La noticia ya es vieja, pero por acá no había puesto nada… ni por acá ni por ninguna parte. Alberto Kenya Fujimori Inomoto falleció el 11 de septiembre de este año, con 86 años de edad. Me cuesta un poco llamarle dictador (y me es imposible pensar en él como un demócrata, por supuesto), aunque sé que lo he hecho en más de una ocasión. Lo que tengo claro es que fue un criminal. No me alegra su muerte (¿por qué lo haría?, sí, era un político en activo, pero su herencia ha seguido haciendo daño político desde que él mismo huyó del país), aunque me enfada lo que ha sido su entierro y todos los honores que le están dando, no me quito de la cabeza todos sus crímenes, tanto los que le condenaron en firme como los que no, y, sobre todo, todos los crímenes por los que no fue juzgado.
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