Partidos políticos en Perú: ¿un cambio a mejor?

Se está debatiendo una reforma de la Ley n.º 28094, de Organizaciones Políticas, promulgada el 31 de octubre de 2003, en la cual se cambiarían bastantes apartados con el fin de… no estoy del todo seguro del fin. Esto es, sé lo que pone el texto en debate, pero no sé si ese realmente es el objetivo (este proyecto –copia en PDF– está dentro de la batería de medidas propuestas por el gobierno para una profunda reforma política).

Uno de los temas que se están tratando es el del registro de los partidos políticos, los requisitos y demás que deben cumplir. El ejecutivo propuso que se eliminara la recogida de firmas (¿¡cuántos casos de fábricas de falsificación de firmas hemos tenido!?) y se pasaría a un requisito de afiliados. El gobierno proponía una cifra que a la comisión constitucional del Congreso le ha parecido pequeña, así que la han aumentado un poco para evitar, dicen, la proliferación de partidos (esto lo menciona tal cual un sujeto que viene de una formación que ha cambiado de nombre y bases tantas veces que uno pierde la cuenta, cuya figura principal, en realidad, fue elegido presidente por distintas formaciones políticas). Se mantienen requisitos como el tener oficinas, delegaciones y demás en medio país y, si seguimos así, hasta el extranjero y más allá.

Por un lado, la medida propuesta «rebaja» un requisito (elimina ese 4% de firmas de l último censo electoral, esto es, para inscribir un partido, se necesitan unas 733 mil firmas -por cierto, este requisito fue modificado en el 2016 para endurecerlo, antes era el 1%-), por otro, aumenta el número de «afiliados» que hay que tener de inicio. Y no, por más que un congresista crea que es lo mismo ser un adherente (echar una firmita) que un afiliado, está lejos de serlo; entre otras cosas, porque para firmar no se pide militancia ni exclusividad, para ser afiliado sí (aunque, claro, viendo cómo se lo montan en su formación y recaudan fondos imposibles en polladas bailables, pues entiendo que para él sea lo mismo cualquier cosa).

Antes el mínimo de afiliados tenía que ver, en la práctica, con el número de comités provinciales a constituir (66 comités, 50 personas por comité mínimo, 3300 afiliados de inicio), ahora pasa a ser un número relacionado con la participación de las últimas generales (propuesta del ejecutivo) o con el censo electoral vigente (propuesta del Congreso). El ejecutivo proponía el 0,075% de los votantes (unas 13758 personas) y el Congreso, por ahora, anda pensando en 0,1% del censo electoral (24374 personas); además, este es el suelo que deben tener los padrones de afiliados de las formaciones, si bajan de esa cantidad y no «subsanan», se cancela el partido. Para dificultar más las cosas, los partidos deben estar muy descentralizados, no pudiendo tener más de un tercio en el mismo departamento (nota: Lima es casi un tercio de todo el electorado peruano, representa el 33,10 %), una medida que parece positiva para fomentar la descentralización (ya se obliga por medio de los comités que deben existir en… bueno, casi todos lados), pero que, si lo piensas, significa que antes de admitir a un nuevo afiliado (sobre todo en Lima) hay que hacer números para ver si no se está pasando del límite legal y artificial.

En Perú tenemos el Registro de Organizaciones Políticas donde se inscribe el padrón de afiliados de las mismas (un engendro que debería ser inconstitucional), así que es fácil comprobar que de las 24 formaciones con inscripción vigente, solo 10 superan el 0,1% del censo electoral (datos del 2018); de hecho, en la parte baja de la tabla tenemos formaciones como Peruanos por el Cambio (7631, el partido del gobierno, no lo olvidemos) y Fuerza Popular (7433, la principal fuerza política del país) que deberían triplicar su afiliación para cumplir con la norma. Por otro lado, también podemos ver cómo tener muchos afiliados no garantiza siquiera que tu inscripción se mantenga (porque debes tener buenos resultados electorales, de nada le sirvió a Perú Posible tener más de 160 mil afiliados si ve cómo le cancelan).

Inscribir un partido, en gran medida, es el inicio de la vida del partido. ¿Cómo es que se dificulta tanto? No es posible que para una asociación con tres personas baste pero que para formar un partido político deba reunir decenas de miles. No es posible, tampoco, que se siga viendo a los partidos como meros actores electorales y se olvide su resto de facetas (pero este ya es otro tema… ¿o no?).

Las formaciones políticas en el Congreso están poniendo requisitos que ellos, cuando se constituyeron, tal vez no hubiesen podido cumplir. Eso siempre suena a poner obstáculos a la competencia.

También facilitan la cancelación, pero esto sí les afecta. Así que hablemos de las cancelaciones de inscripciones (de las que me he quejado varias veces, todo sea dicho). Lo primero, parece que la dificultan al poner un mínimo más bajo (así, en vez de 6 representantes se ponen 5), pero, nuevamente, en realidad es una norma que facilita la cancelación: antes con 6 ya valía, eso o tener al menos 5% (así, un partido con fuerza relativa en Lima, aunque colocara pocos congresistas, podía ver que superaba la barrera del 5% y salvar la inscripción), ahora son 5 (en más de una circunscripción, como antes) y el 5% de los votos válidos (si dijeran votos emitidos, por ejemplo, Acción Popular vería cancelada su inscripción). Ahora son requisitos los dos, si esto hubiese sido así en el 2011, el APRA hoy no sería un partido inscrito.

Pero no solo eso, también se cancelaría la inscripción si no se participa en los comicios al Congreso (porque, por lo visto, no se concibe un partido que no quiera participar en las elecciones), o en los regionales (actualmente habría que faltar a dos elecciones consecutivas), pero no solo en general, sino en 4/5 de todos los gobiernos regionales; también hay que participar en las elecciones locales (1/2 de las provincias y 1/3 del total de distritos); ya me dirán de dónde van a sacar los partidos tantos candidatos. De hecho, en Perú pasa algo curioso: las elecciones regionales y locales tienen actores absolutamente distintos a las generales.

Pero seguimos con los requisitos: ahora tienen que realizar una suerte de primarias abiertas para que 1,5% de las personas que votaron acudan a esas elecciones internas (esto supone unas 275144 personas movilizadas). Así que una organización que tiene una base ya bastante grande de militantes (24 mil de mínimo, por ahora) debe movilizar a más de 10 veces dicha base para mantenerse inscrito. Ya me dirán quién y cómo se puede pagar tamaño despliegue. También qué se siente ser afiliado de un partido «chico» y saber que tu voto dentro del partido (por el que te dejas horas de trabajo y una cuota) en el fondo será un décimo de importante frente a un mero simpatizante que se pasa a decidir el candidato.

En fin, si esta es la idea para fomentar la participación política, mal vamos.

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