Cuando entró Vox en el parlamento español me dio miedo. Luego el Partido Popular junto con Ciudadanos me lo quitaron del cuerpo: nada nuevo bajo el sol. Lo que es peor, escuchar al PSOE demostraba la demagogia y el desconocimiento de lo que pasa allende nuestras fronteras (¿de verdad no saben que la extrema derecha ya está en muchos gobiernos europeos? No regionales, no, en los gobiernos; y no solo de países de segunda fila, sino la propia Italia tiene uno).
Estos días la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género (LVG en adelante) ha vuelto a entrar en debate. Está bien que se discuta sobre ella, que se hable y demás, pero no tanto que se mienta sobre su contenido (Vox diciendo, como dijo Ciudadanos en su día, que es inconstitucional por no respetar la igualdad de los españoles, por más que haya sentencias del TC -desde la STC del pleno nº 59/2008, muchas- en contra de esa lectura).
En un medio muy de derechas que ha apoyado bastante a Vox (como en su día a Ciudadanos o a UPyD, cualquier cosa con tal de correrle por la derecha al PP blando en algunos temas) comentaban que las mismas razones por las que se dice que la prisión permanente revisable no funciona (no ha detenido ningún crimen de esos horrendos), se podía decir de la LVG. En una pequeña parte es cierto, la LVG no ha detenido los asesinatos (son menos que antes de la entrada en vigor de la ley, algo que dijo mal el presentador; y de mucho antes simplemente no hay datos fidedignos).
Hay una gran diferencia entre la LVG y la prisión perpetua: la LVG no es solo una LO que reformó el Código Penal, de hecho, lo importante de la LVG es todo lo demás: si existen recursos y mecanismos que van desde la sensibilización hasta ayudas de emergencia pasando por apoyo psicológico y demás es por esa ley. Además, puso sobre la mesa un problema que el Estado negaba (sí había legislaciones autonómicas, necesarias para que existieran recursos en servicios sociales) y puso unos mínimos en todo el Estado y dotó de ciertos medios económicos los mismos (muy recortados con la crisis, y más con el PP en el poder).
El Partido Popular votó a favor de esa ley, tapándose la nariz pero aceptando su redacción (mucho más encorsetada de lo que las organizaciones feministas pedían; una de las cosas que se está hablando ahora es justamente ampliar el concepto de violencia sobre la mujer dentro de esta lacra pues la ley lo acortó demasiado a la relación actual o previa sentimental), y siguen sin entender del todo lo que votaron: Casado habló de un feminicidio claramente dentro de la LVG como «violencia doméstica». Señores, la violencia doméstica es otra cosa que, por cierto, también tiene legislación específica, tipos penales especiales y todo eso.
Dejen de mentir, señores de Vox, Ciudadanos y Partido Popular (y demás compañía). No está mal proponer más protección para las víctimas de la violencia familiar, pero no mientan diciendo que no existe o que el hombre o los niños están desprotegidos (estos últimos, por cierto, hace no demasiado entraron en el concepto de víctimas colaterales de la violencia de género, así que están igual de protegidos que la mujer).
Insisto, la violencia doméstica ya está recogida en la legislación, tiene sus propios tipos agravados, tiene su propia legislación, los hombres no estamos desprotegidos ante el maltrato de las mujeres, pero no podemos negar que el problema social está en el machismo, no en la excepción de un hombre maltratado (¿se dan casos?, claro que sí, pero ni de lejos es un problema social). Si se quieren aumentar los recursos (y crear algunos que no existen, como el apoyo psicológico), está muy bien, pero no podemos aceptar que se oculte la violencia machista, que es mayor y distinta a la doméstica, además. Repito: no es lo mismo violencia de género (machista) que violencia doméstica, esta distinción está presente en el Derecho Internacional, obligatorio para España tras la adhesión al Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica. El PP ya se aparcó en el discurso de confundir ambas cosas, primero Casado, luego Levy y ahora todos. ¿Guiño a Vox? No, es la ideología del PP, siempre lo ha sido.
Tal vez la sociedad (toda, contándonos) ya está lo suficientemente madura para dejar de usar el término de violencia de género con el encorsetamiento actual y hablemos a las claras de violencia machista, así se entenderá mejor cuando se hable de la cultura de la violación que sigue imperando o de feminicidio.
La extrema derecha machista ya la tenemos, toca combatirla; pero comencemos por lo importante: acabar con el machismo. Y, para los hombres, eso significa reconocer nuestros privilegios y luchar contra ellos apoyando la lucha feminista protagonizada por ellas.