La Operación Chavín de Huántar en la que liberó la casa del embajador de Japón de un comando del MRTA sigue dando que hablar. Esta vez un fallo polémico de la mano de la Tercera Sala Penal Liquidadora de la Corte Superior de Lima, por un lado, la sentencia asegura que el «Camarada Tito» (el emerretista Cruz Sánchez) fue ejecutado extrajudicialmente tras ser capturado, por otro lado absolvió a Montesinos, a Hermoza Ríos y Roberto Huamán en tanto que se consideró que no existió un comando paralelo (una defensa constante de los comandos era que si existieron ejecuciones fueron, las mismas, cometidas por agentes que no pertenecían a los heroicos comandos). Se estableció en la resolución judicial que ese ajusticiamiento fue un hecho aislado producido por un militar de gatillo fácil contraviniendo órdenes. Además se determinó que las muertes de Hernán Luz Meléndez Cueva y Víctor Salomón Peceros Pedraza fue en combate, al solo haber un testimonio que indicara que se rindieron, siendo esto no suficiente para probar la ejecución extrajudicial, además de tener múltiples heridas de bala (a diferencia de Tito).
Lo de que fue un hecho aislado, la ejecución extrajudicial de Tito, me extraña o incordia algo, por un lado, una cosa es reconocer que no hubo comandos paralelos (teoría surgida para «limpiar» de responsabilidad a los comandos públicamente conocidos y dirigir las miradas solo a Montesinos, haciendo una diferenciación algo extraña desde la propia fiscalía, aun existiendo esa posibilidad de dos comandos paralelos, había que reconocer la responsabilidad de los primeros por no sacar a la luz los crímenes de los segundos), y otra considerar que solo hubo un ajusticiamiento e inferir directamente que jamás se dio orden de matar a todos los emerretistas sin importar si se rendían o no (más cuando se sabe que el propio Fujimori ordenó matarlos, a todos).
Este juicio nos lleva a un punto distinto, en donde los responsables políticos salen limpios al solo haber indicios y no «pruebas fehacientes», más cuando, parece, el propio tribunal acepta que el ahora acusado sí recibía órdenes directas del general, asesor presidencial y demás gente que ahora no purgará cárcel por estos hechos (aunque se sigan colgando la medalla de la victoria por esa retoma). Pero esto ya lo verá la Corte Suprema.
En fin, el caso seguirá dando vueltas y mucho que hablar.