Se fusiló a unas 300 personas (presas todas ellas) de forma extrajudicial, después de que se rindieran tras unos motines en tres cárceles, dentro de una coyuntura poco favorable a la calma de los militares frente a los supuestos terroristas (o colaboradores), al día siguiente, para tapar todo, Alan García decretó que los penales eran "zona militar exclusiva", con lo cual todo pasó a la jurisdicción militar (¿Les suena? Hay un presidente gringo que ha hecho lo mismo… si es que esas tácticas ni son nuevas ni originales).
Como nos recuerda el abogado socialista chileno, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ordenó al Estado Peruano que investigara y sancionara la muerte y desaparición de esos presos, pero no ha llegado a puerto alguno, nada de nada, que acá mata quien puede quedar impune, que por algo es gratis. Y a ello se le suman las conclusiones de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, describen bien esa época, esos hechos… En fin, que ese no es el tema de este artículo, pero sí sirve para recordar que estamos hablando de hechos graves, que no deben quedar impunes.
Por cierto, para los seguidores de Fujimori que tanto acusan de crímenes a García, cabe recordar que el ex-mandatario García se salvó de la acusación constitucional gracias a los votos de los parlamentarios fujimoristas al lado de los apristas ¡¡Dios los cría y ellos se juntan!!
En fin, que este artículo del abogado chileno lo quería usar como una base para que reconsideremos algunas cuestiones sobre los Derechos Humanos y el poliquiteo, no como un recuerdo de los ochenta. En el mismo se relata cómo compañeros del partido Socialista (que en Chile luchó muchísimo contra las violaciones de Derechos Humanos por parte de la Dictadura, que, a fin de cuentas, en sus filas las contaban como muertos y desaparecidos), defensores de la causa de los derechos Humanos, le pedían solidaridad entre socialistas para no proseguir con la querella contra García, le recordaban la necesidad de buenas relaciones Chile Perú, en conclusión, pedían que girase la cabeza ante las violaciones por cuestiones políticas.
No. No y no. Y ahí le doy un gran punto a este abogado y militante socialista, los derechos humanos están por encima de todo eso, de las amistades entre partidos, de la idea de seguridad, de las relaciones internacionales entre los países, no se puede dar la mano al violador por mejorar el intercambio económico (aunque sea práctica común entre los países, sólo con ver Kuwait o Arabia Saudita y la gran relación que mantienen con occidente vemos buenos ejemplos de esto).
No porque el violador sea del mismo color político (sea de izquierda o derecha, eso acá da igual) se le deben perdonar las violaciones, no porque sea el jefe de un país se debe mirar para un lado, no porque se quiera preservar algún bien jurídico (inferior a los derechos humanos en abstracto) se puede violar los derechos de algunos, no, no y no. Los derechos Humanos no están sometidos a consideraciones utilitaristas de ningún tipo.
Y esto, simplemente, no es negociable.
Hay que ser claros y coherentes cuando defendemos esos derechos humanos, podemos ver cómo resolver situaciones de colisión entre derechos, pero no podemos subordinarlos a otras cuestiones.
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