Lo que urge, realmente, es plantear un proceso de descentralización real, no ese no sabemos qué tenemos regional actual, no este sistema de mando imperfecto en las regiones y donde el presidente de la república se salta la autoridad regional para dirigirse directamente a la local, donde nadie sabe para quién trabaja, donde la traslación de departamentos a regiones es un error con el que Humala ya ni se plantea acabar (y donde García perdió rápidamente interés en el pasado), donde, en otras palabras, jugamos como si tuviéramos ya un estado descentralizado, cuando lo que tenemos es un tablero de ajedrez y fichas que no corresponden, así como un manual de instrucciones incompleto, y por ello caemos no pocas veces en discusiones bizantinas que a nada llevan.