Dos malas noticias en una sola: Queda patente que el APRA hace y deshace a su antojo en un Congreso donde ellos son el 30% de la representación, y Luis Alva Castro vuelve a primera línea política como Presidente del Congreso de la República. Lo dicho, dos malas noticias en una sola. Primero lo primero: Alva Castro como mandamás en el Congreso, en reemplazo de Velásquez Quesquén (ahora Primer Ministro).
Alva Castro fue Ministro del Interior, y será recordado, además de por la represión (algo que hacen suyo todos los titulares de esa cartera sin problemas) y por aplaudir a los esquiroles, por el tema de los patrulleros sobrevalorados, justo por el mismo hecho que costó el puesto a su antecesora, pero a él, que a diferencia de ella sí es aprista, no le costó nada de nada, y por otros temas de compras, cuanto menos, poco transparentes y claras.
También recordaremos a Luis Alva Castro por visitar a Fujimori en la cárcel, justo antes de las votaciones del año pasado para la ahora saliente mesa directiva, donde el Fujimorismo cambió, repentinamente, su voto para favorecer al partido que gobierna el ejecutivo, y colando en la Mesa Directiva, aquella vez, al doctor de Fujimori.
Alva Castro, en el pasado, ya ha sido el actor político en divisiones e infidelidades parlamentarias (con el tema de su censura), así que su designación como Presidente del parlamento venga precedida por otros todos con el APRA independientemente del partido al que le deben sus votos, por decir lo menos, no sorprende nada, es completar un extraño círculo donde se termina premiando pactos que no son pactos y a los corruptos se les busca buenos puestos, sea como ministros, directores, jefes de lo que sea o mandamases del Congreso, la cuestión es contentar a los sujetos que tienen algo que decir y mucho que ganar.
Congresistas veletas
¿Transfuguismo en el Congreso? Sí pero no. ¿Votos inspirados únicamente en intereses personales? Eso sí, de hecho. El fenómeno en el Perú supera lo que es el simple transfuguismo, o el puramente corrupto de antaño (como bien glosa y recuerda ocraM), y tiene mucho que ver con el perfil de los partidos políticos, las alianzas electorales y los intereses de los líderes de unos y otros.
Que UPP se haya presentado con gente del PNP en su seno es el mejor ejemplo, que UN se haya destruido en cuanto algunos de sus miembros olieron el poder es otro buen ejemplo, que miembros de SN voten en contra de UN ya no es nuevo, viene años pasando, y tiene que ver con los premios en forma de cargos que reciben los congresistas (ya sea para estar en la Mesa directiva del Congreso o en forma de cartera ministerial o puesto de embajador), o cualquier otro acercamiento extraño (como la relación de amor y odio que vive el inefable Gustavo Espinoza con la bancada aprista, sí, ese mismo congresista que declaró que ninguno de los que están en el Congreso miran por el país, sino por sus propios intereses).
Así que no es extraño que la nueva mesa tenga al aprista Luis Alva Castro de presidente, y a una serie de floreros de vicerpresidentes, los siempre presentes fujimoristas en la primera vicepresidencia, de la mano de Cecilia Chacón (hija del ex ministro Walter Chacón, procesado, y el Congreso tiene que decidir sobre levantar la inmunidad parlamentaria de esta congresista para que se la juzgue, creo que podemos esperar sentados), la segunda vicepresidencia recae en Michael Urtecho (liberteño como Alva Castro), de Renovación Nacional, presentes en la esfera aprista tras el nombramiento de su líder, Rafael Rey como ministro, abandonaron al toque UN para aplaudir a Alan García, el Bloque Popular se cuela en la mesa de la mano de Antonio León Zapata, en la tercera vicepresidencia.
Este último grupo es bastante extraño, una escisión de UPP, que fue anunciada públicamente por el aprista Mulder, que ha votado a veces con vehemencia contra el oficialismo y otras a su favor, que criticó en su momento el que miembros de UPP fueran en listas oficialistas pero que ahora ellos lo están, y que finalmente dividen su voto según la conveniencia de cada cual (no consciencia, no, conveniencia), así Sucari, por ejemplo, ha votado en favor de esta lista oficialista en vez de por la que apoyaba su bloque oficialmente, la lista de UN.
¿Y los congresistas que no se pliegan a los reclamos de ponerse firmes ante la presencia de un aprista? Con buena suerte, pasan desapercibidos y son ignorados hasta por sus compañeros de bancada (como pasa con la gente de PPC), y si hacen mucho ruido, se les suspende, como pasa con la gente del PNP, que a principios de junio, por las masacres en Bagua, protagonizaron unos desórdenes y se suspendió a siete de sus miembros.
¿Se compran directamente los votos? Digamos, eufemísticamente, que se intercambian favores. Y nosotros, los votantes, luego les premiamos refrendándoles en sus curules. Si es que nos lo merecemos… ¿Y las ideologías de los partidos y los políticos? Bien gracias, pregunte en la siguiente ventanilla.
Sobre el Congreso, tránsfugas, reformas y demás, dos del año pasado: «De congresistas y cerdadas» y «Del congreso no, de los congresistas». Porque todos los años, y cada vez que se vota, repetimos el mismo guión.