Los medios de comunicación están en campaña. Bueno, siempre lo están, pero este año me da la sensación de que es más descarado que otros. No podemos obviar que los medios de comunicación no son neutrales, tienen una línea editorial que responde a un marco ideológico concreto. Algunas veces, en pro de la pluralidad, dan espacio a voces discrepantes o son críticos también con «su bando». A veces, y pareciera que cada vez menos, también son capaces de distinguir lo que es un hecho, lo que es la interpretación y el análisis del hecho, lo que es una opinión pura, de lo que simplemente es propaganda o, en el peor de los casos, mentira y manipulación. Y todo lleno de condicionales para que algo que ni ha ocurrido ni se ha «anunciado» que se quiere que ocurra parezca una realidad palpable, un hecho causal necesario. No es así.
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