Un interesante apunte de J. Francico Canaza, «¿Cuántos votos se necesita para ser congresista?», se ocupa de la «facilidad» para entrar en el Congreso de la República, se ocupa en concreto de los votos recibidos por Carlos Raffo y los compara con los obtenidos por congresistas de otras circunscripciones electorales. Considero que el análisis trae consigo dos errores clave: Confunde el voto preferente con el voto en sí mismo (que es a partidos) y olvida la barrera electoral que existe a nivel nacional. Además, faltaría contar el tamaño de las distintas circunscripciones (siendo Lima de las más proporcionales por su tamaño) y el sistema de reparto usado (dentro de los proporcionales, en Perú usamos una variedad del D’Hondt, que es más mayoritario).
Lo primero es importante, porque tener en cuenta solo los votos preferentes para comprender la «facilidad» en el ingreso al Congreso «olvida» que estamos en un sistema de partidos (no se rían) y lo que cuenta son los votos por formación política, no por cada uno de los individuos, siendo el voto preferente una manera de ordenar a los candidatos que recibirán escaño dentro del partido, esto es, cada voto preferente (en las circunscripciones en que el mismo cabe) simplemente sirve para cambiar el orden de los candidatos decidido por los partidos políticos, que ante una lista, por poner el caso de Lima, en que se presentan 35 candidatos (máximo), y están ordenados por el partido, cada ciudadano que vote por ese partido decide dar «preferencia» a uno o dos candidatos sobre el resto, con lo que los votos preferentes no deberían «importarnos» demasiado. No todo voto válido para un partido trae consigo un voto preferente (y puede venir con dos en su caso). Se puede dar el caso de un partido que presente candidatos y haga campaña en contra del voto preferente, con que, independientemente de la cantidad de votos del partido, los votos preferentes sean insignificantes, y no significaría que los elegidos para ocupar curules por ese partido sean congresistas «poco votados».
Como digo, lo que importa son los votos a la formación, máxime si tenemos en cuenta la barrera electoral nacional. Este elemento, en el contexto de analizar la «facilidad» de ingreso de un congresista al hemiciclo resulta doblemente importante por lo que veremos. Como señala Canaza, en Madre de Dios el congresista que ganó las elecciones (distrito electoral con sistema mayoritario, sea dicho) sacó algo menos de cinco mil votos, este congresista estuvo a punto de no ganar el curul porque Restauración Nacional (RN) a duras penas superó la barrera electoral (por unos dos mil votos).
Durante las primeras horas del conteo había tres partidos que veían peligrar sus «provisionales» curules, a saber, Perú Posible (PP), Restauración Nacional (RN) y Alianza para el Progreso (APP), finalmente tanto PP como RN superaron la vaya, y se llevaron dos escaños cada uno de ellos, APP, que por sus votos debió obtener un escaño en La Libertad (el cuarto de los curules, de siete totales), se quedó sin ingresar en el Congreso (así que, si nos fijamos en el voto preferente únicamente, tendríamos que alguien con más de 42 mil votos no tiene puesto en el Congreso, así que tan fácil, como conseguir 19 votos, no es).
Curiosamente, además, Carlos Bruce, el segundo candidato que obtuvo más votos preferentes, rozó el no obtener escaño por Lima por la baja votación a su partido a nivel nacional. Y para esas elecciones la barrera electoral fue del 4%, actualmente dicha barrera es del 5% (artículo 20º de la Ley Orgánica de Elecciones, Ley Nº 26859, modificado por la Ley 28617), en otras palabras, en esas elecciones del 2006, para obtener al menos un escaño era necesario sacar (que tu partido sacara) un total nacional de 430133 votos válidos, actualmente se necesitarían más de 530 mil votos.
Podemos analizar cuántos votos «cuesta» a cada partido los escaños ganados (y aun así habría mucho que matizar), véase este cuadro:
Partido Político | Votos válidos | Curules | Votos por curul |
Unión por el Perú | 2274797 | 45 | 50551,04 |
Partido Aprista Peruano | 2213623 | 36 | 61489,53 |
Unidad Nacional | 1648717 | 17 | 96983,35 |
Alianza por el Futuro | 1408069 | 13 | 108313 |
Frente de Centro | 760261 | 5 | 152052,2 |
Perú Posible | 441462 | 2 | 220731 |
Restauración Nacional | 432209 | 2 | 216104,5 |
Alianza para el Progreso | 248400 | 0 | |
Fuente: ONPE. Cuadro de elaboración propia |
En este cuadro se ve que algunos partidos, como RN o PP, necesitaron más de doscientos mil votos por cada escaño ganado, APP con 248 mil no consiguió ningún congresista, mientras que otros como UPP (dentro del cual se presentaron los candidatos del Partido Nacionalista Peruano) requirieron menos de 50 mil. ¿Por qué ocurre esto? Porque estamos en un sistema de múltiples distritos electorales, así que todo voto que una formación consiga en un distrito en que no gane escaño alguno aumenta la cuantía de votos por escaño (en la división que hago en el cuadro de arriba), por eso el partido que gana las elecciones es el que mejor relación votos-escaños tiene, mientras que los partidos «pequeños» la peor.
Curiosamente, en Madre de Dios, si RN no hubiese saltado la valla electoral, UPP se hubiese beneficiado de ese escaño (el de Lima favorecería a UN), formación en que menos de un tercio de los votantes ejercieron el voto preferente (con lo que el elegido tendría mil quinientos votos preferentes).
Personalmente no me parece fácil ingresar al Congreso, y por nuestro sistema electoral, no creo que se pueda medir dicha «facilidad electoral» con los votos preferentes que cada uno de los congresistas ha conseguido. El requisito de la barrera electoral nacional (al cual me opongo por ser contrario a la lógica propia de los distritos múltiples) impide que partidos «poco votados» a nivel nacional puedan entrar al Congreso (así que un movimiento propio de Madre de Dios lo tiene imposible si no va en coalición, aunque saque los cuarenta o cincuenta mil votos que se dan en dicho distrito electoral), así que la única forma «fácil» de entrar en el Congreso es pertenecer a un partido muy votado (que, por las perversiones de nuestro sistema de partidos, pivotan entre tener plata y tener vara) y, dentro de la lista, tener suficiente dinero para hacer una campaña que te haga ganar el voto preferente dentro del partido o estar en un buen puesto dentro de la lista concreta. ¿Es eso «fácil»? No lo creo, no lo veo. Pero tampoco es lo «óptimo» ni de lejos.
(Sobre otros «requisitos» para «que no sea fácil» entrar al Congreso, como el nivel educativo, ya hablé en «¿En el Congreso qué queremos: elitismo o transparencia?» frente a una «campaña» de Perú21 contra el Congreso. Curiosamente, estos días Pérez-Reverte -grandísimo escritor y miembro de la Real Academia- por dos veces ha mentado como problema, en España, la falta de formación profesional de varios diputados… ¡Como si esos requisitos sirvieran de algo!)
Es realmente absurda la valla electoral nacianal en un sistema de distrito múltiple. Me da risa cuando hablan de las muchas medidas de descentralización y no toman en cuenta esa regla que va en contra de base.