Lo siento, no puedo

En las listas que presenta el partido político Gana Perú se encuentra gente más que válida, que me encantaría ver en el Congreso, de Lima y Residentes en el extranjero (para centrarme en la circunscripción en la que voto)veo a Nicolás Lynch (nº 4), Carmela Sifuentes de Holguín (nº 10, actual presidenta de la CGTP), Javier Diez Canseco Cisneros (nº 12) o Fidel Ríos (nº 25, de LPT), y seguro que me dejo a alguno más. (Nota: Al Parlamento Andino, por ejemplo, presentan a Roberto de la Cruz Huamán, nº 4, secretario general del PCP). También me doy cuenta que, salvo Lynch, el resto son designados a dedo y no electos por las bases o delegados de Gana Perú (GP), y deben ser parte del acuerdo entre el Partido Nacionalista Peruano (PNP) y varios partidos de izquierda para que estos apoyen a Humala (entre ellos el PCP y PR).

Y creo que ahí comienza mi problema con esta «alianza», el cómo se fraguó, hasta dos días antes del cierre parecía que la izquierda repetiría alianza con FS, finalmente por unos movimientos extraños dentro de FS esta alianza se esfumó y deprisa y corriendo las fuerzas de izquierda se sumaron al PNP, tan tarde que ni siquiera se pudo inscribir una alianza y lo que se hizo fue un apaño dentro del PNP, donde la izquierda, aseguraron sus representantes institucionales, aportó su visión al plan ya escrito del PNP, no había tiempo realmente para un acuerdo más programático (al margen de que confío en el buen hacer de los partidos de izquierda y su seriedad en cuanto al programa, entiendo que no hubo tiempo para más y que la fuerza predominante en esta alianza es el PNP). Hasta cierto punto esto me recuerda a lo que pasó con UPP y el PNP en el 2006.

De la introducción del Plan de Gobierno de GP (PDF):

«Para nosotros, el nacionalismo es una alternativa democrática a la actual modernización neoliberal excluyente y desnacionalizadora.»

El nacionalismo no es un «modelo económico» ni una «alternativa» a nada, no planteándolo en solitario, como algo que tenga identidad e independencia propia de otras consideraciones. La actual alianza de sectores izquierdistas con Ollanta Humala tiene pies de barro, como hubiese tenido el arrejuntar al PNP con el PPC, como se llegó a plantear a comienzos del año pasado de cara a las locales. Hay que recordar que Humala considera superada la diferencia de izquierda y derecha («[e]l conflicto es ahora con los efectos perversos de la Globalización», aseguró hace un año el candidato presidencial) y, en realidad, esta suma que ha hecho con la izquierda se contrapone al «centrismo» que ha practicado en el último año. Cuando habló de la izquierda y derecha recogí:

Hace ya más de un mes Carlos Mejía reflexionó, en la web del Partido Comunista Peruano (PCP), sobre «Los dilemas de la izquierda», en el que advertía que «la estrategia de llegar al ejecutivo y/o legislativo de la mano del nacionalismo humalista es una alternativa condenada al fracaso», e indicó con bastante tino que el «Humalismo (…) va a optar por moverse hacia el centro político en la expectativa de ganar en segunda vuelta» y la entrevista publicada en Perú 21 al líder humalista deja claro que Ollanta ni plantea ni quiere plantear una alternativa no ya socialista, sino de izquierdas siquiera.

Lo malo es que Ollanta Humala no ha cambiado de idea, solo busca el apoyo de la izquierda para arañar votos donde los estaba perdiendo, y en tanto que la oferta por la derecha, en realidad, es tan abundante que hacerse un hueco en la misma es francamente difícil (y bien lo sabe PPK y las dificultades que tiene para despegar, siendo, además, los tres candidatos con más intención de voto declarada de derecha), el problema para Humala no es el capitalismo en sí mismo, no existe siquiera lucha de clases ni nada parecido, sino los «efectos perversos de la globalización», y estos los ataja con dos recetas que no son de izquierda necesariamente: Nacionalización de determinados bienes o sectores y capitalismo nacional («Forjar un nuevo modelo de desarrollo sobre la base de la construcción de una economía nacional de mercado abierta al mundo»).

Saben que las naciones me importan más bien poco, diría que nada en el fondo, no creo que un proyecto político deba girar entorno a la nación, tampoco creo que exista una «nación peruana» como algo objetivo o algo a construir, ni que los estados deban ser estados-nación, y todo ello es medular en el Plan de Gobierno del GP. Así podemos leer (y es solo un ejemplo):

«El nacionalismo es una reacción programática contra esta modernización excluyente. Se concibe, entonces, como un programa político de construcción de un Estado-nación. Por lo tanto, es una propuesta de cambio radical de un modelo que depreda los recursos naturales, que violenta la legalidad y la democracia, y no genera desarrollo.»

Las construcciones de Estados-nación son cualquier cosa menos un cambio radical en el modelo. Así las independencias no fueron revoluciones, fueron cambios de manos, y las naciones no son más que la forma que tiene una clase para someter a las otras en pro de unos intereses dizque nacionales, por más que se disfracen de igualdad de oportunidades (¿dentro del capitalismo? por favor) o palíen determinados efectos negativos del sistema mediante algunas política redistributivas (como es la educación, la salud, determinados impuestos progresivos y demás). Y que se siga hablando de «razas» («con respeto por la diversidad racial») tampoco habla en favor de GP.

Otro de los pilares del programa de gobierno gira sobre la disminución de la desigualdad y el respeto por los derechos humanos, con énfasis en los sociales y ambientales, lo que es un punto positivo sin lugar a dudas, así como la construcción de unos sistemas de salud y educación universales y gratuitos, no puedo dejar de mencionar este punto porque, sin dudas, es un pilar positivo en todo el plan. Junto con la necesidad de control y evaluación constante a los mandatarios para que cumplan con lo prometido y no gobiernen a favor de los grupos de presión económicos.

Ojo, que comparto muchos puntos de la visión presentada sobre el origen de algunos de los problemas que aquejan a nuestros compatriotas, lo que no comparto son las soluciones propuestas o algunas ideas que están detrás de ellas, como la necesaria construcción de una «nación peruana» (proyecto inacabado según el PG de GP).

Me pasa con la orientación hacia la crítica del modelo neoliberal, no es suficiente criticar este «neo» que no tiene nada de nuevo, porque se plantea como si el capitalismo nacional o cerrado pre-existente sí hubiese funcionado como integrador, fuera más democrático y demás, la crítica al modelo debe ser hacia el capitalismo, donde el neoliberal solo es una de sus caras. Nada solucionamos si, por lo menos largo plazo, no planteamos sustituir el modelo productivo capitalista por uno socialista, de nada nos sirve encerrarnos en nuestras propias fronteras y jugar al capitalismo internacional pero sin «afección interna» porque terminaremos, con suerte, como China, con capitalismo de Estado donde la desigualdad seguirá existiendo.

«Para desarrollar el país proponemos entonces la estrategia de construcción de una economía nacional de mercado. Hay que nacionalizar nuestra economía. Esto significa centrar el desarrollo del país en la expansión de los mercados internos que ya existen y en la creación de otros nuevos; es decir, hay que desarrollar una economía nacional de mercado. Esto no significa autarquía ni estatismo. Significa basar las ganancias de competitividad en aumentos de productividad y no en ventajas absolutas naturales y en el cholo barato. Las ventajas competitivas se logran al conectar la economía con la geografía y la demografía, diversificando el aparato productivo para basar estas ventajas en rendimientos a escala con costos unitarios decrecientes que favorecen el comercio intraindustrial. Pero también significa institucionalizar políticas de generación de ingresos y demanda interna para sostener el crecimiento.
(…)
¿Y cómo se construye una economía nacional de mercado? Primero, cuando se facilita el desarrollo de la capacidad empresarial nacional y de los mercados internos; segundo, cuando se desarrolla instituciones y espacios de política para generar de manera estable demanda interna e ingresos, vinculando el corto con el largo plazo; y, tercero, con un nuevo contrato social que asegure la democracia republicana.»

Esta parte, la de dejar de ser un país que basa su economía en la exportación de materia prima y debemos industrializar el país, junto con algunas otras pinceladas (como el desarrollo interno y demás) las encontramos también en los candidatos de la derecha, con la diferencia, tal vez, de esa «democracia republicana», en otras palabras, contra el capitalismo internacional GP nos ofrece capitalismo nacional. Lo mismo que otros candidatos la verdad (aunque con discursos justificativos distintos).

No digo que esté mal reforzar los mercados internos y proponer industrialización para dejar de ser un país exportador, pero es que esa propuesta también la hace la derecha, no cambia nada lo que es el modelo capitalista, solo sería un cambio de superficial en nuestro papel internacional dentro del capitalismo, pero no soluciona los problemas de fondo, que es la estructura capitalista en sí misma. Además, se están sacando conclusiones que no son para nada ciertas, como, tras comparar los dos tipos de inversiones privadas y contraponer las que miran hacia fuera con las que miran hacia adentro y hacer una distinción absurda de la nacionalidad del capital, nos aseguran en el Plan:

«Por el contrario, la economía nacional de mercado implica mejores condiciones de vida y de trabajo.»

Esta frase la acompañan de medidas positivas, como el salario mínimo digno, seguridad social universal, y demás, pero tras las mismas se apresuran a decir que estas medidas no afectarán al libre mercado de trabajo, más aun, vinculado con el gusto por el keynesianismo que demuestra el texto, ven el salario (digno) como un factor que aumenta la demanda interna. Pero una «economía nacional de mercado» no implica para nada condiciones de vida y de trabajo mejores, en todo caso, podemos articular el Estado para que las implique, pero lo mismo pasa dentro de la globalización, y en todo caso, no deja de ser una relación causa-efecto falsa.

Y eso se ve un poco cuando habla de dar preferencia a los peruanos en el control de recursos y determinadas industrias, como si por el mero hecho de ser peruanos los volviera más preocupados por una justa distribución de los beneficios, en realidad dentro del capitalismo es totalmente indiferente que la empresa que controle los hidrocarburos tenga nacionalidad peruana o no, si lo que importa en el fondo es maximizar los beneficios. También esta visión tiende a confundir la «nacionalidad» de la persona jurídica con la nacionalidad de quienes tienen el capital.

En el capitalismo actual, con la globalización en que vivimos, uno de los grandes engaños es que el «mercado» crea riqueza e igualdad, que es sinónimo de progreso. ¿Qué diferencia real hay entre esa gran mentira y la que recoge el plan de gobierno de GP cuando afirma que la creación de una gran industria privada de capital nacional ayudará a redistribuir la riqueza y generar el progreso? No, ninguna realmente, están vendiéndonos el capitalismo del S. XIX como si algo nuevo fuera, tal vez la diferencia esté en la regulación del Estado, pero esta se pone como garante de: Infraestructuras que permitan desarrollar mercados internos; marco normativo de respeto ambiental (lo cual es positivo sin lugar a dudas). Esto es, el Estado al servicio del capitalista nacional (como si fuera algo distinto del internacional) con esa punta de respeto ambiental que sí es positiva, pero no deja de ser un parche en una estructura rechazable.

Cierto que el programa tiene cláusulas de planificación por parte del Estado de la actividad económica (siempre por «interés de la patria»), así como algunas consideraciones sobre la propiedad comunal y pública, pero también mantiene el robo de la propiedad privada como un baluarte del sistema, en otras palabras, como mucho, nos acerca a un capitalismo de Estado, que sigue manteniendo una sociedad dividida en clases, una sociedad en que unas explotan a las otras.

Máxime cuando la construcción del Estado-nación peruano implica: «La subordinación de los intereses individuales y grupales a los intereses de la patria». Esto a la larga significa subordinación a los intereses del capital nacional, por tanto, contrarios a los intereses de los trabajadores.

(Un punto positivo, eso sí, por la reforma tributaria que apostaría por los impuestos directos y por elevar, en general, los ingresos, aunque no entiendo ni comparto la obsesión del texto por un déficit pequeño -por debajo del 1% del PBI- o una política anti-inflacionaria -fijando un irreal límite del 2,5%-.)

Unas consideraciones finales
Como ven, no he entrado al fondo de muchas de las políticas propuestas, me he centrado solo en algunas partes que me parecen importantes, al menos para el objeto de la presente entrada (y si lo prefieren, entorno a los 3 primeros capítulos del Plan de Gobierno y las líneas básicas del capítulo 4), así que sí, muchas políticas concretas pueden ser completamente aplaudibles, necesarias y demás, pero lo que es la escena en general no resulta del todo agradable.

Podrían decirme que ahora toca hacer esa alianza con la burguesía nacional contra el imperialismo o colonialismo extranjero (no estoy nada seguro de esto), o que hoy por hoy no existen condiciones para la revolución, y que hay que buscar alianzas con otras formaciones para estar en los círculos de poder e ir introduciendo mejoras en el sistema desde dentro, este argumento lo comparto, pero hay que elegir bien las amistades que se hacen. En principio confío en el aporte que hace la izquierda al proyecto humalista, pero veo el cuadro entero de la alianza, esto es, el Plan de Gobierno de Gana Perú más los candidatos que se presentan y no me gusta lo que observo, no hay una mejora sustancial y, sobre todo, encuentro algunos apartados totalmente inasumibles.

También creo que o los miembros de la izquierda terminarán rompiendo con el PNP en el parlamento (como pasó entre UPP y PNP) o terminarán siendo absorbidos por el nacionalismo, algo que me aterra, y esto en el hipotético caso que alguno consiguiera entrar en el Congreso… Aun así, demasiadas personas en las listas del PNP con posibilidad de salir a pesar de algunos votos preferentes en favor de otros candidatos son, para mí, «invotables», con lo que un voto por GP (por más que marcase otros números con menos posibilidades) se vuelve en un voto por personajes como Abugattás (número 1 por Lima, él va a salir elegido lo más seguro) o un voto presidencial a Humala, por el que no votaría, significa también un voto a Marisol Espinoza, candidata a la primera vicepresidenta y congresista por Piura con el Nº 1 (aunque por ahora figura como «inadmisible»), no puedo olvidar que ellos votaron en contra del voto voluntario.

Ni puedo olvidar que dentro del texto suelten una perla como la siguiente: «La propuesta gubernamental del voto facultativo es un ejemplo de esta práctica corrupta.»  O que propongan elevar el mínimo de votos para ingresar en el reparto en pro de la gobernabilidad… Tanto hablar de republicanismo democrático y de fomentar la participación política para decirnos luego que el voto voluntario es en el fondo una práctica corrupta y excluyen a representantes de las minorías solo para asegurar la «gobernabilidad».

Me sabe realmente mal adoptar esta postura cuando, como digo, veo candidatos a los que me gustaría (poder) votar (y alguno de ellos han recibido mi voto en otras ocasiones), pero entiendo que finalmente no votaría por ellos, sino por un programa en el que no creo con una base ideológica que no comparto y que, encima, lleva a personas por las que no votaría al ver su trabajo parlamentario o público. No puedo votar, con este panorama, por GP. Y lo lamento.

8 comentarios en «Lo siento, no puedo»

  1. Me pasa lo mismo respecto a Lynch y a JDC. La vengo pensando entre si votar por ellos o por Henry Pease y algún otro de PP. A todo esto… ¿qué es de la lista de FS? Solo reconozco a G. Guerra García.
    Sobre lo programático, ¿hay ahora algún partido/alianza que no acumule un alto porcentaje de puntos en contra, suficientes como para terminar ponderando su balance a negativo? Aunque cada elección decimos lo mismo, ahora no veo nada atractivo en el panorama. Y aquí cabe nuevamente la pregunta… ¿Y FS?

  2. Salud

    Estoy de acuerdo, este año el panorama es «peor» que otros, creo que es causa de la aplicación de la legislación de partidos y electoral, que está reduciendo de la peor forma posible la oferta electoral, la vez pasada al menos, en primera vuelta, había un par de partidos que se dejaban votar, aunque fueran muy minoritarios, ahora con la «concentración» todos esos partidos han buscado paraguas bajo otras formaciones y eso enturbia justamente el panorama electoral.

    Sobre los candidatos de FS, pues Vladimiro Portocarrero fue el presidente de Junín hasta hace cuatro días (31 de diciembre), y no termino de entender por qué lo presentan por Lima la verdad… El resto no me suenan, salvo Gallardo Neyra, del Partido Demócrata Cristiano (y veo que es de los «a dedo»). Pensé que estaría el bitacorero de CaviardeCianuro, pero no lo veo en las listas (recuerdo que en La Mula lo entrevistaron como candidato… ni idea de qué pasó).

    Sobre el programa de FS poco puedo decir, aun no lo termino de leer, pero no me gusta demasiado, por un lado parece que la redistribución se hace a punta de programa asistencial (y no, la solidaridad no es lo mismo que la caridad) y lleno de una filosofía del «emprendedor» que no me gusta ni en el lenguaje (¿emprendedorismo? la madre que les…), en algunas cuestiones fiscales/macroeconómicas/papel del Estado e inversión en infraestructuras son como el GP pero «más suave», con lo que las críticas de unos me valen para los otros (pero aumentadas). Hecho en falta medidas laborales más concretas (lo que voy leído hacen una referencia a los estándares estadounidenses o europeos laborales y medioambientales como objetivo a alcanzar, y poco más -y EUA me parece un mal ejemplo a seguir-).

    Sobre el resto, me he leído el de Fuerza 2011 y no lo aconsejo ni de casualidad, es «Fujimori II, el Retorno». Ya solo la introducción echa para atrás (y no digamos los candidatos).

    Hasta luego y gracias por el comentario ;)

    PD: El PP tiene cada candidato también, otros para darles de comer a parte… Nunca entendí como HPG acabó en el PP, su viaje desde IU hasta PP, pasando por UPP es, cuanto menos, extraño.

  3. Es convenido, más que otra cosa :/
    Y claro, eso no le suma puntos, pero en serio, es de los pocos que, a mi juicio, todavía anda aprobado (ni qué decir, que todavía tiene el score en positivo).

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