Un gabinete que da pena

Tras la dimisión del presidente electo del Perú, Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra Cornejo, hasta el momento Primer Vicepresidente de la República del Perú, asumió la jefatura del Estado. El nuevo presidente tenía que conseguir un equilibrio difícil: que los detractores de PPK le dieran un tiempo y, además, que los favorables al ya expresidente no le dieran la espalda. Se hablaba bastante de un gabinete de conciliación nacional, de amplio espectro o lo que fuera; o tal vez mejor un perfil «técnico» y «bajo» (un ministro siempre es un político, querer ver un «perfil técnico» es obviar la ideología que sustenta la técnica). La verdad es que teniendo en cuenta lo veletas de los políticos peruanos y otras cuestiones, lo que se pedía era una sopa de segundas espadas o similar, no podemos olvidar que si hablamos de espectros políticos, ideológicamente PPK está increíblemente cerca del fujimorismo que lo tumbó.

Siga leyendo…

De representaciones de pactos y las promesas «novedosas»

¿Cuántas veces se puede prometer lo mismo? ¿Cuántas veces se puede presentar como «recién pactado» la misma medida? Los presupuestos están firmados, acordados, desde hace bastante: más o menos en septiembre se iba a anunciar el acuerdo sobre los mismos, lo adelantó Ciudadanos, lo confirmó Coalición Canarias y el gobierno no los presentó. ¿Por qué? Lo que pasaba en Cataluña, avisó el PNV, hacía que no pudieran aprobarlos. Así de sencillo. No por problemas económicos o porque no cuadraran las cuentas, no porque no se pusieran de acuerdo, sino por lo que estaba ocurriendo en una parte de España que quería dejar de ser España y la posible aplicación (y luego ejecución) de una suspensión de la autonomía (con otro nombre, pero por sus efectos la conocerás). Esa es una línea roja que el PNV no quiere cruzar. Lo ha dicho constantemente, cuando haya gobierno en Cataluña, ellos votarán los presupuestos del Estado.

Siga leyendo…