Reformas Laborales, en perjuicio de los trabajadores.

No me gusta nada el lenguaje belicoso, me parece que no lleva a ninguna
parte y que es, en el 99% de los casos, estúpido, pero toca ese 1%.
Señores, comienza una dura batalla, por suerte, quien avisa no es
traidor, y el Ministro Sheput será lo que se quiera, menos traidor, así
que ya nos ha comentado uno de esos desvaríos que a los trabajadores
pone la piel de gallina. A tomar por saco los derechos laborales. A
tomar por saco (si esto sale adelante) las vacaciones.

Hay que ser tonto para ver algo bueno en todo esto, o mejor dicho, hay que ser empresario para poder “admirar” este tipo de “reformas”. Al menos se ha puesto en el debate público y no se ha aprobado de malas a primeras, sin siquiera enterarnos de qué es lo que pasa.

¿Esto le suena? Hace un año el ahora primer ministro, Don Kuczynski estuvo de acuerdo con un proyecto de ley “como este” (éste, más bien), pero el ministro de trabajo, Don Javier Neves, en un alarde de sentido común, se opuso frontalmente a esta medida, pero claro, ahora Don Kuczynski es primer ministro, uno de sus “padawans” es ministro de Economía y al actual ministro de trabajo, tiempo después de su nombramiento, la medida (“reenviada” desde el ministerio de Economía) le ha parecido, simplemente, cojonuda.

Don Kuczynski, el Ministro de Alquiler, que es todo menos tonto, no tenía pensado incluir esta reforma en su presentación para el jueves del gabinete ante el Congreso, donde se le otorgará (o no) la confianza que necesita para poder conservar su puesto, y claro, con una medida tan impopular como la presente, dudo que los partidos se arriesguen a darle su confianza si es que esto se pone como prioritario (por tanto, en la presentación de su plan de acción) ante el Congreso, donde, en un principio, ya tenía asegurada la “confianza”.

Esta medida servirá para acabar con la informalidad laboral, nos dice el ministro de Trabajo… Si el Señor ese se cree eso, que dimita en este momento, corriendo además. “Creará trabajo”, no, tampoco, como mucho, sacará de la informalidad a unos cuantos (otros tantísimos serán despedidos y se contratarán “novatos” para cubrir esos puestos “vacantes” gracias a esta perlita de reforma laboral). Vamos a ver, si la fórmula que tienen para acabar con la informalidad en que muchos peruanos trabajan es reducir los beneficios sociales (y algo tan importante como las vacaciones), mejor que lo quiten y se carguen todo el sistema social (el poco que tenemos) de un tirón, en ese momento los 8 millones de “informales” serán “formales”, problema resuelto ¿no? Lo sé, esto es un absurdo, pero la medida que ellos plantean es de por sí un absurdo, más “pequeño”, pero no por ello deja de ser absurdo.

Derecho Comparado, eso es lo siguiente que nos sacan, nos dicen que en Chile, Bolivia, Ecuador, entre otros, tienen un sistema “de escalones” para ir consiguiendo los 30 días de vacaciones. ¿Y? En otros países se tienen bastantes más vacaciones, se lucha por la jornada de 36 horas semanales (aunque, en Países como Francia, esas 36 horas ya conseguidas se vieron desvirtuadas por una reforma laboral que permitía el aumento “voluntario” de la jornada establecida como máxima). No me vale. En otros países, el sueldo mínimo es, cuanto menos, digno. En este no.

Ahora, se dice (y predice) que esto no afectará a los trabajadores actuales. Bien, supongo que han pensado en la posibilidad de despedir a los actuales (sea de un tirón –problemático- o poco a poco –práctico, seguro, suave…-) para contratar mano de obra más barata ¿qué lo impediría? Sería competencia desleal impedir estos despidos, porque, las empresas con nuevos contratados (los que ya tenían pero ahora formales, o los nuevos nuevitos) estarían con costes salariales por debajo de la competencia que sí ha cumplido las normas ¡¡otra vez fomentando el premio a los informales!! ¿otra vez? Claro, es como cuando (cada par de años) en el municipio, para regularizar a los incumplidores tributarios, se dan exenciones realmente grandes (pague un mes y se lo valemos por esos 5 años que no ha pagado), con lo cual, el que queda verdaderamente jodido, es quien cumple la ley y paga todos los años (o meses o lo que fuera) sus arbitrios, esto es un poco lo mismo, se premia al que contrata ilegalmente, se premia a los nuevos, y se premiará, no lo duden, el despido.

El ministro de Trabajo asegura que la propia ley es la que impedirá que haya despidos masivos ¿perdón? ¿esa misma ley que regula la forma de contratar y nadie cumple? ¿Qué clase de idiota tenemos como ministro de trabajo? Simplemente, si se despide un porcentaje elevado de personas, los tribunales no darán a abasto con las demandas por despido (y la "justicia" lenta no es "justicia"), por no decir que muchos no tendrán recursos para recurrir su despido, y otros tantos, simplemente, serán despedidos para ser al momento recontratados con el subsiguiente “descuento” en su vacaciones, donde antes decía 30 ahora dirá 15… Esto me recuerda a cuando las empresas despiden por tres meses a sus trabajadores porque, en esa época, necesitan menos mano de obra, o simplemente para no pagar las vacaciones a los trabajadores, o, también, para que estos no consoliden ningún tipo de derecho por antigüedad o similares… Ah claro, pero la Ley y la Constitución, esta vez sí, serán respetadas, porque todos harán lo correcto, es cierto, hasta hoy no lo han hecho, pero ahora, porque nuestro más que tonto ministro de Trabajo lo dice, lo harán. No nos tomen el pelo de esa forma.

El problema de la informalidad de los trabajadores no podemos buscarlo en tamañas estupideces como “su costo”, estamos hablando de personas que alquilan su fuerza de trabajo, no podemos tratarlo como cualquier otro factor en la producción de un bien o servicio, quien lo haga está, simplemente, cargándose a las personas. Así pues, el problema en esa informalidad tendremos que verlo desde la perspectiva del empresario incapaz de contratar “como la Ley Manda” a un trabajador, porque no le da la gana de hacerlo, en un mundo donde las empresas nos comentan cifras record en sus beneficios y a la vez nos cuentan que van a despedir a 10 mil trabajadores, está claro que el dinero para pagar existe, lo que no se quiere es pagar. El repartir la torta en un sistema en que lo que importa es el beneficio, simplemente, es ir contra los principios del Sistema. Pero por algo conservamos el estado (no es gratuito el mengüe apoyo que algunos le damos), que por algo existen los inspectores de trabajo, por algo debe existir un acceso a los tribunales gratuito (¡¡sobre todo para los trabajadores y para los procesados –penales-!!), por algo, la realidad debe estar por encima del formalismo (en este punto me refiero a toda aquella gente contratada de forma no laboral pero que de hecho sus trabajos responden a la definición de “relación laboral”), y este, señores que están en el poder (político y económico) no es ni por asomo un problema únicamente de las pequeñas empresas ni uno de competitividad, es un problema que nubla todo nuestro espectro empresarial y público (miren esta otra noticia… y conozco gente contratada por la administración -departamentos enteros- de forma realmente precaria, sin vacaciones ni derechos laborales ni nada…).

Así pues, muchachos, si se quiere acabar con el informalismo hay otras vías que no joden directamente al trabajador, quiten vallas administrativas (con todas las demoras que ellas conllevan, más un gasto extra en papeleos realmente inútil), incentivos a las empresas para que acaten la normativa de contratación en un periodo no largo (de regularización) y penalizaciones a las que no lo hagan, el facilitar que los trabajadores puedan reclamar su regularización (para cuando o están sólo contratados verbalmente o tienen contratos no-laborales y su relación es laboral) en procedimientos sumarios que permitan, ante todo, el cambio rápido de tipo de contratación (esto, incluso, se debiera hacer en sede administrativa, y que luego sea el empresario, si no está de acuerdo, quien acuda a los tribunales para cambiar esta decisión), y claro, pasa por un mayor control a posteriori de la contratación de personal. Pero esto no lo harán, porque lo que quieren no es que esos 8 millones de personas tengan un trabajo digno, quieren que el empresario tenga menos costes (por cierto, esto mandaría a la porra ese mentado “chorreo”, que incluso gente como Waisman –creo que fue- dijo que no se había dado, ni se daría –en los grandes imperios económicos NO se da ¿por qué habría de darse acá?-), que realmente no es lo mismo, si por ellos fueran, trabajaríamos 14 o 15 horas al día (¡¡muchos ya lo hacen!!) y no existiría (ni por asomo) el sueldo mínimo (por tanto, los sueldos serían irrisorios, pero eso no es lo que importa, sino que el empresario pueda vivir mejor a costa de otros, sea más competitivo y pueda exportar).

Bueno, yo no sé que tipo de trabajo se quiere crear, tal vez uno que no te permita, viviendo sólo, ni llegar a fin de mes, lo que ellos quieren son dos cosas, la primera, es tener las estadísticas con un desempleo bajo (como en España, que se alegran, casi lloran, cuando el desempleo cae un poco, pero claro, todo el empleo creado es precario y temporal, así no se mejora nada, son “miniparches”), y de paso, tener gente con muchos beneficios en grandes empresas (no importa que el grueso de sus trabajadores sólo estén contratados por 3 años, no tengan vacaciones, y cobren una porquería con la que no llegan a fin de mes), parece, pues, que el progreso sólo está en los grandes números, el resto es caca.

No todos en el gobierno dicen "amén" ante esta barbarie contra los derechos de los trabajadores, el Ministro de Vivienda está en contra.

Este jueves los de la CGTP van a salir a las calles para protestar contra esta posible reforma (y contra el actual primer Ministro), señores, tienen todo mi apoyo.