Republicanos echan la culpa a los demócratas

«Este proyecto de ley fracasó porque Barack Obama y los demócratas ponen la política por delante de los intereses del país» reza el comunicado de Doug Holtz-Eakin, principal asesor económico de McCain, senador republicano y candidato a la presidencia del país en los próximos comicios. Y lo dice alguien que debe saber que en la cámara baja solo el 33% de sus compañeros votaron a favor de la medida, mientras que el 60% de los demócratas lo hicieron en ese sentido. Esto es, que si no fuera por los demócratas, el resultado hubiese sido un apabullante «no».

Pero claro, ahora los dos líderes han salido tocados, sobre todo el republicano, con lo que «se ve obligado» a echar la culpa de la incapacidad de su propio partido a tomar medidas en bloque a los demócratas. Dicen que McCain había «suspendido la campaña» para «hacer frente a la crisis» mientras que los demócratas continuaban en la misma, pero esa suspensión, además de ser una jugarreta, nunca se llevó a la práctica, seguía concediendo entrevistas o hablando por la televisión en clara clave electoral, hasta participó en aquel debate con Obama.

Los republicanos son incapaces de mirar su propio patio. Solo el 33% hizo caso al acuerdo bipartidista, que su propio presidente planeó. Esto es, solo una tercera parte de los republicanos ha apoyado a Bush en la aplicación del plan. Es cierto que si TODOS los demócratas más el 33% de republicanos hubiesen votado a favor de la medida, esta habría salido adelante, pero no es menos cierto que acá la oposición son los demócratas, y que el plan venía del Presidente, un republicano. Por otra parte, si el índice de apoyo entre los republicanos hubiese sido al menos el mismo que entre los demócratas, la medida hubiese tirado para delante también.

Obama ha preferido no señalar con el dedo a nadie, a fin de cuentas, entre sus filas muchos representantes se negaron a votar a favor de la medida, y simplemente ha salido a decir «calma muchachos, que el juego debe continuar» (no es textual, claro), se mostró optimista en cuanto considera que el plan puede salir adelante (el ya presentado o uno con más retoques, u otro totalmente nuevo) e indicó que el mismo era «necesario para estabilizar los mercados», que se lo explique a los congresistas que han dicho que nanay a esas medidas.

Si desde las filas de McCain se comienza a echar la culpa a «otros» cuando su participación (la de los suyos) es patética, queda claro que como presidente sería «otro Bush», que echaba la culpa a todo Dios por no haber encontrado armas de destrucción masiva, que lo hace ahora con el «origen de la crisis» y que no reconoce «error propio» alguno, si no que tira, como cabra, para el monte cada vez que puede y señala con el dedo a otro para, aunque no venga a cuento, echarle la culpa de lo sucedido. Sin responsabilidad, así es como se muestra el entorno de McCain.

Elecciones legislativas: Todos los analistas que he escuchado lo tienen claro: Los votos contra el plan, tanto por un bando como por el otro, vienen fuertemente vinculados a las próximas elecciones, donde los congresistas se juegan el puesto. Así pues, los congresistas que tienen la certeza de que sus representados no entienden o aprueban la medida (o por muy intervencionista o por ser dinero para los ricos o por el motivo que toque en cada pueblo) han preferido anteponer su carrera política a la «estabilidad del mercado financiero». Puede ser cierto, pero espero que no sea «la única razón» para votar contra el plan, lo mismo con los lobbies que están detrás de cada representante popular.

También cabe pensar (inocente que es uno) que lo han hecho por puros principios, calculando, tal vez, que su voto «en contra del partido» (esto sirve para los dos bandos, claro) no iba a perjudicar el «marcador final», entre 435 representantes, que además son de los dos partidos (podría haber salido unánime y todo) 228 votaran en contra a la vez, cuando los números de la Casa Blanca salían positivos (en EUA siempre «se escanea» a los congresistas para ver si se cuentan con los apoyos suficientes antes de las votaciones, en este caso todo indicaba que sí, al parecer muchos no fueron «honestos» cuando se vieron interrogados, o cambiaron de idea a última hora).

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