Al margen de la absurda disputa dialéctica entre Hugo Chávez y los Vargas Llosa, y de las nacionalizaciones de empresas, lo que está pasando en el plano electoral es sumamente importante (posiblemente más, mucho más, que los dos hechos anteriores). En Venezuela se va a cambiar un sistema (defectuoso, eso sí) proporcional para favorecer uno mayoritario, con el agravante que tal vez el voto valga por dos (el de cada uno, pero esto favorecería, obviamente, a los partidos más grandes en detrimento del resto). Ojo, esto no es, ni mucho menos, un movimiento «antidemocrático» (como he visto retratado en algún medio), pero sí claramente contrario a la proporcionalidad, en la línea de países como Italia o Reino Unido (iba a poner de ejemplo el senado español, pero desde hace más de 30 años su labor es ninguneable).