Recordemos que no derrotamos al odio y al terror de Sendero con sus mismas armas, sino poniéndonos por encima y más allá de ellos y de sus agentes. No los derrotamos porque fuimos más feroces o más violentos que ellos; los derrotamos porque nos propusimos no ser como ellos y su sanguinario cabecilla fue apresado sin realizar un solo disparo y juzgado con las garantías de debido proceso que este asesino quiso destruir.
Palabras de Luis Davelouis en su columna de «Les ganamos» en Perú21. Ese discurso de nosotros contra ellos, nosotros desde la superioridad venciéndoles y demás lo escucho y leo mucho, sobre todo desde una parte de nuestra sociedad que quiere hablar bien de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y crear una distinción entre los héroes y el aparato corrupto y violento que todos esos años existió (y que en estos sigue existiendo, tal vez no con la fuerza de antaño, pero sigue). Como cuando hablamos de la Operación Chavín de Huántar, en que se quiere dejar claro que unos «infiltrados» ajusticiaron al menos a un terrorista mientras que el resto de los comandos son impolutos seres de luz y justicia.