¿Por qué? Sencillo, el descanso es necesario. Y ante la necesidad económica y el miedo al despido (como la posibilidad desde el inicio de que sea una causa de no contratación) las vacaciones perderían su propia existencia si se dejaran a manos de la decisión del empresario el cumplirlas o pagarlas sin que se cumplan, lo mismo con los días de descanso y demás detalles (como la jornada máxima laboral). En Francia, hace no mucho, perdieron la guerra de las 36 horas semanales con la introducción de la posibilidad que por acuerdo de las partes se pongan hasta 48 horas semanales de trabajo ¿Qué pasa en la práctica? Toda empresa fuerte impondrá una jornada mayor a las 36 horas a sus trabajadores.
Si necesitamos más policías, que se entrenen y se saquen a la calle. Si necesitan estar mejor pagados para que no tengan que volverse secuestradores, corruptos o delincuentes en cualquiera de sus formas (una verdadera lacra entre nuestras fuerzas de seguridad) para llegar a fin de mes, que se haga. Pero estos "medio apaños" de "con lo que tenemos, les hacemos trabajar más tiempo y así solucionamos el problema" son parches inaceptables desde cualquier punto de vista que pueden redundar en un perjucio global (policías más hartos y cansados, que no es lo mismo tener vacaciones largas que unas cortitas y que hay trabajos que cansan antes que otros)…
Es un poco como el tema de los Serenazgo ¡¡vaya reemplazo más malo para las fuerzas policiales municipales!! Todo por el ahorro de cuatro duros y tener seudopolicías peor preparados (que ya es todo un logro en un Perú con policías de tres al cuarto). No son soluciones a un problema, son parches de dudosa eficiencia.
Y todo ello dentro de un gobierno aprista que brillará por la ausencia de contenido social y avances en el mundo laboral, con medidas como esta se abre la típica caja de Pandora en flexibilizaciones mal justificadas.
Ello me recuerda, a ver cuando el Estado pone en orden a los trabajadores de su administración y reconoce la informalidad que sufre, con tantos contratos de arrendamientos de servicio que en realidad son contratos laborales sin los beneficios sociales que debiera corresponderles (rayos, hay departamentos enteros en que ninguno tiene Seguridad Social o vacaciones ni nada porque todos son "prestadores de servicios externos", aunque lleven ahí años trabajando en exclusiva con todas las notas para considerarlo, jurídicamente, una relación laboral de manual).
Alan García, lleva poco tiempo en el gobierno y ya se perfila como un incumplidor de cuanta promesa hiciera con tintes de izquierda, por forma directa o indirecta, da lo mismo. Y aún hay gente que ve en la jugada de los ministros una neutralización de la derecha… Aish.