Una de esas buenas noticias (en principio): La ONPE se ha reunido con un buen número de dirigentes y representantes de partidos políticos para discutir sobre la más que necesaria reforma de la ley de partidos políticos. En el evento de análisis por los cinco años de vigencia la Ley Nª 28094, de Partidos Políticos, se hicieron tres mesas de trabajo en las que se recogieron las líneas sobre las que se debía trabajar la reforma de la citada ley.
Las mesas de trabajo giraron entorno a la constitución de los partidos políticos, democracia interna y la financiación y la supervisión de fondos de los partidos. Pueden leer el resumen de las conclusiones en la nota de prensa de la ONPE.
La reforma de la ley de partidos es más que necesaria, pero para mi gusto requiere un replanteamiento casi total, y no solo dicha ley, si no también la electoral. El fin declarado de la actual legislación es fortalecer el sistema de partidos para mejorar la participación institucional de los ciudadanos a través de las organizaciones llamadas a permitir la «formación y manifestación de la voluntad popular» (artículo 35º de la Constitución Política del Perú y el artículo 1º de la Ley de Partidos Políticos), así pues, la política se concibe por medio del juego partidista.
Esto, como digo, es lo declarado, en la práctica el sistema de partidos políticos hace exactamente lo contrario, la participación con escasos resultados en una contienda electoral penaliza fuertemente a los partidos y «borra» su inscripción (con la que adquieren la personalidad jurídica). Así pues, entre las causas de cancelación del asiento registral de los partidos Políticos (artículo 13º de la LPP) nos encontramos con que no alcanzar una crifra alta de votos (5% a nivel nacional o 6 escaños conseguidos en el Congreso) es el fin del partido. ¿Así es como se pretende crear partidos fuertes, eliminando a todos los que no sean popurrí o populares en una elección concreta? Hay que recordar que dicha previsión le costó la existencia a 23 formaciones políticas.
Constitución
Por otro lado, la constitución de los partidos es francamente difícil (tener las firmas de un uno porciento del electorado de los últimos comicios es demasiado para «comenzar», artículo 5ºb de la LPP), al margen de los matices en este aspecto que piden reformar los dirigentes políticos, el problema se inicia desde las excesivas dificultades constitucionales que devienen muchas veces en actos de falsificación. Los requisitos de «cantidad» de presencia obliga a su vez a los partidos con menos recursos a buscarse testaferros, todo ello ocasiona que en vez de favorecerse una política de partidos seria tengamos movimientos políticos viciados desde su formación, mucha frustración con los partidos actuales y la búsqueda constantes de fórmulas para «trampear» la ley y poder mantener la existencia del partido en una sociedad donde, además, están muy mal vistos en términos generales.
Un ejemplo de lo que digo, para pedir la inscripción de un partido (y por tanto, para que el partido pueda llevar ese nombre y ser una persona jurídica) se requiere presentar al menos las actas de constitución de comités en un tercio de las provincias del país más o menos bien distribuidas (en dos tercios de los departamentos), y en cada acta deben figurar al menos 50 personas como afiliadas (esto nos da un número inicial de, si no me equivoco, 3250 afiliados bien distribuidos por todo el país), con lo que la inversión inicial para comenzar la construcción del partido hace inviable pequeños movimientos o iniciativas que vayan creciendo poco a poco. ¿Cómo se puede convencer a 3249 personas en todo el país para poner en marcha un partido que aun no existe? Sería más fácil al revés, que se pueda registrar el partido y que para concurrir a unas elecciones generales se requiera un mínimo de presencia nacional, pero es más fácil convencer a ese número de personas para que se suman a un proyecto ya en marcha a ponerlo en marcha.
Tampoco me quiero extender mucho en este punto, en general los partidos actuales dan por bueno, por lo visto, el durísimo sistema de creación de partidos, para que valga de comparación, en España un partido político puede ser constituido válidamente con tres promotores, que deben cumplir unos requisitos básicos de identificación y de realizar en documento público la constitución, que es inscrita sin mayores trámites con los elementos comunes a toda asociación en un registro especial para Partidos Políticos, todo ello según la Ley Orgánica 6/2002, de 27 de junio, de Partidos Políticos y la Ley Orgánica de Asociaciones -que sirve de normativa supletoria-.
De la discusión realizada en el acto de la ONPE, para volver al comienzo y aun en el punto de la constitución de partidos, me llama fuertemente la atención el desprecio de los dirigentes de los partidos con respecto a su competencia electoral, las demás organizaciones políticas regionales y locales, en tanto que estas no rinden cuentas, se constituyen ad hoc para las elecciones ni tienen democracia interna. Cabría recordar que la relevancia constitucional de los partidos también lo tienen otros movimientos políticos, como las agrupaciones electorales, y que la mayoría de partidos NO tienen una democracia interna real (las elecciones a lista única son poco democráticas), no rinden cuentas a nadie y también se constituyen específicamente para participar en elecciones (y en un sistema donde a los partidos perdedores se les borra la inscripción, esta práctica se fomenta). En fin…
en mi opinion, todos se tienen que poner de acuerdo para que un tercero (institucion, comite, consultor, etc.) independiente / no politico traiga una propuesta armada para partir desde ahi con la discusion.
si no, logicamente, los politicos van a pensar en su interes de corto plazo, todos van a querer meter su cuchara, y lo que va a resultar (despues de discusiones muy largas e ineficientes) es un frankenstein.
saludos,
K
Salud
Estas cosas, bien hechas, suelen ser así, se encargan a un grupo de académicos para que redacten un borrador, y sobre él los agentes políticos trabajan, hay que tener en cuenta que por pura realidad, son los partidos los que saben qué necesitan y qué no, qué les falta y qué tienen que mejorar…
El problema es cuando se inventan trabas para la entrada de «competencia» o medidas para «eliminar» dicha competencia (y ahí tenemos una norma que cancela inscripción partidos si no alcanzan un alto número de votos nacionales). Que es disparar a los pies al sistema.
Así que nos toca estar atentos, y denunciar, desde nuestras pequeñas tribunas este tipo de «abusos normativos» que afectan negativamente el sistema.
Hasta luego y gracias por el certero comentario ;)