La columna de hoy en Perú21 de Marco Sifuentes (también conocido como ocraM), Perú2.1, se titula «Este partido no se juega en Internet» y es bastante buena. Como suele ser habitual, se fija en el hecho tecnológico para tocar varios extremos de un mismo debate, o de muchos debates confluentes… El tema, parcialmente, gira en torno al fracaso, esta vez, de las nuevas tecnologías como generadoras de redes espontáneas de acción social. Es un tema recurrente, «los límites de Internet», de las acciones en Internet, de la trascendencia de lo que se hace y finalmente de la comodidad para indignarse y firmar manifiestos detrás de una pantalla.
No quiero, por tanto, entrar en el tema de la trágica muerte de una joven a manos de unos salvajes (muerte, por lo visto, accidental, así que tampoco me sumo a condenarles moralmente como asesinos, no lo son, al menos no en este caso), ni, esta vez, en la impunidad en la que viven nuestros barristas, que son la expresión local no de una afición mal entendida por un equipo de fútbol, ni responde a movimientos xenófobos de rabia y oculta organizaciones neofascistas como en otros lares, lo nuestro más bien, hablando en plata, son pandillas (más o menos jóvenes, dependen) con un fuerte raigambre territorial, como las pandillas que se reproducen en situaciones donde la violencia es vista como normalidad, y que la pertenencia a la manada es una necesidad de autoidentificación, y demás chorradas que se pueden decir.
Quiero fijarme, y muy por encima, en lo que son los movimientos en Internet, los manifiestos, las campañas, y demás. Por una parte, la Red de Redes da un espacio ideal para organizar cosas con poco recursos, para atraer a gentes diversas, a superar los límites territoriales de los ámbitos donde se mueve el grupo promotor de una acción concreta, ello sin dudas es una ventaja.
También es cierto que las personas que encontraremos detrás de la Red, en gran medida, son normalmente pasivas en la vida real, aunque sean muy activas en la vida virtual (usaré real como la «vida física fuera de los círculos de Internet» mientras que virtual como lo que pasa «dentro de Internet», sin que ello signifique irrealidad de lo segundo, o que en la vida diaria sea algo totalmente separable al estar, y cada vez más, interconectado), ser militantemente activo en la vida virtual no es solo fácil, sino que es popular, así se abrazan todo tipo de campañas, todo tipo de iniciativas, se firman mil y un manifiestos, desde una petición para salvar a una mujer de ser lapidada a pedir a un cantante que no vuelva al país o que, mejor, vuelva lo antes posible. Y lo sé bien, con la casi inactiva campaña por el voto voluntario…
Es difícil, por otro lado, hacer que lo virtual tenga trascendencia real, encima, lo virtual tiene una excesiva importancia en los medios, se ve en la atención a redes como la de Twitter (¿cuál es su índice de penetración entre los usuarios de Internet en Perú? ¿Y el porcentaje de periodistas que están ahí metidos? eso explica muchas cosas), otras como Facebook (que, además, tampoco es la red más usada en Perú), además, todo lo que pase en la Red como que llama más la atención, merece portadas en diarios si eso, mientras que una manifestación real de CGTP es ignorada, aunque tenga quinientas personas no virtuales en la calle, o los manifiestos de los sindicatos ni son atendidos, aunque los de la contraparte, la patronal, ocupan portadas, y el último manifiesto del anónimo de turno es reproducido por un diario.
La agenda de los medios no es la nuestra, eso ya lo sabíamos, y bien dicen aquello de fijarnos no solo en las noticias falsas, sino en las noticias basuras (hay un informe gringo que se encarga de ellas, así el perro de Obama fue debate nacional mientras que se bombardeaban civiles en Afganistán), pero me salgo del tema. Los diarios prestan demasiada atención a elementos con poca presencia real pero que atraen la curiosidad del cliente-lector. Y útil para la publicidad.
Para volver al tema, es difícil, además, hacer que una campaña nacida y fraguada en la Red tenga presencia en la calle, para muchos de los que se suman a esos grupos de FB o cualquier otra red (social o no), la acción termina en el click de unirse (o poner una pegatina o cartel), y si bien muchas veces es así (como en la campaña para dar presencia pública y periodística al friaje), en otras, como la fracasada manifestación, no solo es insuficiente, sino que su acción produce un fracaso sonado. Porque sacar a 100 personas a la calle es bastante difícil, y puede ser un pequeño triunfo según qué temas, qué recursos, se hayan movilizado, pero sacar cien esperando mil es un fracaso, lamentablemente.
Organizar un acto no es fácil, un plantón es tal vez lo más sencillo, pero sin otras redes reales de apoyo y sustento, el acto en sí mismo queda además bastante vacío, y posiblemente sin incidencia a futuro. Mientras tanto, nos creemos los más militantes, los más activos, los más comprometidos. ¿Cómo no serlo si todos los días nos unimos a grupos que denuncian terribles sucesos y piden soluciones inmediatas? Porque hemos perdido la calle, obviamente,
Para terminar, recomiendo la lectura de «¿Luchar? en Internet» publicado en el nº 3 de «El Fuelle» (PDF), de la Federación Ibérica de Juventudes Anarquistas. Acá un pequeño botón:
«Este tipo de “militancia virtual” tiene mucho que ver con la vida que nos impone el capitalismo. Por un lado se desechan las labores de difusión tradicionales (carteles, pegatinas, pancartas, pintadas…) que, sin duda, aunque sean necesarias, conllevan más esfuerzo. Colgar cosas en Internet es tan sencillo como apretar un botón. Inmediatez y falta de movimiento, desde un planteamiento individualista, lo hace uno sólo y no necesita de asamblea ni debate para hacerlo.»
Otra forma de plantearlo. Parafraseando a Francisco Franco, dictador fascista español, «mientras hagan la revolución así, no tenemos de qué preocuparnos». Sin pensar en la revolución, si nuestras campañas se quedan en la red, si nuestro compromiso se acaba al dar click a un enlace, nos podemos dar por derrotados.
Hola,
¿No entra en el análisis que el grupo el comercio sea el verdadero promotor del activismo en el caso Paola, y no las redes sociales, de manera espontanea como ocurrió con el «Baguazo»?
Una cosa es el «boca a boca» de las redes sociales y otra que sean los medios tradicionales los que pretendan dirigir la agenda de las redes, para sus fines, en el caso de el comercio para cortina de humo.
Salud
No he seguido tanto el tema de Paola como para saber quién está «detrás», aun así, sigue siendo válido el comentario (que no análisis) sobre el activismo en la red (a fin de cuentas, los que dieron click para sumarse en la iniciativa son ciudadanos como usted y como yo). En el comentario, y lo he mencionado, sí entra en todo caso el que los medios sobredimensionen los hechos «virtuales».
Todo boca a boca tiene fines detrás, pueden ser puramente comerciales o distractivos (dando por buena esa explicación) o solidarios, pero aun así lo que acá se expone no es tanto eso sino la comodidad de la acción «virtual» y la necesidad de una red «real» y con experiencia para armar, al menos, acciones de largo calado que no se queden en la anécdota (una manifestación realizada el día X por el tema Y que no va más allá es una anécdota). Por eso la cita y recomendación de lectura del texto de la FIJA.
Hasta luego y muchas gracias tanto por el comentario como por la información dada ;)
Jomra,
Totalmente de acuerdo con tu post, pero lo que ha ocurrido sí ha sido un asesinato. No soy abogado, ni conozco de argot jurídico, pero la muerte de Paola no fue un «accidente». Accidente hubiera sido si ella hubiera resbalado/caído o cualquier otra circunstancia parecida. Médicos han resuelto que el TEC sufrido no pudo haber sido accidental, sino provocado por un golpe provocado, ya sea por un empujón o un acto violento, que no dejó a la víctima reaccionar y amortiguar el golpe.
Así como muchos terminan en la cárcel por provocar muertes que – posiblemente – no quisieron en verdad, este caso parece llevar el mismo sello que el de aquellos.
Saludos.
Disculpa, escribí «provocado» dos veces. El golpe fue provocado, no accidental ni causado por la misma víctima.
Salud
«Accidente» en el sentido de «homicidio involuntario», el matar a otra persona puede ser fruto de una acción no dirigida a producir la muerte (el presente caso), un homicidio puro y duro (disputa en que uno clava a otro una navaja y le da muerte) y un asesinato (acto planeado, o con especial alevosía y premeditación, superioridad y tal), si bien en el caso podemos hablar (por lo que he leído) de un grupo amplio con lo que hay superioridad, no parece que la intención (necesaria en el asesinato) fuera causar la muerte de la joven, más bien, parece que fue «tirarla» del vehículo (acción que, normalmente, no produce la muerte).
No niego en ningún caso la responsabilidad penal de quienes participaron en la agresión, ni que se produjera la muerte, sí me parece, con la información pública, que no estamos ante un «asesinato».
Muchas gracias por el comentario.
Hasta luego ;)