular y sea, por tanto, más infrecuente la convocatoria de revocatorias.
Sobre lo segundo, no necesariamente, por un lado habría que ver por qué en el 98% de casos estamos ante revocatorias en lugares considerados pobres y estudiar, además, con qué porcentaje de votos se eligió al alcalde a ser revocado. Hay que tener en cuenta que muchas veces estaremos ante políticos que prometieron el oro y el moro y no dieron más que decepciones a su pueblo, y son zonas tan deprimidas que no están dispuestas a esperar varios años hasta las próximas elecciones, por no decir que pueden surgir nuevos dirigentes que se enfrentan con el ya electo.
Además, el sistema de 50+1 está concebido de tal forma que no siempre gana el más popular, sino el que tenga el techo de votos más alto frente a otro que pueda ser, en principio, más popular, así el apoyo de Alan García no fue más del 50%, fue del 25% pero su techo, ante Humala, era más alto que el del ganador de la primera vuelta. Con esto no ganaríamos nada.
La solución pasa por concebir de una vez por todas el Voto como un derecho, única y exclusivamente, y cultivar desde él la cultura participativa de los ciudadanos, para que desde su responsabilidad decidan si se vota o no. Es absurdo recrearnos en la alta participación de los peruanos en las votaciones si esta es obligatoria (y la sanción, además, bastante efectiva, aunque desde que se eliminó la muerte civil hemos avanzado mucho), otros países la tienen voluntaria y al menos en las generales tienen una participación bastante alta o aceptable al menos (España es un buen ejemplo de esto).
El voto es voluntario o no es. Nada de medias tintas, de elecciones en que sí hay voto facultativo y otras en que es obligatorio (esto tendría aun menos sentido que un sistema único), debemos enseñar a los partidos a ser responsables al menos en el momento electoral (no solo tendrán que convencer que les prefiramos sobre el resto, sino además darnos razones para ir a votar ese día señalado como fecha electoral) y debemos aprender, el resto de ciudadanos, a participar de forma consciente y solo cuando tenemos claro qué y por qué votamos. Así de complicado, así de simple. No somos menores de edad a los que se nos deba obligar a ir a votar, no tiene sentido hablar del derecho al voto si no existe el derecho a votar si se quiere. O a no votar, mejor dicho. ¿Cómo es posible que el Estado nos considere conscientes y responsables para elegir nuestras autoridades pero no para decidir si queremos votar? No tiene sentido.
El sistema electoral peruano necesita cambios profundos, uno urgente y relativamente sencillo de implementar es el voto voluntario, y es completamente esencial para poder hablar del derecho al voto.
Proyectos para establecer el Voto Voluntario (libre o facultativo) en el Congreso durante el periodo 06-11:
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02706/2008-CR (septiembre de este año, del Partido Aprista, el 25/11 se ha rechazado de plano);
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01953/2007-CR (por Torres Caro, Rocío Gonzales y Gustavo Espinoza, en comisión desde diciembre del 07, rechazado en mayo -aunque no lo pone en la página de seguimiento-);
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01559/2007-CR (septiembre del 2007, de Unidad Nacional,rechazado en septiembre de este año -como curiosidad, UN votó en contra contra los otros proyectos a favor del voto facultativo, y algunos como Castro o Bedoya de Vivanco declararon en contra del voto libre cuando ellos son firmantes de este otro proyecto-);
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00095/2006-CR (de agosto del 2006, por el Partido Aprista, rechazado en septiembre de este año).
Pues lo del voto voluntario a pesar de parecerme una opción justa y necesaria, siempre me ha planteado cuestionamientos como hasta que punto mejorarìa la conciencia ciudadana sobre la necesidad de asistir a las urnas, más allá de la obligación, sobre si esto no causaría exceso de ausentismo y si no podría generar más auto-exclusión ante la política, de la que ya existe…
Hace un par de años en la universidad, hice un trabajo para periodismo de tv en el que use este tema de excusa para un reportaje y la respuesta de la gente en la calle fue contundente: la mayoría decía que no iría a votar ni de casualidad si el voto fuera voluntario.
Tampoco es que ahora que el voto es obligatorio se asegure la contundecia de la democracia y de la conciencia del voto emitido, al contrario…
Como verás, las dudas me asaltan. Sin embargo apuesto por la libertad de voto, que creo que tras un proceso largo podría despertar en la gente la conciencia sobre lo necesario que es dejar de ver el ejercicio de una ciudadanía como un domingo perdido, como una obligación.
A ver que pasa.
Saludos!
Salud Catalina
Efectivamente, el ánimo popular en Perú es proclive al absentismo electoral, y el voto voluntario, por sí mismo, tampoco soluciona este problema, pero sí nos crea un panorama distinto, por un lado, dejaría de generar el rechazo de lo obligatorio (todo lo que es obligatorio nos resulta penoso), por otro, crea la necesidad de los partidos de movilizar a la gente para que vote, y son las movilizaciones «extra» la que pueden cambiar el resultado final de una cita electoral, y ahí las bases pueden recobrar su importancia (el caso de Obama resulta ejemplarizante).
En el peligro de la auto-exclusión tienes razón, por ello creo que no es solo un tema de cambiar la constitución, sino de educación ciudadana, convencer a los que más pueden ganar o perder en unas elecciones de la importancia de su voto y que no lo vendan por tan poco como actualmente se hace.
Hace tiempo se decía que si el voto era obligatorio en Perú era para impedir que el APRA ganara las elecciones (aunque bueno, con voto obligatorio han ganado unas cuantas -cuento la «robada» en tiempos de Haya como victoria del mismo-), también se insiste en la legitimidad del sistema gracias a la alta participación, ¿Pero si es obligatorio cómo será legítimo un acto realizado por medio de una coacción -antes muerte civil y multa, ahora solo multa-?
Muchas gracias por el comentario y contar la experiencia con los entrevistados.
Hasta luego ;)
Esta frase define todo: El voto es voluntario o no es. Si un sistema es democrático debería creer en sus propias reglas internas para dar la «libertad» de elección al ciudadano de ir a votar o no hacerlo. La burguesía le tiene miedo al abstencionismo porque supone que en un sistema en el que grandes masas descreen a la hora de ir a votar el ciudadano medio (aquel que no recibe una dádiva para emitir un sufragio) no irá. Pues si estamos en contra de todo tipo de coacción, el voto obligatorio deja de ser democrático cuando no permite al votante decidir sobre el acto electoral mismo. Es que estas democracias occidentales saben que no son tales y contra la ilegitimidad que da un alto porcentaje de ausencia electoral, quieren contrarrestar con la legalidad del voto obligatorio. Como sea, solo se puede avanzar hacia formas de representación más justas si y solo si, el voto es voluntario. Salud y buen fin de semana para usted.
Educación ciudadana. Ese es el asunto!
Un abrazo, Cata
Salud pareja de dos
@ Rubén: Totalmente de acuerdo. Además, no entiendo cómo justifican sus ilustrísimos que no podemos elegir si ir a votar pero sí al Presidente…
@ Catalina: Efectivamente ;).
Muchas gracias a ambos por los comentarios, nos vemos ;)