«Hemos vuelto», dijo el jefazo del PSOE. Así que era cierto: se habían ido. Rosa María Arta, en El Diario, apostillaba «desde la derecha sin remilgos» (y explica por qué lo dice, claro). Esta frase, junto con cuatro pinceladas más, han servido a la derecha más reaccionaria para tachar al PSOE de «radical», «extrema izquierda» y demás sandeces tan lejos de la realidad del propio partido y, mucho más, de sus experiencias de gobierno. Si el PSOE fuera la mitad de socialista de lo que dicen que es, España ni sería una monarquía ni tendría un sistema económico capitalista. De hecho, el PSOE se reconoce lejos de IU -y no por la izquierda, se entiende- y Bono, por dar nombres, prefiere que el PSOE pacte con el PP que con IU por esa «vocación a las mayorías»… En realidad el PSOE siempre ha votado más con el PP que con IU -incluso en esa época llamada de «la pinza» entre IU y el PP, la realidad parlamentaria fue otra-.