Cuatro años de continuismo y ambigüedad (I)

Mientras que para valorar a los partidos de la oposición para saber si se merecen o no nuestro voto debemos analizar la coherencia de su ideario conjuntamente con sus propuestas electorales más los candidatos que la defienden (la integridad de los mismos y su propia historia), para valorar al gobierno que pretende la reelección hay que mirar todos sus años de gobierno, cómo respondieron al a realidad en cada instante, qué propusieron antes de ser elegidos y cómo lo llevaron a cabo (o al menos si lo intentaron o qué excusa pusieron para no hacer lo prometido) y por supuesto, qué es lo que prometen para su futuro, qué identidad quieren mantener y qué nivel de autocrítica contiene el propio gobierno para saber si han aprendido de sus errores o nos espera más de lo mismo. Y ya que he criticado duramente al principal partido de la oposición, toca hacer lo mismo con el gobierno reformista actual, lo haré en varios artículos.

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Se vienen las elecciones (¿O ya estaban?)

La participación es vital en estas elecciones, el gobierno de Rodríguez Zapatero pende de un hilo delgadísima, y está fuertemente amenazado por parte del absentismo electoral, que se la tiene más que jurada a la izquierda y centro izquierda española (cada vez que aparece el absentismo, la derecha gana), así pues, la izquierda digital se está movilizando para ver si se consigue una mayor participación, si cabe, que las de las anteriores elecciones, y dentro de este contexto me encuentro con dos iniciativas paralelas con intereses similares.

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IU-LV, coalición acabada

La relación entre la cada vez más inexplicable Izquierda Unida (IU) y Los Verdes sigue su rumbo habitual, del nadie sabe para quién trabaja. Los Verdes juegan entre IU y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), así pues, a veces van de la mano con unos, otras con los otros, y muchas veces depende más de las relaciones entre las agrupaciones locales que de los partidos en términos nacionales (en donde IU y los Verdes comparten grupo en el Congreso de los Diputados). En las pasadas elecciones locales, IU se presentó junto con Los Verdes, consiguiendo, otro año más, un resultado que les dejó fuera del consistorio y de las Cortes de la Comunidad Autónoma de Castilla y León (donde, si no fuera por los leonecistas, el bipartidismo sería total). Este año Los Verdes no contemplan esta opción.

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Reforma del aborto no progresó

Y es una lástima doble. Primero, porque una reforma necesaria ha sido detenida en el Congreso, y segundo, porque el PSOE, que por unos momentos parecía que apoyaría esa medida o al menos la incorporaría tentativamente en su programa electoral el reformar una ley ya vieja, da un paso al costado y habla de «abrir una reflexión», que es lo que se lleva haciendo desde hace dos decenios como poco. La reforma propuesta por Izquierda Unida – Iniciativa per Catalunya Verds pretendía un cambio del sistema de aborto español (basado en supuestos tasados en que el aborto es permitido) al modelo inglés (un tiempo en el cual la mujer puede abortar sin que se le pregunte la razón, y después de ese periodo se entra en supuestos tasados), a la par de considerar el aborto como una prestación del Sistema Nacional de Salud.

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Los números no cierran

El verdadero pistoletazo inicial de la campaña electoral lo ha realizado el PP con la propuesta de subir la cantidad mínima de tributación del IRPF a más de 16 mil euros anuales, para así permitir que todos los «mileuristas» (y un poquito más) no paguen impuestos directos. Y los números no cierran. Hoy escuché una interesante entrevista a Miguel Ángel Acebes, que está encargándose de defender la medida ante el conjunto de los españoles. Y no es que no le cierren los números a Solbes, ministro de economía bastante conservador cuando se trata de gastar mucho o ingresar poco, que avisa que esto costará 25 mil millones de euros, a quien no le cierran los números es al PP.

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Vargas Llosa con UPD

O cómo darle una patada en la boca a tus protectores ideológicos que te idolatraban y admiraban, incluso porque escribías en El País (en otras palabras, en la prensa del enemigo). Vargas Llosa, el superliberal peruano con pasaporte español (y peruano, maravillas de la doble nacionalidad) se sube al carro de Unión, Progreso y Democracia (UPD), el nuevo partido impulsado por el filósofo antinacionalista Fernando Savater y toda la gente del colectivo ¡Basta Ya! . No lo hace entrando en las listas del partido, sino avalando la plataforma en su presentación. «Devolverá la esperanza en el progreso de España» ha dicho.

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