La publicidad es el mundo de la mentira. No de «endulzar la realidad», sino de la burda y directa mentira. ¿Cómo se puede declarar «navega sin límites» mientras las condiciones a pie de pantalla (esas «obligatorias» que dan las condiciones reales de contratación para que con la publicidad no se les obligue a ofrecer lo que prometen pero no piensan cumplir) se lee «límite de consumo de 500MB/mes». ¿No les parece contradictorio decir «tarifa plana», «sin límites» y a la par marcar un bajo límite de consumo? ¡Es peor que las antiguas tarifas planas de la época de los modem de 56kbs, al menos en esas tarifas ondulares no había límite de descargas -más allá del límite de la propia banda-!
Sin contar conque se habla de tarifa plana también de voz, pero hay límite de minutaje, dentro de un horario corto (ya no sería plana, sino «ondular»), y límite en los destinos (no se puede llamar, con esos 700 minutos, a más de 75 destinos distintos, dirán que son muchos, pero no, es un límite extra sobre el tiempo incluido en el precio -que no «gratis», como tanto suelen decir-).
A esto le debemos agregar, no cabe duda, el límite temporal por llamada realizada (esto es, una llamada no puede pasar de una hora, sino comienza a tarifar a un precio más bien alto), y el mínimo de gasto por llamada (que consume esos «minutos» que ya no son tales, lo mismo pasa con Internet, cuya conexión tiene un precio básico de un par de decenas de KB, con lo cual, aunque no se haya conectado o bajado ni la página de inicio, ya se habrá gastado un poco «extra» de esa tarifa no tan plana).
Tres cuartos de lo mismo con los mensajes de texto, te ponen tarifa plana a 5€ para mensajes de texto nacionales, uno puede pensar «perfecto, según la cantidad que mando hasta me sale barato», en su publicidad hablan de «tarifa plana», pero luego vemos que son mensajes dentro de un horario, y un límite máximo de 100 por mes, así pues, lo que es una «tarifa plana» se convierte en «mensajes, dentro de este horario, a 0.05 céntimos, pero te cobramos los cien aunque mandes sólo uno», con lo cual, la cosa cambia bastante.
Una tarifa plana o es plana o no es.
Pero esa publicad, como tantas otras del estilo, no hace nada fuera de lo normal (prometer un «sin límites» o un «para siempre» que tiene más vallas y una caducidad más rápida que un lácteo al sol, nos estamos mal acostumbrando a la neolengua de la publicidad, y desde hace demasiado), si no fuera porque en la misma publicidad se afirma que otras operadoras mienten en sus campañas publicitarias, o ponen límites en las tarifas planas, en otras palabras, acusan a los otros de hacer lo que ellos hacen (si bien es cierto que lo hacen, no es menos curioso que ellos caigan en la misma mentira o contradicción en ese mismo comercial).
Todas las operadoras lo hacen, lo sé. Todas. Pero eso no significa que esté bien, eso no significa que debamos permitir a la publicidad mentir tanto y tan descaradamente (por eso existe ese gran malestar con las compañías de telecomunicaciones, hay que sacarse un máster para entender sus puñeteras condiciones y tarifas), que nadie diga que dan toda la información, puesto que buscan constantemente el engaño (y si no fuera por la legislación pro consumidor, no tendríamos ni la letra en la publicidad y las Web).
La publicidad debe ser fuente de información, y esto es en favor de ese mercado en el que quieren jugar con libertad (cuando viven en el continuo libertinaje, y para colmo, quejándose de la legislación de protección de consumidores), la publicidad debe servir para vender, sin dudas, pero mediante información veraz y clara, y sin jugar con las palabras (hablar de tarifa plana donde no la hay, sin ir más lejos, o el caso de los autos ecológicos o los productos bio a los que se obligó a retirar ese nombre por no ser bios). En este tema de la publicidad vemos cómo realmente las empresas odian el libre mercado, puesto que escupen sobre uno de sus pilares: la información.
Si no quieren dar información, y sólo quieren vender por imagen (pura y dura), que lo hagan, ahí al menos no hay engaño (mucha publicidad de marcas deportivas es así, simplemente comerciales que llaman la atención y luego un lema que no dice nada y el logotipo de la marca, al menos no mienten).
Que nadie me saque como ejemplo las operadoras virtuales u otras del estilo, que ofrecen una única tarifa y «no engañan», porque la práctica nos ha demostrado que sí lo hacen (un caso reciente es aquella que prometía «cero céntimos minuto para toda la vida» entre números del mismo operador, que al poco tiempo se convirtió en «cero céntimos dentro de un horario y con un límite máximo», con lo cual, de «cero céntimos para toda la vida» más bien poco, al menos en esas condiciones inicialmente propuestas).
Y todo esto, claro, impuestos indirectos no incluidos.