Si uno coge partes del discurso de Rouco Varela, presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Madrid, el otro día, el dicho durante la macro misa en Madrid (lo que hace tener apoyos en determinadas instancias políticas y administrativas), y no puede estar más de acuerdo, la importancia del amor en la creación de la familia y demás, pero luego él, Varela, llega a conclusiones imposibles e insostenibles. ¿Por qué determinada legislación «ataca» la «familia»? Incluso el concepto de familia que él tiene (o ellos, como prefieran) no puede ser único y exclusivo, porque dejaría de lado situaciones que se dan de forma totalmente natural (y el matrimonio no es, para nada, natural, sea dicho).
Lo voy a decir de otras formas:
- Que dos homosexuales se puedan casar no atenta contra la familia constituida por un padre, una madre y sus hijos, entre otras cosas, porque no obliga a dicha familia a nada, no la disuelve ni la afecta, simplemente cubre el manto de una arcaica regulación a una situación naturalmente existente (parejas homosexuales), no resta nada a la familia, sino que suma (desde el plano legal).
- Que se pueda divorciar la pareja solo es la aceptación de que el amor no es eterno, o no siempre lo es, o no siempre una pareja puede mantenerse junta aunque se amen locamente. ¿No es peor para el núcleo familiar el mantener a dos personas que no pueden convivir obligatoriamente con un vínculo jurídico que les impide rehacer sus vidas? Hasta en el código canónico existe la separación (cánones 1151 y siguientes), y existen formas para anular el matrimonio (que, por cierto, se usan de forma extensiva). Si hablamos del amor como el centro de la familia no podemos mantenerla unida en contra de dicho amor (cuando deja de existir). Sobre este tema me extendí cuando critiqué a Cipriani el año pasado.
- Que los niños tengan los mismos derechos independientemente del estado civil o religioso de sus progenitores es bueno (para los menores y para la sociedad). Es otro modelo de familia, los que deja de lado Rouco y demás, a los que la Iglesia se opuso hace años para que se igualen en derechos (los hijos «naturales» con los «legítimos») y que en el discurso del arzobispo ni se mencionan, pero siempre han existido (y solo desde el 78 son iguales en derechos y deberes). Cierto que ahora no cuestionan esta figura, pero hace unos años ya habían dejado de cuestionar directamente el divorcio y vuelven a hacerlo ahora, así que no es raro que nos salgan con otras viejas reivindicaciones (y como digo, ellos dejan fuera cualquier familia fuera del núcleo ideal católico).
- Decir que sin la familia cristiana-católica Europa se queda «sin hijos» es una estupidez como un templo, que no merece más comentarios salvo que se piense que todos los niños nacidos en hogares no católicos no existen (además, si nos ponemos tiquismiquis, los niños nacidos en familias no casadas ha pasado del 19,7% en 2001 al 30,24% en 2007, con lo que se puede asegurar sin problemas que los hijos se tienen fuera de la familia bajo el matrimonio sin problemas, mientras vemos que la tasa bruta de nupcialidad ha caído 0,61 puntos, la edad promedio para casarse ha subido en unos dos años para hombres y mujeres, siendo menor en las zonas con alta concentración de musulmanes -Ceuta y Melilla son las dos únicas zonas donde las mujeres, en promedio, se casan antes de los 30-).
- Quejarse por las ayudas dadas a formas distintas de familia que la idílica católica (como lo hicieron con las madres solteras que recibían quinientos euros más de ayuda por el niño recién nacido) simplemente atenta contra dichas otras familias, no es que ataque a la familia católica (no se le excluye de las ayudas ni mucho menos) ni incentiva otras formas de familia, sino que se atiende a una situación más negativa tanto para la madre como para el menor (la familia monoparental, normalmente, tiene más dificultades para llegar a fin de mes, cosa de tener una sola fuente económica posible en vez de dos).
- Plantear que la única familia que merece protección es la católica conformada por dos padres, además, va en contra de personas que han enviudado y son católicas, por no decir el resto de familias que existen y existían antes de que la Iglesia fuera fundada (aunque no tuvieran igual reconocimiento legal).
En realidad, ninguna, absolutamente ninguna de las cosas que mencionan como «ataques» a la familia lo son, normalmente solo recogen una realidad existente y la regulan, si esto no fuera así no se está «protegiendo» más o mejor a la familia tradicional (que sigue siendo el modelo ideal de familia no solo para la sociedad, sino en la ley), simplemente se excluye de protección al resto de familias que sí existen (en la realidad, esa que no quieren ver muchos arzobispos desde sus célibes atalayas), esto es como cuando el bastardo no tenía derechos, eso no ayuda a la familia tradicional, simplemente iba en detrimento del menor habido fuera del matrimonio, reconocer que ese menor tiene una familia que le quiere (su madre) y unos derechos incluso frente al padre que no le quiere (que se mantiene en su familia tradicional) no resta nada a la nuclear, sino que da protección a la otra. Lo mismo con las parejas homosexuales, lo mismo con el divorcio, y así un largo etcétera.
El problema con esa parte de la Iglesia oficial es que conciben la familia de forma excluyente, es la que ellos dicen y punto, no hay más tu tía, aunque la realidad, la sociedad, haya formado desde siempre otras formas de familia (más o menos amplia), entienden el núcleo básico social (la familia) como un juego de suma cero (si se protege a otros tipos de familia, es lo que se quita a la suya) cuando esto no es así, más bien es un juego de suma positiva, mientras más situaciones se reconocen más se amplía la protección legal sobre más personas dentro de la sociedad (todas esas otras que están fuera de los cánones oficiales de la Iglesia).
Lo increíble es que todas esas normas que critican como destructivas de la familia son potestativas, esto quiere decir: Nadie está obligado a divorciarse, nadie está obligado a tener hijos fuera del matrimonio, nadie está obligado a casarse con una persona de su mismo sexo, nadie está obligado a no tener hijos, nadie está obligado a separarse, nadie está obligado a no darle al menor la educación (en su casa) que estime oportuna, nadie está obligado a nada, ni siquiera a casarse por la Iglesia (claro que por esto también pusieron el grito en el cielo, tanto en 1931, como en el 69 cuando se facilitó dejar constancia oficial de la apostasía para poder recurrir al matrimonio civil -que era subsidiario al católico, solo destinado a los oficialmente no católicos, condición presumida para los españoles- como con la entrada en vigor de la Constitución), o sea, dar la posibilidad de hacer algo no es un ataque a nada, es simplemente aumentar el margen de libertad legal.
Si la Iglesia oficial no quiere que la gente se divorcie, tenga hijos y demás, que haga pedagogía de todo eso (como ya hacen, con escaso éxito en apartados como el divorcio, sea dicho), pero por favor, que dejen de lado las demagogias o la búsqueda de la imposición legal de su modelo al resto, porque ello limita, por un lado, la libertad de todos, y es contraproducente, por el otro lado, con las personas que no están (porque no quieren o no pueden) dentro del modelo único que quiere imponer la Iglesia. Tanto que se quejan de las «imposiciones» del gobierno cuando ellos lo único que buscan es que se impongan sus ideas.
O sea que antes del 69 si eras católico sólo te podías casar por la Iglesia? Interesante…
Salud
De hecho sí. O sea, desde que se derogó la legislación sobre el matrimonio civil (1938) se mantuvo como «subsidiario» el mismo, pero no había forma (para un español) de demostrar la no pertenencia a la Iglesia Católica hasta el 69 (que se habilitó el registro civil para ello).
Hasta luego ;)